He ahí los intereses de Cencosud, Parque Arauco, Quiñenco -de la familia Luksic-, y SQM. Según informó El Mostrador todos aplaudieron la reunión.
Se firmó un pacto comercial que incorpora un corredor biocéanico, el fortalecimiento del sistema aduanero y una cooperación mayor en el terreno energético, cuestiones que tendrán que ser ratificadas parlamentariamente. Piñera y Macri, ambos empresarios, responden a los intereses de los sectores más concentrados del poder capitalista a ambos lados de la cordillera: Eduardo Eurnekián, un multimillonario argentino, está interesado “justamente” en corredores bioceánicos en su afán por realizar negocios mineros; y “de este lado” es la propia familia de Piñera la que posee importantes intereses, a través de inversiones Odisea, una firma en nombre de hijos y nietos, que actúa en el ámbito de la gestión de puertos y aeropuertos. Tengamos en cuenta que Eurnekián, controla, sólo en Argentina, 36 puertos. Tengamos en cuenta también, que hasta el año pasado, los inversionistas locales habían puesto en el vecino país 19 mil millones de dólares. Las inversiones argentinas en Chile en cambio, según informa Pulso, son de 1.000 millones. Por eso Piñera se permitió interpelar: “señores empresarios, están en deuda con invertir en nuestro país”.
Además de los negocios, Piñera y Macri no dejaron escapar la ocasión para emitir una señal política, almorzando junto a Cecilia Morel, Juliana Awada junto al escritor liberal de derecha Mario Vargas Llosa, en el museo de la Casa Rosada, y siendo invitados por éste a una cena en el Parque Norte, junto a mil invitados por la Fundación Libertad que los agasajó presentándolos como dos grandes líderes de la democracia latinoamericana y desde donde aprovecharon de disparar contra el “decadente populismo venezolano”.
Pero la hipocresía piñerista queda en evidencia desde el momento en que pisó el suelo brasileño. Brasil -gobernado hoy por el golpista Michel Temer- es el tercer socio comercial de Chile, en 2017, el intercambio entre ambos países fue superior a 9.000 millones de dólares. 1.542 empresas chilenas exportaron a Brasil un monto mayor a 3.440 millones de dólares. Se trata de productos como salmones, aceite de oliva, nueces o plantas de arándonos y exportaciones “no cobre” en general.
Como “muy sustanciosa” calificó el Ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, la visita de Estado que el Presidente de la República, Sebastián Piñera, realizó a Brasil y que incluyó una reunión de trabajo ampliada entre el Mandatario y su homólogo brasileño Michel Temer, en el Palacio de Planalto, en Brasilia.
En el encuentro, en el que estuvo presente el Canciller Ampuero, las autoridades acordaron profundizar el intercambio comercial entre ambas naciones, que en 2017 superó los 9 mil millones de dólares.
Los gobernantes también acordaron trabajar para lograr una mayor cooperación cultural, científica, educativa y en servicios. Tras la reunión, anunciaron el inicio de la negociación de un Acuerdo de Libre Comercio (ALC) centrado en la liberalización arancelaria, para así modernizar la relación bilateral existente entre ambos países. En este acuerdo, cuyo proceso se espera concluir durante este año, se buscará incorporar estándares en materia de facilitación de comercio, aspectos regulatorios, comercio electrónico y comercio de servicios, en otros.
Sin embargo, como informó Radio Universidad de Chile a diferencia de Buenos Aires, la comitiva en la capital brasileña no cuenta con empresarios, su giro es más político. No es “cualquier cosa”, indudablemente, haberse reunido con un golpista. Efectivamente, a Piñera le interesa generar alianzas en el terreno latinoamericano junto a socios que -al igual que él- están interesados en favorecer los intereses de los grandes grupos económicos precarizando las pensiones y las condiciones laborales. Macri y Temer tienen bastante “experiencia” que a Piñera puede serle muy útil. |