Las bancadas del Senado de la República, de forma unánime, rechazaron el anuncio del gobierno de Estados Unidos de militarizar la frontera con México. A través de una pronunciamiento enviado al secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, el Senado solicitó al gobierno federal que suspendiera la relación bilateral con Estados Unidos en materia de migración y de lucha contra la delincuencia organizada.
Esta es la segunda vez que el Senado realiza un pronunciamiento sobre la relación de México con Estados Unidos. El carácter de esta moción es, sin embargo, no vinculante, es decir, su cumplimiento no es obligatorio.
En lo que bien parece un acto demagógico de "dignidad nacional", Ernesto Cordero, presidente de la Mesa Directiva del Senado, leyó el documento en donde se le exige a Trump "respeto" y que la Casa Blanca se conduzca "con civilidad que el pueblo de México merece".
Además del rechazo "categórico" a la intención de militarizar la frontera con México, el pronunciamiento del Senado resaltó la petición de suspender la colaboración bilateral con Estados Unidos e incluyó un llamado al Congreso estadounidense para instar al presidente Trump a "encauzar las relaciones con México sobre las bases del respeto y colaboración mutua".
Tras publicarse la posición del Senado, la cancillería mexicana emitió un comunicado en donde aseguraba que el gobierno de México, en todas sus comunicaciones, ha advertido al gobierno de Estados Unidos que la militarización de la frontera "dañaría gravemente la relación bilateral".
Estos pronunciamientos desgarrados, sin embargo, no le han merecido al Senado la situación cotidiana de los miles de migrantes mexicanos o la situación de precariedad en la que millones de trabajadores del país sobreviven día con día.
Con un sueldo anual base de hasta 2 millones 57 mil 328 pesos, a los senadores poco les preocupa el descontento popular contra las Fuerzas Armadas, involucradas en innumerables crímenes y así, fue el Senado una de las instancias que avaló la Ley de Seguridad Interior y con ello, la militarización del país, financiada con los fondos de la Iniciativa Mérida, firmada por Felipe Calderón y George Bush en 2007. |