Mientras en Wall Street rebotaba momentáneamente tras el alivio por menores temores de una guerra comercial entre Estados Unidos y China, los mercados bursátiles de Rusia se desplomaron este lunes por la mañana como consecuencia de las sanciones introducidas por Estados Unidos contra una serie de compañías y empresarios rusos, acusados de injerencias en las elecciones presidenciales de 2016.
El MOEX (ex Micex, denominado en rublos), el principal índice del país, perdió más de un 8 % —la mayor caída intradiaria desde la sanciones de 2014 tras la anexión de Crimea—, después de haber descendido durante el día en hasta un 9,5 %. El índice RTS, denominado en dólares, se se hundió más de un 11,36 %, después de retroceder un 12,5% a lo largo de la jornada.
El rublo (la moneda del país) también se debilitó en un 4,1 % con respecto al dólar, su mayor caída desde 2016, precipitándose por debajo de los 60 dólares por rublo. El euro, que cerró la semana pasada por debajo de los 71 rublos, llegó a situarse este lunes por encima de los 75.
La empresa más golpeada fue Rusal, un gigante de la industria de aluminio que controla uno de los sancionados, el magnate Oleg Deripaska, vinculado al antiguo jefe de campaña de Donald Trump, Paul Manafort. Rusal acumula una pérdida de un 25 % de su valor de mercado en la bolsa de Moscú (los títulos de la empresa cotizados en Hong Kong llegaron a bajar un 50,43%). El desplome se produjo después de que la firma admitiera en un comunicado que, debido a las sanciones, podía caer en impagos técnicos con respecto a algunos de sus compromisos financieros. Asimismo, el documento señalaba que era muy probable que las sanciones influirían negativamente “en el negocio y las perspectivas” de la misma.
Rusal, a fines de 2017, tenía deudas por unos 8.500 millones de dólares, unos compromisos que debido a las sanciones ya no podrá refinanciar en los bancos occidentales. Deripaska controla cerca del 48,13 % de las acciones de Rusal y un 66 % de la compañía energética En+, que también sufrió una fuerte caída perdiendo el 22,8 % de su valor.
Washington impuso el viernes pasado sanciones contra siete multimillonarios rusos (Vladímir Bogdánov, Deripaska, Suleimán Kerímov, Ígor Rotenberg, Kiril Shamálov, Andréi Skoch y Víktor Vekselberg) y 17 funcionarios cercanos al Kremlin. Entre las empresas sancionadas más importantes, además de Rusal, figura Rosoboronexport, que se dedica a la exportación de armamentos.
En la lista figuran asimismo individuos como Kirill Shamalov, yerno de Vladímir Putin y uno de los principales accionistas de la empresa energética Sibur; Viktor Vekselberg, presidente de Renova, Suleimán Kerímov, que controla la compañía extractora de oro Polyus, o Vladímir Bodgánov, director de la petrolera Surgutneftegaz.
Entre los altos funcionarios figura Alexéi Miller, estrecho aliado de Putin y jefe del consorcio gasístico Gazprom; Nikolái Pátrushev, secretario general del Consejo de Seguridad; o Andréi Kostin, director del banco VTB.
Moscú ha prometido, por boca del viceprimer ministro Arkadi Dvorkóvich, ayudar a las empresas de los sancionados. “Habrá ayuda en cualquier caso; si su situación empeora, se la prestaremos y ya hemos estudiado algunas medidas”, señaló Dvorkóvich.
Además de las dificultades para el financiamiento privado, también se está produciendo una venta masiva de deuda soberana. La rentabilidad del bono a diez años se disparó al 7,3 %, en la mayor subida desde 2016.
Rusia arrastra una profunda crisis económica por su dependencia del precio del petróleo, que se ve agravada por las sanciones internacionales por su enfrentamiento con Estados Unidos y la Unión Europea. |
