En lo que va del año murieron más de 15 personas trans en Argentina, asesinadas o a causa de enfermedades previsibles que empeoran por la falta de tratamiento adecuado. Este colectivo tiene un promedio de vida de 35 años. Las estadísticas son estimativas debido a que no hay datos oficiales. Por ejemplo, muchas personas trans que mueren son enterradas como NN porque sus familias las expulsaron desde muy chicas y no se hacen cargo ni de sus cuerpos.
Si bien la comunidad LGBTI conquistó a lo largo de los años leyes fundamentales como la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género, la realidad material de las personas disidentes está mucho más atrasada.
La igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida
Cerca del 90% de las personas trans no están en el mercado formal, y el 95% se encuentra en situaciones de prostitución de extrema marginalidad. Por eso, una de las mayores luchas de este colectivo es el cupo laboral trans.
En la ciudad de Mar del Plata el 17 de septiembre de 2015, las organizaciones consiguieron la sanción de la Ley 14.783 de Cupo Laboral Trans, que establece para la Provincia de Buenos Aires “la obligatoriedad de ocupar en una proporción no inferior al 1% de su personal a personas travestis, transexuales y transgénero”. Fue la primera vez en el mundo que se logró una reivindicación de este tipo.
En la provincia de Santa Fe, gobernada hace más de 10 años por el Partido Socialista, sólo dos ciudades tienen sancionado el cupo laboral trans: Rosario y Venado Tuerto. El municipio de Rosario debe contratar 5 personas por año, en el 2017 se presentaron 62 postulantes.
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En este sentido, los legisladores provinciales del PTS/ Frente de Izquierda Raúl Godoy en Neuquén y Laura Vilches en Córdoba junto a diversas activistas trans presentaron un proyecto de cupo laboral en sus respectivas provincias. En Neuquén, la activista trans Amira Luana decía a propósito del proyecto: “La única posibilidad de reparar tanto daño, es que se apruebe y que sea efectivo el cupo laboral trans en los espacio públicos y que luego se aplique en los privados”.
Más allá de los avances democráticos puntuales conseguidos gracias a la lucha del colectivo, aún quedan muchos que conquistar. El día 12 de marzo comenzó el juicio por el homicidio de la dirigente travesti Diana Sacayán. Uno de los reclamos de las diferentes organizaciones, amigos y familiares que se movilizaron por el pedido de justicia por la activista fue que se utilice la figura de “travesticidio”, lo que sentaría un precedente en la justicia de la Ciudad de Buenos Aires ya que sólo dos veces fue utilizada esta figura en todo el país: uno fue el de Natalia Sandoval en Mendoza, y otro por el crimen de Vanesa Zabala en Santa Fe.
Con Mauricio Macri, como Jefe de gobierno Nacional que en 2007 decía que la homosexualidad es un desvío y que los hombres nacieron para estar con mujeres; con el pre candidato salteño por el PRO Juan collado en 2014 "confundía" el colectivo LGBT con el transporte urbano; con un protocolo puesto por Patricia Bullrich de detención a personas disidentes.
Con Piter Robledo como Sub Secretario de la juventud, que representa los intereses de los mismos poderosos que dejan en condiciones de marginalidad a la comunidad LGBTI; con una Secretaría de DDHH que propone “visibilizar” la heterosexualidad burlándose así de las peleas que da la comunidad LGBTI; y con el gobierno en su conjunto que no apoya la ley del cupo laboral trans para que puedan tener una vida que merece ser vivida, tenemos que ser miles que nos organicemos de forma independiente del Estado que lo único que tiene es para ofrecernos son miserias.
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A ganar las calles
El 8M se escuchó bien fuerte en el mundo entero la consigna "separación de la iglesia del Estado" y "el Estado es responsable" gracias a la encarnecida lucha que llevamos desde el movimiento de mujeres y de todas las personas y espacios que se sumaron a dar su apoyo en la movilización. En Argentina, la demanda por el aborto legal, seguro y gratuito para todos los cuerpos gestantes y la implementación de la Ley Nacional de Educación Sexual Integral es la máxima expresión de ese reclamo.
Usemos ese ejemplo para que haya una organización de disidencias sexuales, independiente del Estado y que confluya con todos los sectores explotados y oprimidos para demostrarle al gobierno que estamos de pie, en lucha. |