Kendrick Lamar se convirtió en el primer artista no clásico o del jazz en obtener el galardón por su álbum DAMN. El pequeño hombre de Compton que trasciende los límites de su género.
Este lunes se entregaron los premios Pulitzer de 2018, pero no hubo sólo logros para periodistas, investigadores y literatos. Kendrick Lamar recibió el reconocimiento de la academia de Columbia por su disco DAMN, el penúltimo trabajo discográfico del rapero de Los Ángeles, que hace poco curó y produjo el soundtrack de la película de Marvel Black Panther, una oda a la negritud que fue casi como su disco inédito de trap, con colaboraciones de Anderson Paak y The Game, entre otros.
Lanzado en abril de 2017, el tan esperado DAMN comprende “una colección de canciones virtuosas unificadas por su autenticidad vernácula y dinamismo rítmico que ofrece viñetas que capturan la complejidad de la vida afroamericana moderna”, según expresó la junta que le otorgó el premio Pulitzer al primer músico que no viene del jazz ni de la música clásica.
El rapero de 30 años oriundo de Compton, la cuna de tantos referentes del rap de la costa oeste de los Estados Unidos, rompió barreras estilísticas desde su debut incorporando elementos del jazz, el funk y el soul a cada paso, fraseando la vida de los afroamericanos con una cruda originalidad, y una fuerte impronta política que devela los rasgos más recónditos de la opresión racial y la violencia policial en el país del norte. Su irrupción en el mundo de la música fue celebrada por gigantes del género como Snoop Dogg o Dr.Dre. Además, fue fuente de inspiración para artistas de la talla de David Bowie; el productor Tony Visconti admitió haber tomado mucho de la apertura musical de Lamar para la realización del último disco de Bowie Black Star.
Su recorrido comienza en 2011 con Section 80, para luego llegar a su primer trabajo por contrato con una discográfica con Good Kid, M.A.A.D. City en 2012, siguiendo en 2015 con el disco que le dio el mote del rapero más grande del momento, To Pimp a Butterfly , que incluye “Alright” (con el famoso estribillo en la voz de Pharrell Williams), el himno no oficial acogido por el movimiento Black Lives Matter donde denuncia la brutalidad policial, racista y asesina. Continuó con Untitled Unmastered en 2016; su trabajo más reciente y por el cual recibió el galardón fue DAMN, que tuvo doble lanzamiento: el oficial fue en abril de 2017, mientras que en diciembre del mismo año sorprendió con la edición al revés del mismo disco.
DAMN es una obra de 14 tracks que se pueden escuchar del derecho y del revés, dependiendo de si se quiere jugar con su maldad o su debilidad- “is it wickedness, or is it weakness” se pregunta en el comienzo de BLOOD-. Si tomamos la linealidad del track 1 al 14, canciones como BLOOD., YAH, FEEL, PRIDE o LUST son un puente para relatar sus debilidades, pero si lo damos vuelta, pistas como DNA, ELEMENT; LOYALTY (en colaboración con Rihanna) o HUMBLE, se convierten en canciones enraizadas en sus maldades. Todo con un trasfondo de tiroteos y mensajes políticos- como en XXX- que montan la escena donde, de cualquier modo, Kendrick va a morir. En palabras de su autor, "la vibra inicial que se escucha desde el principio hasta el final es esta agresión y esta actitud. Ya sabes, ´DNA´ (ADN), exponiendo quién soy realmente. Escucha desde el fondo, y es casi la dualidad y el contraste del intrincado Kendrick Lamar. Ambas piezas son lo que soy”.