En un intento de remontar su caída de popularidad y recuperar a su base derechista, Trump ha prometido continuar con la construcción del muro que tanto añora.
Lunes 13 de julio de 2020
Joe Biden le lleva en algunas encuestas hasta 10 puntos de ventaja de cara a las elecciones de noviembre, distancia que no ha logrado reducir aún los anuncios de una supuesta “reactivación económica” y que con el criminal manejo de la pandemia en Estados Unidos (que al día de hoy lleva 137 mil muertos y 3 millones 370 mil contagiados) está lejos de cerrarse.
Además, Estados Unidos vive momentos de convulsión política muy importantes, luego de las gigantescas manifestaciones en contra del racismo y la brutalidad policial (que se han llegado a catalogar como las más grandes en la historia de este país), se desató una oleada de huelgas en distintos sectores de trabajadores a lo largo y ancho del país.
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En ese panorama, Trump intentó presentar como un gran triunfo la entrada en vigor del T-MEC y utilizar el encuentro con el presidente mexicano López Obrador, para aparecer “amigable” de cara a la comunidad latina, no obstante, el odio que genera sobre la mayoría de esta minoría en su país, luego de una gestión racista y que ha fortalecido a los grupos de supremacistas blancos, le impide generar mucha expectativa en los millones de votantes latinos.
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Así, Trump regresó recientemente a hablar del muro entre Estados Unidos y México, como un objetivo a realizar poniendo por delante el “logro” que ha significado la construcción de una parte el mismo:
“Ahora hemos construido 240 millas (386.2 kilómetros) de nuevo muro fronterizo en nuestra frontera sur. Tendremos más de 450 millas (724 kilómetros) construidas para fin de año. Se han establecido algunos de los mejores números fronterizos. Los demócratas radicales de izquierda quieren que haya fronteras abiertas para cualquier persona, incluidos muchos criminales.”
Este twit lo realiza apenas unos días después de haber tenido la reunión con Obrador y empresarios nacionales y estadounidenses, un intento desesperado por recuperar a la base que lo voto con la promesa del muro y de “volver a América grande otra vez”.
Lejos de lograr su frase que añora los tiempos donde Estados Unidos era un país hegemónico y con poder de hacer y deshacer en todo el mundo, la llegada de Trump ha agudizado los problemas que ya venía arrastrando este país, como el racismo y la desigualdad.
Sin duda el intento de regresar a una retórica nacionalista y xenófoba puede volver a darle expectativas a su base reaccionaria, aunque por ahora pareciera no estarle dando resultado.
Ante este discurso racista del presidente estadounidense resulta fundamental levantar una política antiimperialista que denuncie la represión contra los migrantes y la política xenófoba del empresario Donald Trump, algo que López Obrador ya ha dejado claro que no va a hacer.
Los cientos de miles de trabajadores y jóvenes, en primer lugar los afroamericanos, que en Estados Unidos han salido a reclamar contra el racismo institucional, la población afroamericana que sufre las consecuencias de la pandemia, los trabajadores nativos que producen las enormes riquezas que se apropia los multimillonarios en este país, estos son los aliados naturales de los migrantes y la comunidad latina, unidos pueden derrotar el racismo de Trump y construir otro tipo de sociedad.
