La aprobación del desafuero no puede leerse de manera aislada; se necesita interpretar de manera sistemática junto con otras reformas recientes, todas ellas en una coyuntura política específica con fines muy bien articulados para maniobrar en caso de quedar victorioso AMLO.
Con 370 votos a favor, la Cámara de Diputados aprobó la eliminación del fuero constitucional. El proyecto implica reformas y adiciones a ocho artículos de la Constitución Política para cancelar la inmunidad procesal del Presidente, así como de secretarios de Estado, gobernadores, diputados, alcaldes, regidores y concejales.
Primero tenemos que entender que Morena, en tanto partido que conjuga una serie de voluntades e intereses inclinados a una exigencia social, juega un papel preponderante dentro del marco democrático de nuestro país: es un contenedor del descontento político que vierte en él una alternativa viable ante los gobiernos del PRI y del PAN que han llevado al país a la debacle nacional en términos de derechos humanos. Vaya, una ingobernabilidad transexenal.
Recordemos que en 2012, el movimiento #YoSoy132 se constituía como un rechazo directo a la corrupción, impunidad y autoritarismo. Por desgracia, el movimiento no prosperó debido a que se replicó al interior del movimiento las denuncias que se emitían al exterior.
En éstas elecciones no tenemos un #YoSoy132 pero sí teníamos a Marichuy y el movimiento de izquierda que le seguía. Asimismo, Morena ha incluido en sus filas a ex integrantes de este movimiento así como una gran parte del gremio académico.
Ante la abismal distancia porcentual entre el puntero (AMLO), Anaya y Meade, el margen de acción para otro fraude electoral como sucedió en 2006 se reduce. No dudemos que sí se cuelguen y la hagan otra vez, sin embargo, el margen no es tan estrecho y en el tablero político, Andrés Manuel, tiene en jaque a los demás candidatos(a).
"¿Qué hacer en caso de ganar López Obrador?" se ha preguntado la casta política. Ante dudas planteadas, respuestas legislativas: la eliminación del fuero, junto con la Ley de Seguridad Interior que pondrá en las calles al ejército, militarizando el país otra vez y otorgándole mayores facultades, dentro del marco legal, para cometer violaciones sistemáticas en el país; es la cereza en el pastel de la casta para sofocar cualquier insurrección social y volver presos políticos a la oposición.
Los aplausos con los que se celebró el desafuero, por parte del Congreso (mayoritario por parte del PRI y el PAN) no es en vano. ¿Por qué no se impulsó al principio del sexenio de Enrique Peña Nieto y se hace ahora en vísperas de la victoria de AMLO? Cínica coincidencia.
Obrador, al menos desde 2016, promueve la eliminación del fuero buscando empalmar con las grandes mayorías indignadas por los agravios de la casta política
En Latinoamérica, los gobiernos de izquierda son derrocados por golpes de estado, o bien, a través del brazo armado del gobierno de derechas, el ministerio público como herramienta política para detener el avance de quienes van en contra de los privilegios de la clase político/empresarial. Basta con ver el caso de Brasil y cómo ha sido ejercida la acción penal en contra del representante de izquierda y también puntero: Lula da Silva.
A pesar de que el dictamen fue turnado al Senado para su revisión, esta resolución representa un retroceso democrático de gran calado.
Por último hay que preguntarnos: en caso de fraude ¿quién saldrá a defender el voto a la calle? ¿la militancia de Morena? ¿#YoSoy133? ¿la gente indignada? No sé, quizá a memazos. Por lo menos.
Y, en caso de presos políticos, ¿cómo jactarnos de ser un país democrático ante la comunidad internacional?
El pastel ha salido del horno, la cereza ha sido colocada. ¡Buen provecho México! | 
