Pese a que señalan a San Lorenzo, un video rescata que la primera hinchada que protestó contra el presidente fue en verdad la de Defensores de Belgrano. Su historia signada por la vibración política, la militancia por los derechos humanos y el espíritu de clase entre sus propios futbolistas.
Hacía frío aquella tarde en Rafaela. Faltaban dos días para el 25 de mayo y menos de una hora para el inicio de un exótico partido entre Talleres, de la Primera, y Defensores, de la B Metropolitana. Uno de Córdoba, el otro fundado en Belgrano, ambos tuvieron que ir hasta el corazón lácteo de Santa Fe para dirimir quién avanzaba en la Copa Argentina 2017.
La crónica recuerda que en aquel partido Talleres hizo prevalecer sus diferencias y, a pesar del escueto 1-0 final, ganó sin sobresaltos. Sin embargo hubo un episodio en esa previa, en el momento donde las tribunas están apenas habitadas por los ansiosos que entraron antes que la mayoría (sobre el silbato), y donde aún no están las cámaras registrando todo lo que sucede. Un episodio que entonces pasó inadvertido: nadie sospechó el carácter fundacional que aquella improvisada de cancha.
“Faltaba para el partido y las tribunas estaban semivacías”, recuerda Cristian Pasquale, presente aquella tarde. “Era una situación extraña porque estábamos conviviendo con hinchas del otro equipo, algo que en el fútbol argentino está prohibido desde hace años”, dice Cristian, quien es nieto de Juan Pasquale (patriarca de Defe: el estadio lleva su nombre) y relata los partidos del Dragón para la transmisión oficial. Aunque ese día, claro, había ido sobre todo como hincha: “De repente se empieza a producir el famoso cruce de cantitos de cada previa–recuerda Cristian-, aunque había poca gente, hasta se escuchaban los gritos. Entoncesa alguien del lado de Defe se le ocurrió entonar ese cantito que después quedó inmortalizado, aunque en el momento la reacción fue casi de risa: era algo gracioso y original”.
Durante ese partido los hinchas de Talleres (uno de los equipos más populares del fútbol argentino) coparon la parada y ganaron el monopolio de la tribuna con su abrumadora mayoría. Sin embargo los hinchas de Defe aprovecharon esa previa en la que las proporciones no eran de la Primera a la B Metropolitana y se hicieron oír con ironía y repentismo:
“¡Votaste a Macri, la puta que te parió!”
Aquel 23 de mayo de 2017 Mauricio Macri llevaba un año y medio de gobierno. La misión de su gestión ya estaba a la vista y el recuerdo hecho canción caló hondo en la memoria de más de un cordobés presente: el 71 por ciento de aquella provincia había votado por el actual presidente, caudal decisivo para inclinar en su favor el estrecho poroteo final del Balotaje.
Pero más allá del efecto ocasionado ante un puñado de hinchas cordobeses dispersos en las tribunas de Rafaela, el video casero que el propio Cristian Pasquale grabó esa tarde adquirió, con el tiempo, un carácter testimonial: fue la primera vez que un grupo de hinchas cantó contra Macri en situación de partido, y precisamente con la misma melodía que ahora se extendió a cantidades de canchas.
Lo que hoy se volvió el hit de la temporada verano/otoño es apenas una pequeña variación de lo que esos hinchas de Defensores de Belgrano habían improvisado en mayo del año pasado sobre la canción “Es tiempo de alegrarnos”, de un tal Sheriko. El autor la había compuesto en 1973, a raíz de la vuelta de Perón, y hoy se lamenta por esta inesperada derivación en la que su obra moviliza bronca y descontento: “Es muy triste, porque mi canción original dice ‘veo a mi pueblo que otra vez vuelve a reír’”, le dijo a Perfil.
“El metal tiene su historia, y la madera también”, cantaba Hermética, probablemente sin conocer la que de por sí tiene la cancha de Defe. Es que en sus tablones siempre vibraron diversas sensibilidades sociales y políticas. Por eso tiene cierto sentido que la acción fundacional del #MMLPQTP se haya incubado en ese núcleo.
La de Defensores de Belgrano es, hasta ahora, la única tribuna que tributa en su hormigón a la memoria de un desaparecido de la última Dictadura Militar
Algunos recuerdan que ahí entonaron en plena Dictadura la Marcha Peronista en solidaridad con los hinchas de Chicago detenidos por cantarla durante un partido ante Defe en Mataderos en 1981. Aquella vez cincuenta personas fueron llevadas al trote por policías a caballo hasta una comisaría. Juan de Dios Velaztiqui, el jefe de aquel operativo, hoy está preso, aunque no por esa canallada, sino por haber asesinado a tres chicos en un estación de servicio de Floresta veinte años después. La entonación de la Marcha de parte de Defensores fue motivada por un sentimiento de empatía hacia un club que el folclore suele ubicar como “enemigo”, dolosa caracterización que abunda sobre todo en el fútbol de ascenso, llenándolo de infames enconos.
Ese episodio sucedió la tribuna local de Defensores, conocida históricamente como “la techada” hasta que en 2001 el club decidió rebautizarla. Le pusieron “Marquitos ‘Pato’ Zucker” -en homenaje al hijo del recordado humorista Marcos Zucker- desaparecido desde febrero de 1980. Las ironías del destino habían arrimado a Defe a otro hijo que tuvo que ver con la época: Roberto Viola, heredero mayor de quien sería presidente de facto en 1981, jugó en las inferiores entre 1975 y 1976.
El Pato Zucker, hincha de Defensores, integraba Montoneros y en 1976 se había ido del país después de estar detenido un mes y medio. Primero fue a Brasil, luego a España. Tras idas y vueltas, regresó a Argentina varias veces. Pero en la última lo capturó un Grupo de Tareas y, según se cree, estuvo secuestrado en Campo de Mayo, donde lo habrían fusilado. Aunque su cuerpo nunca fue encontrado, condenaron por su muerte y otras cuatro el genocida Cristino Nicolaides, comandante del Tercer Cuerpo del Ejército, semillero también de Jorge Rafael Videla. Nicolaides, que se jactaba de haber “interrogado” él mismo a Zucker, murió en 2011, con prisión domiciliaria y antes del juicio donde se le imputaba la apropiación de 33 hijos de desaparecidos.
Con todo, la de Defensores de Belgrano es, hasta ahora, la única tribuna que tributa en su hormigón a la memoria de un desaparecido de la última Dictadura Militar. Es, curiosamente, la cancha que más cerca se encuentra de un centro clandestino de detención: al otro lado de Comodoro Rivadavia, donde se encuentran los accesos principales al estadio Juan Pasquale, comienza la ESMA, extendida de ahí en más por el último tramo porteño de Avenida Del Libertador hacia Puente Saavedra.
Será por eso que, pocos días después del fallo de la Corte Suprema en favor del 2x1, Defensores aprovechó la transmisión de TyC Sports y salió a la cancha (su cancha) a jugar contra Riestra blandiendo una bandera. Esa noche sucedió en mayo, al igual que cuando se fundó el club (en 1906), fue rebautizada la tribuna local (en 2001, con el agregado de un mural el mismo mes pero de 2011) y se produjo aquel partido ante Talleres de Córdoba, de hecho tres semanas después de la acción en cuestión.
“El único lugar para un genocida es la cárcel común. Defe no olvida”, decía la bandera, escrita en aerosol sobre una tela blanca con la urgencia de los mensajes que imperan. El gesto, sencillo pero enorme, despertó una instantánea adhesión y equipos de absolutamente todas las categorías se plegaron a la iniciativa.
“Creímos que estuvo bueno tomar una posición para que eso no pasara desapercibido”, sostuvo Luciano Goux, capitán de Defensores de Belgrano. “Si bien nosotros no podemos cambiar ni modificar nada, tampoco está bueno ser cómplice. Creemos en lo que dice la bandera que mostramos”. Meses más tarde, en septiembre, los jugadores de Defensores acordaron con los de Acassuso salir juntos antes de un partido compartiendo una bandera que se preguntaba: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”
Ambas banderas generaron consecuencia hacia fuera, pero también hacia adentro, ya que al mismo tiempo fueron germen de la recientemente estrenada Subcomisión de Derechos Humanos del club. En simultáneo, Defensores integra la flamante Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino junto a Ferro, Banfield, Lanús, Racing, Argentinos Juniors, San Lorenzo y Rosario Central. “El sueño que nos trajo hasta acá es armar un equipo que juegue de memoria, con la verdad en los pies y la justicia en el corazón”, es el lema de la agrupación.
Luciano Goux tiene 38 años y los últimos cinco los lleva como capitán de Defensores. Llegó junto a otros avanzados treinteañeros cuando Defe estaba yéndose a la C, y desde entonces instrumentó con varios de ellos un mecanismo que aprendió en su paso por el Everton de Chile. Se trata de una especie de mutual a la que aportan los que más salario ganan para el beneficio de los que menos.
La idea terminó de tomar impulso cuando Goux y otros experimentados del vestuario (como el surgido en Boca Nahuel Fioretto, el ex Huracán Juan Sosa o el inoxidable arquero Albano Anconetani) detectaron que muchos de sus compañeros más chicos llegaban a entrenar sin desayunar, ya sea por la distancia desde sus casas o porque no tenían dinero. Empezaron comprando una cafetera, saquitos de té y mermelada. Después alcanzó también para una tele y sonido, a los efectos de ver de mejor manera videos de los rivales. Y en un momento llegó hasta a dar incluso para un hidromasaje, fundamental para relajar después de cada partido como local.
Varios experimentados del vestuario detectaron que muchos de sus compañeros más chicos llegaban a entrenar sin desayunar y se organizaron para ayudarlos
Hermano menor del ex Gimnasia y Colón Marcelo Goux, Luciano tiene tatuado en uno de sus brazos el rostro del Che Guevara. A pesar de que en Defensores estaba al día, puso la cara y pecheó el paro de profesionales que hizo peligrar el fútbol argentino hace ya un año. Fue en solidaridad con las decenas de jugadores –incluso de equipos poderosos- que llevaban meses sin cobrar sus sueldos. Lector y curioso, Luciano Goux conoce en profundidad el pensamiento guevarista y resalta siempre el concepto del “hombre nuevo”: la idea de alguien naturalmente abnegado y solidario. “El fútbol es tan competitivo que tiende a volverte egoísta”, sostiene. “Pero no pierdo las esperanzas: a todos les llega el momento de la revolución”.