La Federación Argentina del Trabajador de Universidades Nacionales (Fatun) ha firmado un acuerdo paritario a la baja en los mismos días en que los gremios docentes convocan medidas de lucha y cuando en las calles empieza a sonar el descontento por los tarifazos que atacan al conjunto del pueblo trabajador.
Casi como apurados para no tener que confluir con las noticias sobre luchas universitarias, los dirigentes de Fatun, acompañados por las conducciones de los sindicatos locales, han vuelto a firmar una paritaria a la baja y, con esta, ya suman varios años en esa misma dirección, acumulando las pérdidas por la inflación creciente.
Burócratas que festejan por arriba y provocan la bronca por abajo
Mientras dirigentes como Jorge Anró (secretario general de Apuba) comenta en su cuenta de Twitter que lo “reconforta haber podido conseguir un acuerdo mucho mejor que lo que consiguieron otros gremios”, en los pasillos de las facultades, institutos y dependencias de varios lugares del país se escuchan quejas de las y los no-docentes que rechazan este acuerdo y su antidemocrática forma de cerrarlo sin convocar asamblea alguna.
Es que el “acuerdo mucho mejor” significa un 15 % en cuatro cuotas: 3 % en marzo, 3 % en mayo, 5 % en agosto y 4 % en noviembre, todas calculadas sobre el sueldo de febrero, el cual se reajusta con un 2,66 % a cuenta de la “supuesta” pérdida del último acuerdo paritario, cuando la inflación según varios estudios se proyecta en un 25 %.
El “momento oportuno” para cerrar el acuerdo es en los mismos días que los distintos gremios docentes convocan paros y anuncian clases públicas y movilizaciones. En años anteriores la lucha docente logró despertar también la movilización estudiantil y se realizaron asambleas y actividades comunes. Pero en la dirección opuesta a buscar confluir e impulsar la movilización universitaria, los dirigentes de Fatun no solo cierran un acuerdo desfavorable sino que también reciben un premio por esto: $ 41 millones en concepto de “capacitación” es lo que se llevan los dirigentes de Fatun como garantía para mantener a los no docentes desmovilizados.
Por otra parte se continúan pagando sumas en negro, contrataciones precarias y tercerización como forma laboral en distintas Universidades y se suma la pérdida del reintegro total de la antigüedad para las categorías que aún no la habían recuperado.
La conducción de Nelso Farina, que se encuentra en su noveno mandato consecutivo en la Fatun, es igual a la de tantos burócratas que pasan años acomodados en sus sillones, bien cerca del confort y beneficios personales y muy lejos de la realidad de los trabajadores de sus propios sindicatos. Mientras ellos firman acuerdos entre cuatro paredes, las categorías iniciales quedan cada vez más rezagadas, con bajos salarios y nulas perspectivas.
Ante esta situación distintos sectores de la oposición a esta conducción burocrática de diferentes universidades se han expresado rechazando el acuerdo. En la UBA, asambleas previas realizadas en la Facultad de Sociales y Agronomía, las comisiones internas opositoras habían mandatado luchas por un aumento no inferior al 25 % y planteado la exigencia de asamblea a Apuba.
Por otro lado en la UNLP la agrupación no-docente El Frente, principal oposición en el gremio Atulp ha planteado en todas las Facultades el rechazo a este acuerdo y la exigencia de asamblea en el gremio local. Estos planteos necesitan amplificarse y extenderse para enfrentar los acuerdos burocráticos y organizar a los trabajadores no-docentes.
La perspectiva de unidad con los docentes y estudiantes universitarios es el camino necesario para defender la Universidad pública y los derechos de los trabajadores universitarios. En este sentido, los trabajadores no-docentes tienen que participar activamente del paro activo nacional de 48 horas de los días 26 y 27 de abril votado en el Plenario de Secretarios y Secretarias Generales de la Conadu Histórica, coincidiendo con el planteo realizado también por la Conadu.
Recorte presupuestario
El marco general de esta paritaria a la baja es un recorte presupuestario de $ 3.000 millones anunciado por Macri para las Universidades, sumado a un ajuste general que ya acumula miles de despidos en industrias privadas y en el Estado, paritarias a la baja en muchos otros gremios, inflación y aumento escandaloso de las tarifas en los servicios públicos.
En tal sentido, es muy oportuna la iniciativa del diputado Nicolás del Caño (PTS-FIT) de congelar las tarifas y retrotraer el aumento a valores de 2017. Del Caño dijo que desde su bloque han presentado “un proyecto de ley que establece el congelamiento de las tarifas y deja sin efecto todo aumento anunciado desde el 1° de enero de 2018 en energía eléctrica, transporte público, peajes, gas domiciliario, comunicación, agua potable y cloacas domiciliarias”.
Este es un debate que no se limita a la paritaria. La lucha contra los ataques de los de arriba es por las condiciones de vida, de trabajo, la reforma laboral, la salud, la educación. Los burócratas sindicales dejan pasar el ajuste conformando “el club del 15 %” que respalda el plan del Gobierno. Los sectores que resisten lo hacen de forma aislada, apoyados solo por las organizaciones combativas y la izquierda.
En los últimos meses luchas importantes como la de los trabajadores del Hospital Posadas, el Inti, los Mineros de Río Turbio, del subte, entre otras, muestran la cara opuesta a esta burocracia y plantean un camino de coordinación. Este 1° de mayo muchos representantes de estas luchas tendrán una tribuna en Plaza de Mayo y los no-docentes que impulsan el Movimiento de Agrupaciones Clasistas (MAC) también estarán presentes. | 
