El director del sanatorio lo confirmó el domingo: 15 médicos, 16 enfermeros y tres camilleros. Nos cuenta una trabajadora del sanatorio la sobreexplotación laboral que facilita el contagio entre los trabajadores. La situación crítica de los que están en primera línea enfrentado la pandemia, que en Argentina alcanza los índices más altos de contagios.
Lunes 1ro de junio de 2020 16:05
El día domingo el director del Sanatorio Güemes, Alfredo Vidal, confirmó que 36 trabajadores/as de la salud del sanatorio dieron positivo al Covid-19 desde comienzos de la pandemia, mientras que 47 se encuentran en observación.
También confirmó que hay 118 pacientes registrados con coronavirus, de los cuales 7 tienen estado de gravedad, es decir, que se encuentran en terapia intensiva y con respirador. En total, hay 61 personas siendo analizadas.
Según declaró Vidal, no tiene registro de que ninguno de ellos se infectó mientras atendía pacientes dentro de ese centro de salud: "No nos consta que haya sido de esa manera".
Una trabajadora del sanatorio comentó a este diario que falta información sobre la situación que están viviendo los trabajadores dentro de la institución. Denunció que el problema más grave es la cantidad de empleos que tienen, para poder llegar a fin de mes, y que eso los hace rotar de un lugar a otro, exponiéndose muchísimo a contagiarse.
“Hay 3 pisos llenos de pacientes con COVID, como 40 trabajadores infectados entre enfermeras y médicos, a los que están hisopando. Contamos con elementos de protección, el problema es el pluriempleo del personal de salud, la falta de descanso y el poco espacio que tiene los que trabajan en oficinas, lo cual favorece el contacto estrecho”.
La sobreexplotación laboral a la que están sometidas/os las y los trabajadores de la salud, es brutal. Trabajan muchas horas seguidas, en distintos lugares, cansados, y se les paga muy poco. A esto se suma que no hay quienes los reemplacen, entonces su extenuación es mayor.
“La gente no para nunca de trabajar, va de un lado a otro, sin descanso, aumentando el riesgo de contagio. Hay falta de equipos de contingencia, que son para reemplazar a los que vienen trabajando con COVID-19 positivo, hay enfermeras que trabajan en un hospital público y uno privado con COVID-19. Así es muy difícil zafar del contagio. Todo el día o todos los días expuestos al virus”.
A esto se suma las denuncias en varios hospitales, centros de salud, sanatorios, públicos y privados, que vienen haciendo las y los trabajadores de la salud desde el comienzo de la pandemia, sobre la falta de elementos de protección: barbijos especiales, uniformes, etc.
Argentina es de uno de los países con mayores índices de contagio de Covid-19 entre sus trabajadores de la salud (en abril alcanzaba casi el 14% del total de infectados). En la Ciudad de Buenos Aires, el ministro de salud porteño, Fernán Quiros, confirmó que son 635 profesionales de la salud infectados, que representan el 7,7% del total de contagiados en la Ciudad.
La semana pasada, el jefe de enfermería del Hospital Fernández se encontraba en terapia intensiva,en estado de gravedad, mientras que en dicho hospital los trabajadores contaban con 60 contagiados, entre enfermeros y médicos. Una médica decía: "La situación es crítica, estamos cayendo todos de a poco ¿Quién va a atender a la comunidad si todos nosotros estamos enfermos?"
La trabajadora del Sanatorio Güemes finalizó con una terrible realidad, a la que el gobierno debe dar respuesta urgente: “Si nos testean al personal de salud, no queda nadie trabajando”.
Por eso es urgente que se garantice ya un testeo masivo a todos los y las trabajadores de la salud, para identificar y aislar a los contagiados, a la vez que organizar equipos de profesionales, de “contingencia”, que puedan reemplazar y repartirse las horas de trabajo, y no estén los mismos trabajando tantas horas seguidas y en distintos lugares, por los bajos salarios. A la vez, son fundamentales todos los elementos de protección personal que no pueden faltar en ningún hospital ni sanatorio, y los trabajadores deben organizarse en Comisiones de Seguridad e Higiene, para controlar que se cumplan sus derechos.