Durante la última semana Nicaragua estuvo al rojo vivo ante el intento del gobierno de Daniel Ortega de avanzar con una contrarreforma previsional.

El presidente, acatando las recomendaciones del FMI, firmó un decreto que aumentaba los descuentos jubilatorios de los trabajadores y descontaba un 5% a los jubilados.

Las protestas no tardaron en llegar, con los estudiantes a la cabeza. La cámara patronal y la Iglesia intentaron montarse sobre las movilizaciones ubicándose como la oposición dialoguista con el Gobierno. Sin embargo no pudieron canalizar las protestas que se extendieron nacionalmente.

Las manifestaciones fueron reprimidas por la policía, fuerzas de choque del gobierno y hasta el ejército, dejando un saldo de 30 muertos.

Aún así, el gobierno no pudo frenar las protestas y tuvo que dar marcha atrás con el decreto.

Nicaragua no es un caso aislado, el gobierno de Macri en Argentina impuso un plan similar y el golpista Temer en Brasil, intentó hacer lo mismo.

Ante el aumento del promedio de vida de la población, los gobiernos y empresarios intentan implementar este tipo de medidas que aumentan la edad jubilatoria y reducen los montos de las pensiones.

Sin embargo, estos ataques encuentran resistencia masiva y en las calles.

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