Foto: Revista Puerto
“Me dio corriente”, dijo Daniel Rosa, mientras descargaba cajas de pescado en una cinta transportadora. Eran las 9 de la mañana del jueves y estaba descargando el buque Navegantes II. A los dos minutos se desvaneció y comenzó con convulsiones.
Sus compañeros lo levantaron e intentaron reanimarlo junto con los paramédicos durante veinte minutos, pero Daniel no se recuperó.
Rosa tenía 39 años y era trabajador eventual al servicio de Cootraport, una de las cooperativas que brinda servicios en el puerto marplatense.
Daniel había perdido hace poco su trabajo como sereno en una playa y había conseguido en el puerto. “Buen pibe, laburador…”, le dijeron sus compañeros a los periodistas de la revista Puerto.
Pero la bronca los llevó a paralizar la terminal y hacer un piquete en la entrada. Denuncian que no solo trabajan en condiciones precarias, sino que no tienen los mínimos elementos de seguridad ni servicio médico en un trabajo que es peligroso.
“Todos buscan presupuesto para la ambulancia más barata, cuando acá en el Puerto se mueven millones. A nadie le importa nuestra vida. Esto es así y es real. Nosotros jugamos con la muerte todos los días”, dijo uno de los compañeros de Daniel en medio de la protesta.
El SUPA tuvo que convocar un par de 24 horas, aunque pasadas las horas lo transformó en “duelo”.
Aunque por la tarde levantaron el bloque, no hubo actividad en los muelles. Los trabajadores criticaron la actitud del Consorcio Portuario Regional y su presidente, Martín Merlini. Hasta que no aparezca una ambulancia y un centro de asistencia sanitario en el puerto, la bronca no cesará.
La muerte de Daniel es una consecuencia lógica de las condiciones en que se trabaja en los puertos de todo el país: cooperativas que son utilizadas para precarizar a los trabajadores, pésimas condiciones de trabajo, jornadas agotadoras. |