Fotografía: wikimedia.org
Martín fue un pibe más que vivió la pesadilla del fuego, el humo, los gritos y las corridas dentro de Cromañón. El 30 de diciembre del 2004 el boliche, cuyo dueño era Rafael Levy, y quien fuera su gerenciador, Omar Chabán fue el escenario dónde se desarrollaba esta tragedia. Anibal Ibarra, como Jefe de Gobierno era el principal responsable político.
La Coordinadora Memoria y Justicia por Cromañón exige justicia al gobierno provincial por no reglamentar el grueso de una ley por la que debieran recibir atención psicológica. Luciano Frangi, de la Coordinadora, declaró: "Durante este tiempo su familia lo acompañó con sus bajones y angustias mientras los responsables de cuidarlo no estaban". Se trata de la Ley 4786 que fue sancionada el 28 de noviembre de 2013 – luego de más de una década sucedida la tragedia – pero de la cuál sólo se implementa la parte de indemnización económica.
Esa noche, Ibarra y el kirchnerismo miraron para otro lado. Los Kirchner se tomaron su avión y se fueron a su casa en Calafate. Las ambulancias no daban abasto. Fueron 700 heridos. La juventud de los barrios, laburantes, fueron las principales víctimas de esta tragedia que pudo haber sido evitada. Entraban 1.000, pero había 4.000, cerraron con cadenas y candados las salidas de emergencia, tapiaron las ventanas, cubriero con material tóxico los techos. Una verdadera jaula donde todos estos jóvenes murieron como animales.
Para finalizar Frangi agregó: "La ley de reparación integral a las víctimas sobrevivientes y familiares de víctimas fatales de la tragedia sólo se reglamentó en el punto concerniente al subsidio económico, pero nosotros hace tiempo que venimos advirtiendo que es urgente que se reglamente en su totalidad, sobre todo en los puntos que garantizan un servicio de acompañamiento psicológico y sanitario". Desde la noche del incendio hasta hoy, al menos diecisiete sobrevivientes se suicidaron y muchas de las víctimas cuestionan la falta de contención por parte del Estado.
Ya esta semana la noticia de Isamel Sosa conmovió al país, es necesario dejar de lucrar con el tiempo libre de la juventud. donde la música debería ser un divertimento o un medio de expresión, en lugar de eso los productores, los gobiernos de turno y la Policía lo convierte en un negocio para llenar sus bolsillos. |