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Red Internacional
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CORONAVIRUS Y GESTIÓN OBRERA. ¿Y si los trabajadores ponemos Pikolin a hacer colchones para hospitales?

En plena crisis del coronavirus faltan camas para el número de contagios graves que no dejan de aumentar ante la saturación de la sanidad. ¿Y si la clase trabajadora en lugar de pagar esta crisis, tratase de poner bajo su controlar la economía para atajarla?

Jueves 19 de marzo de 2020

Pikolin registró unas ventas de 118.786.632 € y unos activos de 204.067.059 € en 2018, con casi 800 trabajadores en su planta de Zaragoza. Señalamos esta marca, ya que es la primera en el ranking de fabricantes españolas de colchones, pero Flex presentó unas ventas de 89.984.000 € y otras ocho empresas facturaron entre 48 y 13 millones de euros en ventas anuales. En total suman varios miles de trabajadores en todo el estado.

Ahora que la crisis del coronavirus va a enviar, previsiblemente, a un número muy superior de personas a los hospitales de las que pueden tratar, la necesidad de colchones y medicalización de nuevos espacios es acuciante. La redirección de la producción de colchones hacia la solución de esta situación y la aplicación de condiciones seguras para la plantilla es posible, pero no parece que lo esté llevando a cabo la patronal.

Tal y como nos explican desde CGT Sanidad, “actualmente en algunos servicios hay falta de material, sobre todo mascarillas y el personal se las guarda en el bolsillo para reutilizarlas. En la planta de personas infectadas se están reutilizando batas para entrar en las habitaciones, tanto de infectados, como de posibles favoreciendo la contaminación cruzada. Los respiradores faltarán, porque no están llegando los pedidos y además el número de infectados se está viendo que está siendo superior a los esperados.”

Para atajar esta situación, es necesario que la producción se ponga al servicio de esta urgente necesidad social, y sea organizada en todos sus aspectos -medidas de higiene, turnos, jornadas, quienes deben quedarse en casa por especial riesgo...- por los mismos trabajadores de forma democrática.

En la misma línea, es urgente la expropiación de la sanidad privada bajo gestión pública y control de trabajadores y especialistas y todas las instalaciones necesarias para recibir a los eventuales infectados que necesiten internación: confiscando todas las salas que falten (hoteles, etc.) y proveyendo respiradores (mediante producción de emergencia, importación, etc.

Al mismo tiempo, el cierre de negocios y empresas, los ERTEs masivos, los despidos y la situación de muchos trabajadores y trabajadoras precarias que se quedan sin poder cobrar su salario íntegro, ya está planteando una crisis social de enorme magnitud, que los capitalistas están descargando sobre la clase trabajadora y el pueblo pobre. Una situación que amenaza ya con prolongarse mucho más allá de lo que dure la crisis sanitaria, con un panorama recesivo a nivel mundial.

Por un parte, algunos empresarios van a reorientar parcialmente su producción hacia productos que les van a ser comprados masivamente, haciendo negocio seguro. Sin embargo, mientras venden ésto como un gesto demagógico, enviarán a la casi totalidad de su plantilla al paro, un gasto que deberá asumir el Estado, con dinero público que podría ser empleado en Sanidad.

Para que poder combatir la crisis sanitaria sin que caiga sobre los puestos de trabajo y salarios de los trabajadores, es necesario que no haya ningún despido, ningún ERTE, como el que se ha aplicado en Pikolin, que toda la industria sea intervenida por el Estado y puesta a producir los insumos necesarios para la crisis sanitaria, bajo el control de sus trabajadoras y trabajadores.

Este control obrero de estas empresas es el único medio para garantizar una reducción de las jornadas laborales, condiciones de seguridad sanitaria, licencias retribuidas para quienes tengan que cuidar personas enfermas o a sus hijos durante la cuarentena, así como organizar la actividad laboral al servicio de las necesidades sociales.

Frente un “Estado de alarma” basado en el respeto de los beneficios empresariales y el refuerzo represivo del Estado, totalmente incapaz de dar una salida a la actual crisis en favor de la clase trabajadora y los sectores populares, luchemos por un plan de emergencia que toque las ganancias capitalistas y ponga a la clase obrera en el centro de la solución.


Jorge Remacha

Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.