Cintia es una de las dos primeras mujeres trans que ingresaron a trabajar en la municipalidad de Necochea, el pasado 9 de marzo, como recepcionista y en la atención al público en la oficina de Desarrollo Social.
Tocamos muchos temas: el cupo laboral trans, el rol del Estado y la iglesia, la lucha por la legalización del aborto y la difícil vida de las personas trans. La alegría por el nuevo trabajo se conjugó con la bronca y el dolor por los travesticidios que continúan ocurriendo en el contexto actual, a pesar de los avances en materia de legislaciones para las personas LGTBI.
“Soy una sobreviviente”, recalca Cintia, sabiendo que con sus 50 años superó por mucho la expectativa de vida de las personas trans en nuestro país. Hoy, destaca las luchas, los desafíos, los logros obtenidos y los que quedan para seguir peleando.
Cintia: “Yo estos últimos tiempos cuando salí a las marchas me di cuenta que es super importante, porque ¿de qué se hacen las grandes cosas? De esas pequeñas cosas, de que una sale, se manifiesta. Porque todos tenemos necesidades y esto del cupo laboral trans es algo enorme, porque es una oportunidad que nos dan en la vida que tenemos que aprovechar… fueron pocas que salieron a la calle y por eso la lucha de la militante hay que sacarse el sombrero… Yo antes pensaba de otra forma, pero hoy estando trabajando me lleno de orgullo de las luchas, por todas, porque todas son importantes, ya sea para reclamar por algo cotidiano que a vos a veces se te hace tan fácil, pero para eso persona, que la está pasando mal, no lo es.
Entonces, yo tengo tantas historias, tengo 50 años y he luchado con todo lo que es la discriminación y todos los días es una lucha para nosotras las mujeres trans, nosotras tenemos que estar al pie del cañón. En algunos casos nos volvemos rebeldes, yo sé que mis compañeras las que están en la calle la pasan super mal, sobre todo estos últimos tiempos porque no las dejan laburar, porque las atacan. Una trabajadora sexual sale a la calle porque necesita, las chicas trans vivimos gran parte de nuestra vida así, creo que pocas han zafado de la prostitución…
¿Cómo es tu trabajo?
Cintia: Yo trabajo en la mesa de entrada, me preguntaron en qué área quería trabajar, si quería una oficina aparte o no, y a mí siempre me gustan los desafíos, y creo que lo estoy haciendo bien. Esto es una responsabilidad y una vida nueva para mí, porque imagínate, de estar esperando o haciendo otra cosa a levantarme todos los días a trabajar…. Es un cambio de vida radical, todas las personas que están ahí que son todas profesionales me tratan super bien... Ya van a ser dos meses. Trabajamos mucho, es un lugar que se labura mucho. Y yo estoy muy cómoda porque es un lugar social, que vos ayudás o buscás la forma o te ponés en el lugar de la persona que viene a pedir ayuda, gente con muchas necesidades, y vos vas viendo una realidad que yo no la veía.
¿Estás viendo muchas necesidades en Necochea?
Cintia: yo específicamente estoy en el Plan Vida y sí se ve todos los días las necesidades, la gente de barrio, es un lugar muy movilizado y muy movilizador, con respecto a la salud, a buscar el plan vida, mucha juventud, mercadería, y muchas otras cosas, de educación, de hábitat. Lleva tiempo, siempre es burocrático los tramites, pero tienen respuesta. Y yo me siento parte de eso. Y ver el respeto de la gente, lo siento, es lindo sentirlo. La verdad que estoy contentísima.
¿Qué expectativas tenías con el cupo laboral trans?
Cintia: Yo quería que se dé, para mí o para cualquiera de mis compañeras, era como un desafío también, salir de mi casa, enfrentarme a otra realidad. Y desde que empezamos la lucha en mayo del año pasado, fíjate lo hinchapelotas que fui, me fui sola, me mandé, a veces me acompañaban… y yo no quiero que sea para mí sola el trabajo ni para Guillermina, todas las trans necesitan, nosotros somos las primeras. Ojalá que se nos abran más puertas y veamos también a una chica trans atendiendo un negocio, porque la gente te empieza a mirar con otros ojos, que no solamente servimos para algo específico o para la prostitución, sino para muchos trabajos.
Cuando me dijeron que iba yo me dio un poco de miedo, susto, porque yo sé cómo es la gente con una cosa así… Pero yo hoy lo canalizo de otra forma, porque una misma al haber sido tan castigada vas aprendiendo a canalizarlo de otra forma porque si no vivís poniéndote un escudo… Esa noche anterior no dormí nada, al otro día fui muy asustada, miré todo y cuando todas me saludaron me sentí mejor, y más cuando me dijeron que querían que yo me sintiera cómoda.
Y cuando me dieron el lugar este fue buenísimo, yo estoy super contenta y voy todos los días, me levanto con la mejor y voy con la mejor, es una oportunidad que me están dando, tengo 50 años y tengo que festejarlo con esto… ¿qué más le puedo pedir a la vida? Que tener un trabajo, una estabilidad, me cambia la vida porque aunque me restrinja de todo ya sé que voy a contar con algo y voy a poder empezar a asumir responsabilidades de otra forma. Me dieron una computadora y estoy aprendiendo… Y yo fíjate que hace 35 años que no estudio… Es otra vida
¿Qué opinás que cambió desde la sanción de la ley de identidad de género?
Cintia: Yo creo que ha cambiado, en Necochea se han abierto puertas. En todos lados que vamos ahora es distinto, yo lo siento, yo antes iba por un análisis y se ponían guantes, o no te querían tocar, te tocaban con un palito… Hoy no, pero para esto tuvo que estar la lucha, salir a la calle, nosotros tenemos que manifestaron cuando tenemos la necesidad, o acudir a los grupos que apoyan. Yo creo que nos tenemos que apoyan entre todos, unirnos nosotros. Hoy nos reciben de otra forma en lo jurídico, lo social, en la salud, en la educación.
¿Cómo ves el rol de la iglesia en Argentina?
Cintia: ¿Querés que te conteste de corazón? Me parece una farsa. Las iglesias son para llenarse de guita ellos y esconder cosas, que las he vivido en carne propia ¿Qué esperás de la iglesia? Una limosna para abusar, para jugar con la vulnerabilidad, no sé cómo el Estado le da tanta plata a esta gente. Encima reciben donaciones, para variar, de todo el mundo. Esas donaciones debieran ir para la gente que necesita. Pero la iglesia no da oportunidades, ellos son ellos y te quieren inculcar y lavarte la cabeza a vos para que vos entres a un lugar que ningún ser humano quiere entrar. Quieren tomar ellos las decisiones de las personas ¿quiénes son ellos para mandar? Y la iglesia no se va a fundir nunca, porque tienen tanto dinero para seguir chamuyando y comprando gente. Yo siempre tuve este pensamiento, desde chica, fíjate que mi madre rezaba el rosario y me miraba a mí cuando le decía todo esto y movía la cabeza, pero casi siempre estaba de acuerdo cuando nos poníamos a charlar, pero ella no iba a misa, tenía su creencia, pero no en la institución. Te dicen normas que ni siquiera ellos las cumplen, es una hipocresía.
¿Qué opinás del debate que se está dando sobre la legalización del aborto?
Cintia: Yo estoy de acuerdo. Creo que toda mujer debe decidir sobre su propio cuerpo pero tiene que haber un límite de días. Y tiene que haber educación. Pero hay que ponerse las pilas con eso, porque la educación le llega a la gente paquete y no a la gente de barrio que realmente lo necesita. Yo veo todos los días chicas de 16 y 17 con el Plan Vida, y yo creo que esas chicas tendrían un futuro gigante y a veces por la mala información o falta de educación quedan fuera.
Yo creo que la mujer debe mandar sobre su cuerpo, más cuando hay casos extremos como violaciones o accidentes o falta de educación. Yo creo que el Estado debiera estar a favor de la ley, el Estado nos debe algo y esto sería una cosa super importante para la mujer y que sea dueña de sus decisiones. Yo creo que hay más gente a favor que en contra. Lo bueno es que se está hablando, debatiendo, más que nunca.
¿Qué significan para vos hoy las luchas contra la discriminación y los travesticidios?
Cintia: A mí lo que me causa es mucho dolor, se mata a una travesti como un perro y no pasa nada, no se investiga, no se hace mucho más, si bien están las leyes pero… Me emociono… He visto cosas terribles, me da mucha pena, que todavía se nos persiga, que ya se nos respete como personas. Las travestis tienen que salir de noche y la noche es más peligrosa. Por eso yo al tener un trabajo quiero que todas las trans lo tengan, yo vivo de día, es otra vida. Cualquier persona quiere, a nosotros la sociedad nos debe esto, son muchos años de maltrato, de que nadie saque la cara por vos, de que tu vecina se avergüence aunque la ayudes con el pan, o decir no importa qué le pase porque es puto, muchas cosas nos pasan. Entonces necesitamos tener oportunidades, tenemos que unirnos más las travestis de acá. Yo estoy trabajando pero me gustaría seguir luchando para que todas entren, para que todas tengan la oportunidad.
El testimonio de Cintia, que con sus 50 años superó por mucho la expectativa promedio de vida de las personas trans, expresa una realidad compartida por miles en nuestro país. Hoy Cintia sigue luchando por su vida, sigue atreviéndose a nuevos desafíos a pesar de la dura realidad que le ha tocado vivir en este sistema capitalista y patriarcal. |