En época electoral salen a relucir las propuestas de las y los candidatos a la presidencia, así como los señalamientos de lo que hacen bien o hicieron mal, ahora tocó el turno de Xóchitl Gálvez, quien se lanzó contra las UBBJ, pero ¿qué tan congruentes son sus declaraciones?
Miércoles 3 de abril de 2024
El lunes 1ro de abril, la candidata a la presidencia de la república por parte de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, aseguró durante un acto de campaña electoral que las Universidades del Bienestar Benito Juárez (UBBJ) han sido un fraude, pues no lograron incorporar a más jóvenes a la educación universitaria, declaró que: “Estas Universidades del Bienestar han sido un fraude para los jóvenes, eran una buena intención, pero si no les das presupuesto, si no les das los suficientes elementos académicos, pues estas universidades no pudieron ser”.
En ese sentido, propuso que se deben impulsar las universidades ya existentes como la Universidad Veracruzana y fortalecer el Conahcyt, así como devolver las becas para estudiar en el extranjero, lo cual haría en caso de ganar la presidencia. Sin embargo, este es el punto en el que hay que preguntarse ¿Quién es Xóchitl Gálvez y cuál es su perspectiva para la educación universitaria?
El ataque a las universidades en los sexenios prianistas
Gálvez es una política, ingeniera y empresaria; entre las cosas que destacan de ella es su militancia en el Partido Acción Nacional (PAN), en donde ocupó diversos cargos como el de Comisionada Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas entre 2000 y 2006 durante la presidencia de Vicente Fox; fue jefa delegacional de la alcaldía Miguel Hidalgo en la CDMX entre 2015 y 2018; y senadora de la república del 1 de septiembre de 2018 hasta el 20 de noviembre de 2023.
Gálvez pertenece a un partido y a una coalición que históricamente impulsó la privatización de bienes nacionales, lo cual provocó elevados índices de carestía de la vida, saqueo de los recursos naturales, precarización laboral, violencia y corrupción, que se manifestaron e incluso se profundizaron a lo largo de los años, en sexenios como el de Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. Durante este periodo la clase trabajadora vio cómo disminuían sus salarios reales, mientras se beneficiaba a los más ricos del país, como Ricardo Salina Pliego, Carlos Slim o Germán Larrea, quienes se enriquecieron a costa del empobrecimiento y precarización del pueblo trabajador, dando lugar un acelerado crecimiento de la desigualdad social durante el periodo de los gobiernos neoliberales.
Esto impactó en la educación superior pública, con la privatización paulatina de la misma, en donde los gobiernos de Fox y Calderón crearon nuevas universidades públicas en su mayoría Tecnológicos, que no tiene por objetivo una educación universitaria integral ni formar un pensamiento crítico. De acuerdo a la SEP, para el ciclo escolar 2008-2009 estaban registradas dos mil cuatrocientos cuarenta universidades del sector privado, mientras que en el sector público había mil novecientos sesenta y ocho, es decir, se siguió favoreciendo la proliferación de universidades privadas sobre las públicas y con ello, el negocio de la educación.
Por otro lado, mantuvieron los mecanismos que cada año excluyen a miles de jóvenes -sobre todo a los que provienen de familias pobres y trabajadoras- del nivel medio superior, como es el examen del Comipems. Las administraciones y partidos de Fox, Calderón y Peña Nieto mantuvieron y profundizaron estos mecanismos de exclusión, por lo que apelar a la mejora de las universidades públicas por parte del PRI y PAN y Gálvez, cuando ellos mismos las atacaron, es un intento por apropiarse de las demandas más sentidas en torno a la universidad, desde un discurso demagógico y oportunista.
¿Y qué pasa en las UBBJ?
Ahora, más allá de la demagogia de los viejos partidos neoliberales para ganar votos, lo cierto es que las UBBJ no son lo que nos prometieron, aunque son uno de los programas sociales más importantes del Morena y del presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), están sustentadas en la precarización laboral y de la vida en sus comunidades, tanto del estudiantado, así como profesores y trabajadores, y se caracterizan por su baja cobertura, pues a lo mucho logran cubrir al 1% de la población que deseaba estudiar. Con esto podemos ver, que los esquemas de precarización de la universidad pública que se sostenían en los gobiernos neoliberales, y que van en contra del derecho a la educación superior para el pueblo y juventud trabajadora, se mantienen, aunque con discursos diferentes, en los gobiernos de Morena.
Incluso hoy, la candidata del Morena, Claudia Sheinbaum ha prometido extender el modelo de la Universidad Rosario Castellanos (URC) a todo el país, que es su versión propia de las UBBJ, que también están sustentadas en la precarización laboral y en la baja cobertura a los jóvenes, y donde también las y los docentes denuncian despidos como represión política hacia quienes exigen el pago de sus salarios.
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¡Luchemos por una universidad al servicio de las grandes mayorías!
Estos hechos y declaraciones demuestran que el problema educativo tiene su origen en las políticas implementadas por los partidos del régimen, ya sean del PRI-PAN o del Morena, pues sus propuestas responden más a los tiempos electorales, que a las necesidades reales de estudiantes, profesores y trabajadores universitarios.
Las y los docentes universitarios de la agrupación Nuestra Clase, consideramos que solo con la movilización independiente y unitaria en las calles, podremos lograr mayor presupuesto para la educación superior y la educación en general, confiando en nuestras propias fuerzas.
Consideramos importante dialogar en las universidades públicas, sobre la instauración de mecanismos democráticos para decidir como se usará el presupuesto, cómo se harán los planes de estudio, las prioridades de investigación, por medio de asambleas para decidir sobre el proyecto educativo del país.
Con respecto a las universidades ya existentes y las instituciones de nueva creación, consideramos que no pueden resolver el problema de la exclusión al nivel superior, si sus propios integrantes están excluidos de los derechos. En ese sentido, es importante que los recursos económicos se inviertan en educación pública de todos los niveles, y no en engrosar las filas de las Fuerzas Armadas como la Guardia Nacional, por el contrario es importante la desaparición de estos cuerpos represivos para dar paso a la mejora de la educación.