La autora del ya mítico “Epistemología del armario” (donde desafía los cánones heterocentrados de la historia de la literatura universal) enfrentada a la enfermedad del cáncer de mama, se acerca en varios de sus ensayos a la problemática social del SIDA y la dejadez de las instituciones frente a los enfermos sin recursos y las patologías ligadas al género.
En otros aborda de forma original y pionera cuestiones sobre el lenguaje de los afectos y los miedos íntimos a partir de otros autores a los que vuelve a desmenuzar con su alma de filóloga intrépida, locuaz e iconoclasta. Dialoga con Cindy Sherman pionera en el activismo anti-sida y las reflexiones sobre las raíces de la enfermedad y también incide en las teorías sobre la performatividad de género tomadas de J.L. Austin (“Como hacer cosas con palabras”) y Judith Butler (“El género en disputa”) cuestionando los universales sobre la masculinidad y la feminidad, así como otros dualismos vigentes.
Pero en estos ensayos, la autora ya enferma se centra en la pedagogía de las pasiones y las pulsiones a partir de la lectura sobre el ciberlenguaje del psicólogo Silvan Tomkims y en nuestra capacidad por transformar las emociones, los temores y los afectos hacia nuevas dimensiones, reales y virtuales.
Sin abandonar su análisis de la contemporaneidad de algunas máximas de la literatura decimonónica desmenuzando los armarios de gente como Henry James, en esta ocasión Sedgwick se une a las manifestaciones anti-sida, anti-racistas, explora con minuciosidad los efectos en la conformación y reformulación del “yo” a partir de otros autores y hasta dedica un capítulo a un análisis poco convencional de las teorías budistas en boga, desde un punto de vista innovador y nada acomodaticio.
Con su lenguaje a la vez tierno y mordaz, viperino y cálido, esta académica muchas veces vilipendiada desde la propia institución por su falta de pelos en la lengua, se acerca nuevamente a lecturas sobre la paranoia y la empatía con énfasis en sus efectos en la conformación de los géneros sexuados pero también lanza una mirada de amor sin tapujos que solo es posible descubrir atravesando las sabrosas líneas de este inmenso ensayo traducido por María José Belbel Bullejos, en una labor editorial sin precedentes. |