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Red Internacional
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“Yo no atiendo pacos”: médico venezolano en Chile que se rehusó a atender policías es hostigado por el régimen

Rubén Ibarra, médico inmigrante en el hospital de Melipilla se negó a atender a dos carabineras con síntomas de Covid-19 por razones protocolares. Al hecho le acompañó una denuncia en el Ministerio Público, manipulación mediática, amenazas, xenofobia y hostigamiento en redes por parte de la derecha. El hecho despertó amplias muestras de apoyo popular y solidaridad, a través de la etiqueta #YoNoAtiendoPacos.

Domingo 28 de junio de 2020

El jueves 18 de julio, el jefe de urgencias del hospital de Melipilla, se negó a atender dos funcionarias de Carabineros de Chile por razones protocolares. Las agentes fueron redirigidas al hospital institucional de Carabineros (Hoscar) donde fueron atendidas en 20 minutos.

De inmediato, Gonzalo Blumel, Ministro de Interior chileno, salió a “denunciar” el hecho, como un “acto de discriminación inaceptable” y “traición al juramento médico”. Diputados del partido pinochetista UDI se sumaron al coro del gobierno con aún más virulencia, señalando el origen extranjero del médico como “agravante” y pidiendo su judicialización y “destitución”.

Como perros falderos, hordas fascistizadas de inmigrantes venezolanos se sumaron al ataque contra su propio connacional, tildándole de “chavista” y regando sus datos personales por redes sociales, tales como nombre completo, perfiles, cédula e incluso modelo y placa del vehículo. Un vil linchamiento virtual.

La persecución del gobierno de Piñera y la derecha pinochetista contra el trabajador de la salud despertó la indignación y el repudio de miles de chilenos, que con la etiqueta #YoNoAtiendoPacos demostraron su solidaridad con Rubén Ibarra y su rechazo al actuar represivo de la policía.

La negativa del galeno no se debió, como inventó la derecha, a un “acto discriminatorio” contra la institución policial, sino al protocolo mismo para atender los casos, ya que los funcionarios de Carabineros deben atenderse en hospitales institucionales específicos y las funcionarias exigían ser atendidas de forma arbitraria en el hospital regular. La versión de la prensa y el gobierno de Piñera fue desmentida por el Colegio de Médicos de Melipilla y el propio Rubén Ibarra.


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Todo indica que se trata de la búsqueda xenófoba de chivos expiatorios para hacerles pagar la desastrosa crisis por Covid-19 en Chile, que ya alcanza el tercer puesto en América Latina, con 231.000 contagios y 4.000 muertes, consecuencia de las políticas hechas a medida de las ganancias empresariales.

Es también un intento de dividir y atacar a los trabajadores de la salud, quienes han venido realizando importantes acciones de protesta.

La inmigración venezolana fue el centro de una gran campaña demagógica internacional, donde gobiernos latinoamericanos y su prensa ofrecían un “trato especial” y facilidades a los mismos por sus intereses económicos y políticos. Ahora son desechados y convertidos en el blanco de todo tipo de ataques xenofóbicos, como las acusaciones delirantes de “estar detrás” de los estallidos sociales como los que sacudieron Ecuador, Colombia, Chile y ahora EE.UU.

El mismo día en que Rubén Ibarra era perseguido, falleció en Chile el primer médico extranjero víctima del Covid-19: también venezolano, quienes trabajan en condiciones desiguales y de mayor explotación frente a sus pares chilenos.

Este intento ridículo de persecución desnuda lo decadente del régimen chileno: hostigan a un jefe de servicio médico por una demora protocolar de 20 minutos a efectivos policiales, pero en el estallido social de octubre del año pasado, uno de los más importantes reclamos populares eran las largas esperas de los chilenos para atenderse en los centros de salud. ¿Quién persigue, sanciona y judicializa a los responsables de la pésima atención de salud en Chile? ¿Quién castiga a Carabineros por su práctica de mutilación sistemática de manifestantes?

Es necesaria la mayor solidaridad internacional contra la persecución a los trabajadores. La institución policial es detestada por la juventud a lo largo y ancho de América, pues su accionar represivo contra el pueblo es común a todas las naciones; y lo es aún más en Venezuela. La juventud venezolana, dentro y fuera del país, debe desplegar su solidaridad con la rebelión chilena y las luchas obreras y populares que se desarrollan en Venezuela y el resto de América Latina, si desea ver realizadas sus genuinas aspiraciones democráticas y antirrepresivas.

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