La actividad principal del jefe de diputados del FpV/PJ fue una charla titulada “Hacia la unidad política para derrotar al macrismo”, realizada en la sede del gremio de los docentes universitarios. En la misma estuvo acompañado por los diputados nacionales del FpV Pablo Carro y Gabriela Estévez y por el legislador provincial Martín Fresneda.
La charla estuvo centrada en describir detalladamente los “años espantosos” que está viviendo el país bajo la presidencia de Mauricio Macri; desde las cuentas offshore de los funcionarios hasta el robo que significó la contrarreforma previsional. Se criticó a la Justicia y a las fuerzas represivas, pero no se nombró a la burocracia sindical ni a los gobernadores. Los mandatarios provinciales han jugado un rol clave en la “gobernabilidad” del macrismo, no sólo por aprobar todas las leyes que impulsó el oficialismo, sino también aplicando ajuste y represión en sus provincias.
Ante este escenario cuasi apocalíptico que vive el país, la salida que propuso el ex ministro de Defensa fue “poner en pie un frente político electoral amplio que represente el espacio del ‘no a Macri’, para ganar en las elecciones del 2019”. Aclaró que este espacio tiene que ser liderado por Cristina “porque es la dirigente opositora más importante”. Rossi hizo gala de una oratoria muy similar a la de manual de autoayuda que cultiva Cambiemos: “La gente tiene que saber que se puede vivir mejor”, “Tenemos que construir esa nueva etapa de epopeya de los gobiernos nacionales y populares” y “Hay que construir un nuevo sueño” fueron sus frases más repetidas.
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Tal vez para no opacar tanto entusiasmo, Rossi no dio nombres propios para conformar el “frente amplio”. Sin embargo, en una entrevista radial a la que asistió junto a Estévez, el periodista Max Delupi expresó que algunos sectores kirchneristas ven que la amplitud “contra Macri” incluye a gobernadores que estuvieron y están en contra de Cristina Fernández. La diputada reconoció que este proceso implica “asumir nuestras contradicciones y discutirlas, entender cuál es nuestra contradicción principal y cuáles son las secundarias”. “Eso en mi barrio se llama tragar sapos”, bromeó el periodista. La respuesta de Estévez no pudo ser más clara: “La verdad que sí, como lo hemos hecho antes”.
Las presiones y la rosca
Más allá de estas definiciones, que ya han expresado distintos sectores del Frente para la Victoria de manera más o menos explícita, la visita del santafesino mostró las internas del kirchnerismo cordobés.
En la charla realizada en Adiuc, Pablo Carro presentó a Martín Fresneda con una especie de advertencia: “Hubo aprietes desde otros espacios para que se pase de bando, pero Martín se mantuvo firme, en el lugar donde tenía que estar”. En su breve discurso, Fresneda afirmó que “sin Cristina, no vamos a ir a ningún lugar de unidad”. El mismo concepto expresó Estévez en su alocución: “Confiemos en nuestra dirigencia política, confiemos en Cristina. Nosotros jamás vamos a hacer algo que esté por fuera del mandato de Cristina. Hemos estado durante todos estos años, hemos aguantado todas las presiones a las que nos han sometido y jamás nos hemos corrido”. Demasiada explicación en un país en el que el que explica pierde.
Sucede que tanto Fresneda como Estévez han dedicado estos últimos meses a cultivar buenas migas con dirigentes del peronismo local. Fresneda reconoció hace menos de un mes que se ha reunido “con intendentes de la provincia y con altos dirigentes del peronismo” y sostuvo que “todos tenemos que hacer un esfuerzo, los que somos oposición al Gobierno nacional, para vertebrar una alternativa, desde el gobernador Schiaretti, desde el ex gobernador De la Sota, desde nosotros que representamos a Unidad Ciudadana, el Frente para la Victoria, desde el progresismo y desde sectores independientes”. Estévez, por su parte, se reunió a principios de marzo con Natalia De la Sota, concejala de la ciudad de Córdoba e hija del ex gobernador.
Tanta exposición debe haber encendido las alarmas en algunos sectores del kirchnerismo, quienes creen que nombrar a De la Sota como posible aliado con tanta antelación puede ser riesgoso ante sus votantes. El mismo Pablo Carro habría solicitado a Estévez y a Fresneda que esperen hasta el próximo año para definir las alianzas políticas. Esto también tiene que ver con el bajo peso relativo que tiene el diputado dentro del espacio K, a pesar de haber obtenido un nada despreciable 10 % en las elecciones del año pasado. Lo único que pretende Carro es mejorar su situación hacia el interior del kirchnerismo y así incidir más directamente en la negociación del 2019 con el PJ.
Entre la billetera y la autopreservación
Por el lado de Schiaretti, el gobernador no parece muy activo en la unificación de su partido. No asistió a la reunión “de la Militancia” en San Luis, pero tampoco a la realizada el 6 de abril en Gualeguaychú.
Como los demás gobernadores peronistas, Schiaretti mira por sí mismo y por su provincia. En el caso de Córdoba, la estrecha alianza de gestión que forjó Schiaretti con el presidente le causó una sangría de 18 puntos entre las PASO y las elecciones generales del año pasado. Al igual que sucedió en otros distritos, muchos prefirieron votar al original y no a la copia. La “billetera” de Nación tiene peso, pero al mismo tiempo no quiere quedar tan pegado a un gobierno cuya imagen no repunta.
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En ese marco, aunque el gobernador ha dicho en innumerables ocasiones que el peronismo tiene que dejar atrás al kirchnerismo para volver al poder, pretende seguir cooptando dirigentes kirchneristas “moderados”, para concentrar el voto peronista en una sola lista.
Esta tarea le ha dado bastantes resultados en los dos últimos años: desde el 2016, tres legisladores provinciales y dos diputados nacionales se han pasado de la bancada kirchnerista a la de Unión por Córdoba, además de varios intendentes y dirigentes. El Movimiento Evita, la CTEP, el poderoso sindicato de recolectores de residuos y parte de La Jauretche también responden hoy en día al gobierno provincial.
No sería raro que las internas en el peronismo cordobés sigan dando qué hablar hasta el 2019. Luego del triunfo de Mauricio Macri en las elecciones del 2015, en La Izquierda Diario escribíamos acerca de las razones de la debacle kirchnerista que “el ADN del armado kirchnerista lleva como marca de origen, desde su alianza con Duhalde, la transa y la rosca con lo peor del PJ”. Dos años después, muchos nombres han cambiado pero la definición se mantiene. |