Después de las masivas protestas que se opusieron a la reelección de Juan Orlando Hernández, una nueva represión marca el Día Internacional de los Trabajadores en Honduras en las principales ciudades.
En Tegucigalpa un incendio en la vieja Alcaldía fue suficiente para justificar la represión con gases lacrimógenos y balas de goma contra los trabajadores que se movilizaron.
Los manifestantes se dispersaron en medio de la capa de humo mientras estallaban las bombas en el parque central de la capital, de donde -entre otros- tuvo que escapar del gas Manuel Zelaya, el expresidente derrocado en 2009.
Algunos manifestantes denunciaron en diferentes medios que durante la represión cargaban en brazos a niños intoxicados y otros corrían por las estrechas calles para alejarse del humo, y no se detuvieron las agresiones de la policía. Se denunciaron también agresiones contra periodistas.
Cerca de 20 mil obreros, campesinos, estudiantes y miembros de organizaciones sociales, partieron hacia el centro de Tegucigalpa, donde los dirigentes tenían previsto realizar un mitin.
Los primeros manifestantes, incluyendo a Manuel Zelaya, llegaban al parque cuando estudiantes quemaban neumáticos ante un cordón de policías antimotines, frente al edificio del Congreso. |