El jugador más joven del XXXII Campeonato Soviético de ajedrez era, paradójicamente, el ex campeón mundial de 28 años, Mijaíl Tal. El peligro que el estadounidense Robert Fischer significaba a la hegemonía soviética vendría a confirmarse en 1972 tras vencer al campeón mundial Boris Spassky. ¿Quién sería el jugador indicado para vencerlo? Después de todo, Fischer había ya vencido a los ex campeones Smyslov, Tal y Petrosián. Parecía que nadie podría cuestionar su reinado, los jóvenes jugadores no estaban a la altura. Y por esto era lanzada la siguiente advertencia: “El trabajo de promoción en la juventud no está bien realizado, tal vez les exigimos poco, o tal vez no conseguimos inculcar en nuestros jóvenes jugadores las necesarias cualidades combativas”.
En mi opinión, Kasparov es más certero en sus reflexiones: “La verdadera razón para la falta de nuevas superestrellas, el enorme agujero negro que se produjo entre Tal y Spassky hasta la irrupción de Kárpov, saldría a la luz más tarde: al menos dos generaciones se habían perdido para el ajedrez debido a la II Guerra Mundial”. Pero la inquietud de los dirigentes soviéticos les permitió estar alertas y mejorar los mecanismos para que la joven generación esté mejor preparada. Y esta responsabilidad le cabía a los mejores jugadores y entrenadores de la URSS. En primer lugar, los ex campeones mundiales.
La escuela de Botvinnik
Es por eso que el mismísimo Botvinnik inauguró una escuela de ajedrez para jóvenes talentos en 1963. Tras perder la corona mundial y comprendiendo que a los 52 años ya no le sería posible recuperarla, puso todo su empeño en transmitir su gran experiencia. Entre sus primeros alumnos se cuentan Kárpov, Balashov, Razuvaev, Timoshenko y Rashkovsky, luego vendrían Kasparov, Dolmatov, Yusupov, Psajis, Ahmilovskaia, Jaritonov, Ehlvest, Andrei Sokolov, Rozentalis, Nenashev, Nana Ioselani y en su última etapa Kramnik, Shirov, Tiviakov, Sakaev, Rublevsky, Ulibin, Alterman, Serper, Landa, Galliamova, etc.
Kasparov revela cómo funcionaba la escuela, según su experiencia en 1977: “Tres veces al año, veinte jóvenes de ambos sexos, de las más diversas ciudades de la URSS, se reunían durante sesiones de diez días. Las lecciones de Botvinnik seguían un sistema que había sido puesto a prueba, antes de la guerra, en el Palacio de Pioneros de Leningrado. Se examinaba en grupo el juego de uno de los alumnos. Inicialmente, éste hablaría acerca de su trabajo entre sesiones, acerca de su eventual éxito en los estudios, los deportes que practicaba, su participación en torneos y su trabajo personal en ajedrez, y entonces mostraba cuatro partidas recientes suyas. También se jugaban partidas de entrenamiento en la sesión, que eran analizadas por todos, después de lo cual, en palabras del “Maestro”, se establecía un diagnóstico final, prescribiéndose un tratamiento: por ejemplo, los deberes para casa. Además, se nos enseñaban valiosos secretos profesionales de la preparación para competiciones”.
Botvinnik se entregó totalmente a sus nuevas responsabilidades. Él mismo daba las lecciones, analizaba mucho, disponía de un extenso archivo de trabajos para la casa y contaba con grandes asistentes y entrenadores. Por ejemplo, Mark Dvoretsky y Alexandre Nikitine. Su estilo de enseñanza no era dogmático como se puede presuponer. Botvinnik no buscaba imponer sus opiniones basándose en su enorme prestigio sino que su innato sentido pedagógico le permitía desarrollar las capacidades propias de sus alumnos. El solamente sugería los caminos que podría recorrer un jugador, viendo sus gustos personales. Kasparov, por ejemplo, tenía una tendencia a desarrollar un ajedrez dinámico y de ataque, de modo que Botvinnik le acercó el legado de Alekhine.
Esta escuela cerró, aparentemente, por razones de organización, pero era obvio que había otras. Cuando Víctor Korchnoi desertó a la nacionalidad soviética en 1976, los directores del Comité de Deportes ordenaron a los grandes maestros soviéticos firmar una carta colectiva con una expresiva condena de la “baja acción de un traidor para con la Madre Patria”. Todos la firmaron, excepto Botvinnik, Spassky, Bronstein y Gulko. Como pueden imaginarse, ninguno fue perdonado, y debieron pagar por su obstinación durante mucho tiempo, cada uno a su modo. Cierto es que se abrieron nuevas escuelas, gracias a los esfuerzos de Alexandre Nikitine y Mark Dvoretsky, los colaboradores de Botvinnik y con el aval de Petrosián y Smyslov, en la organización Spartak. Pero de los campeones mundiales el que más seriedad se impuso a sí mismo fue, sin duda alguna, Mijaíl Botvinnik.
La escuela de jóvenes talentos en la Argentina
La gran mayoría de los maestros de ajedrez en nuestro país admiramos el trabajo realizado por los mejores entrenadores de la Unión Soviética en el desarrollo de los jóvenes talentos. Si bien, la principal cantera de ajedrecistas jóvenes es la escuela primaria, es algo que no es accesible en nuestro país para todos los niños. Muchas veces los maestros y profesores de ajedrez, por intermedio de la FADA y algún contacto político personal, intentaron presentar proyectos para que el ajedrez se enseñara en las escuelas primarias de todo el país. Por lo general, a los políticos burgueses no les interesa que los niños desarrollen pensamientos independientes. Así es que hoy en día, solo algunas escuelas enseñan ajedrez como taller optativo para los niños, por lo que sólo unos pocos logran conocerlo en alguna medida.
Como excepción, podemos mencionar el enorme trabajo que están realizando la Gran Maestra Claudia Amura y el Gran Maestro Gilberto Hernández en la provincia de San Luis, donde recibieron apoyo oficial y hoy en día se enseña ajedrez en las escuelas primarias, tiene una Escuela de Ajedrez para jóvenes talentos y grandes torneos profesionales. No he tenido el honor de presenciar esas clases, pero el gran crecimiento conseguido por los jóvenes puntanos atestigua el éxito de esa Escuela de Ajedrez.
Otro de los intentos fue realizado entre los años 2006 y 2007 por el equipo de entrenadores de los Círculos de Ajedrez de Villa Martelli, Villa Ballester, el Club Argentino y Torre Blanca. Nos referimos a MI Enrique Scarella, MI Alejo Dedovitiis, MI Marcelo Reides, GM Diego Valerga y GM Rubén Felgaer. Ellos realizaron un gran trabajo para impulsar un progreso colectivo entre los jóvenes talentos que representaban al país en los campeonatos panamericanos y mundiales. He participado de esas jornadas de entrenamiento y han sido muy importantes para mí. Se realizaban cada fin de semana, con ejercicios de entrenamientos, tácticos y estratégicos, partidas de entrenamiento entre jugadores de similar fuerza, en posiciones complicadas. Recibíamos los consejos del mejor jugador del país el Gran Maestro Rubén Felgaer, para preparar determinadas partidas de gran importancia en la competencia. Lamentablemente, el Estado no valoró su enorme trabajo, no les pagaba como correspondía, en tiempo y forma, y esta primera experiencia no pudo prolongarse en el tiempo a pesar de su gran importancia. Estoy seguro que, bajo un gobierno de la clase trabajadora, esta experiencia será impulsada nuevamente, arrojando muy buenos resultados entre los jóvenes talentos de nuestro país, a la par que el ajedrez será enseñado en cada escuela del país, impulsando el pensamiento y la cultura entre los niños de la edad más tierna.
Anatoli Kárpov, un hijo de la clase obrera
Pero volvamos a la experiencia en la Unión Soviética. A finales de los años 60’, cuando el país se ponía en alerta roja ante la presencia arrasadora de Robert Fischer, apareció un asombroso joven llamado Anatoli Evgenievich Kárpov (nacido el 23 de Mayo de 1951). Tolia nació y creció en la familia de un capataz de fábrica, en la pequeña ciudad de Zlatoust, en los Urales, no lejos de Cheliabinsk. La familia era pobre, como tantas millones de familias en la URSS de posguerra. Tolia aprendió a jugar al ajedrez a los cuatro años, junto a su padre. A los siete años, se inscribió en la sección de ajedrez del club deportivo de la fábrica metalúrgica en que trabajaba su padre. En su primer torneo, logró la norma de tercera categoría y, después de dos años de entusiastas batallas, también consiguió la primera categoría. Sus primeros libros fueron los de Panov, Curso de Aperturas y Capablanca. Al estudiar las partidas selectas del gran campeón cubano, rápidamente mejoró su nivel y su comprensión del juego. A los diez años, Kárpov ya era el campeón absoluto de la ciudad.
Cuando tenía 12 años era el candidato a maestro más joven del país y fue invitado a las primeras sesiones de la Escuela Botvinnik. Inicialmente, el juego del endeble chico de los Urales no impresionó mucho al maestro. Pero cuando Botvinnik, que pasaba por Zlatoust, visitó a los padres de Tolia, se dijo a sí mismo: “¡Una buena familia y un chico serio!”. En la segunda mitad de los años 60’ ya predecía un gran futuro para él.
Tolia tenía 15 años cuando la familia Kárpov se trasladó a Tula, donde su padre consiguió el puesto de jefe de ingenieros en una fábrica. Esto le sirvió para tener una competencia más fuerte y obtener las normas de Maestro Internacional. A los 18 años ya había conseguido tal título y era un jugador muy fuerte, aunque aún no había tenido su prueba de fuego en el nivel más alto. Así es que en 1970 triunfó en la semifinal del campeonato de la URSS de forma invicta (8 victorias y 9 empates) clasificando a la final del 38° Campeonato Soviético. Allí se enfrentaría dignamente ante los mejores jugadores del país: 1. Korchnoi con 16 puntos de 21; 2. Tukmakov 14,5; 3. Stein 14; 4. Balashov 12,5; 5-7. Gipslis, Kárpov y Savon 12, etc. Pero, en realidad, se esperaba más de él. Fue criticado por un juego demasiado cauteloso (¡14 tablas!). Su entrenador, Semion Furman, explicó que Kárpov estaba obligado a conseguir un éxito competitivo y que en su situación era muy difícil arriesgar. Era mejor restringir sus emociones y jugar de una forma un tanto árida. Al año siguiente, después de triunfar nuevamente en la semifinal se clasificó y tuvo una muy buena actuación en la final del 39° Campeonato Soviético: 1. Savon 15 de 21; 2-3 Smyslov y Tal 13,5; 4. Kárpov 13 (+7 =12 -2).
El Memorial Alekhine (Moscú – Diciembre 1971)
El primer gran éxito de Anatoli Kárpov fue a los 20 años cuando logró vencer en un súper torneo magistral frente a los mejores jugadores del mundo: En las siete primeras partidas había logrado solo una victoria frente al húngaro Lengyel y seis tablas. En la octava ronda hace tablas frente al campeón mundial Boris Spassky, en la novena con Tal y en la décima con Petrosián. En la siguiente ronda se enfrentaba a Vlastimil Hort, uno de los jugadores más fuertes de occidente. Después empató con Tukmakov, venció a Bronstein y Korchnoi. Luego sendas tablas con Stein y Smyslov, otra victoria más frente a Savon y compartió el primer puesto junto a Leonid Stein sumando 12 de 17 (+5 =12 – 0). Finalizado el torneo Botvinnik telefoneó a Kotov y le comentó: “Recuerda este día, 18 de Diciembre de 1971. En nuestro país ¡Ha aparecido una estrella de primera magnitud!”. Ahora veamos su mejor partida del torneo.
Kárpov, Anatoly (2540) - Hort, Vlastimil (2605) [B81]
Alekhine Memorial Moscú (11), 08.12.1971
1.e4 c5 2.Cf3 d6 3.d4 cxd4 4.Cxd4 Cf6 5.Cc3 e6 6.g4!? Cc6 7.g5 Cd7 8.Ae3 a6 Con idea de Dc7 o Cxd4 y b7-b5 9.f4 Ae7 10.Tg1 Cxd4 11.Dxd4 e5 12.Dd2 exf4 13.Axf4 Ce5 14.Ae2 Ae6 14...Da5 no era bueno: 15.Cd5 (Kárpov) 15...Dxd2 16.Axd2 Tb8 17. 0-0-0, y las negras caen en una posición de corsé típico. 15.Cd5!? ¡Inmediatamente! De no ser así, la dama enemiga toma una posición activa (15.0-0-0 Da5!) (Kárpov). 15... Axd5 16.exd5 “Normalmente, uno trata de ocupar la casilla de bloqueo con una pieza”, escribe Kárpov admitiendo que 16.Dxd5 “me habría dejado con ventaja, ya que el peón d negro necesitaría ser defendido todo el tiempo. Pero entonces mi peón e también requeriría protección en algunos casos, lo que habría restringido mi alfil de casillas blancas. Ahora, este alfil no tiene restricción de movimientos, sobre todo porque su homólogo negro ya ha dejado el tablero.” 16...Cg6 (16...0-0 17.0-0-0 habría condenado a las negras a una defensa pasiva) 17.Ae3 h6! Una jugada original que complica enormemente la situación. ¡Arriesgado para ambos bandos! A costa de un peón, las negras retienen al rey adversario en el centro y retrasan la movilización del ejército blanco. Sin embargo, mientras el centro esté cerrado no es evidente de qué modo puede alcanzar al rey blanco, y las negras tienen tantos problemas como el blanco para desarrollar sus piezas. 18.gxh6 Ah4+ 19.Rd1 gxh6 20.Axh6 Af6?! Con un juego inventivo, las negras casi han logrado igualar, pero la tentadora idea de jugar el alfil a e5 es la causa de nuevas dificultades. Esta casilla estaría mejor ocupada por el caballo, que ahora queda fuera de juego. En cuanto al alfil, quedándose en h4 habría impedido que la torre ocupase e1, y las blancas habrían tenido que invertir tiempo en la evacuación de su rey hacia un lugar seguro. Por consiguiente, lo correcto era 20... De7, con intención de 0-0-0. 21.c3 Ae5 22.Tg4! ¡Una jugada polivalente! 2...Df6! 23.h4! Df5! “No obstante, la dama negra se ha liberado y resulta que las piezas atacantes requieren defensa. La dama blanca está literalmente partida en dos: debe proteger al peón de d5 y al alfil de h6. Tampoco puede alejarse de su rey, atascado en el centro y que está impidiendo que la última reserva, la torre de a1, entre en juego, lo que cambiaría de inmediato el curso de la partida. El escenario de esta partida es bastante inusual: durante mucho tiempo, algunos intérpretes ejecutan su propia actuación, mientras que los principales solistas de ambos bandos se limitan a observar lo que está pasando ¿por qué entonces perdieron las negras esta extraña batalla? Sencillamente, porque en el momento decisivo, bajo fuertes apuros de tiempo, se olvidaron de movilizar a sus piezas espectadoras” (Kasparov). 24.Tb4! ¡Una excelente casilla para la torre! (Kárpov) 24... Af6? Cediendo el control de la importante casilla f4, que las blancas utilizarán como punto fuerte para consolidar su posición 25.h5 Ce7 26.Tf4! ¡Una torre obstinada! De5 27.Tf3? Mejor era 27.Tf1 puesto que las negras no resuelven sus problemas luego de 27...Txh6 28.Dxh6 Cf5 29.Txf5! Dxf5 30.De3 Rf8 31.Df3 o 27... 0-0-0 28.Af4 Dxd5 29.Dxd5 Cxd5 30.Ad2 27...Cxd5?! Kárpov no comenta esta jugada realizada en apuros de tiempo. Una evaluación crítica de Kasparov destruye el mito de que esta partida fue conducida de forma perfecta por las blancas. Luego de 27...0-0-0! el desenlace de la partida sigue sin estar claro. Luego de 28.Af4 no es evidente como arrojar dudas sobre la sencilla 28...Dxh5! (Dvoretsky) Por ejemplo, 29.c4 Dg6 30.Tf1 Dg7 31.Rc1Cg6 32.Ae3 Tde8 con juego cómodo. 28.Td3! Txh6 29.Txd5 De4 30.Td3! La torre exhibe una envidiable eficiencia, ¡derrotando prácticamente sola al ejército enemigo! 30...Dh1+? Una catástrofe en apuros de tiempo. Era esencial 30...Dh7. Por ejemplo 31. Ag4 Ag5! 32.De2 Rf8 33.Rc2 Te8 o bien 31.Rc2 0-0-0 32.Tf1 Te8 33.Ag4 Rb8 con posibilidades de defensa 31.Rc2 Dxa1 32.Dxh6 Ae5 33.Dg5! Impidiendo el enroque largo, amenazando Dg8+ y abriendo paso al peón h. En esta desesperada posición las negras perdieron por tiempo. Esta partida que se puede ver completa aquí, fue elegida como la mejor del torneo. 1–0 |