Viva la juventud, consciente y movilizada. Usted no sea de los que repiten como loro que “las cabras quieren puro perder clases”; porque ese análisis se queda corto frente a lo que está ocurriendo. Y escuchemos. Prestemos atención a sus demandas. Y reflexionemos de verdad.
El 2006 y el 2011 la juventud exigía Educación Gratuita y de Calidad para todos. No la teníamos ni la tenemos, pero hubo avances gracias a la movilización de miles de jóvenes, que empeñaron sus sueños en la toma y en el paro. Todo por un derecho básico, humano: educarse sin impedimentos económicos; sin estar obligado a endeudarse por más de una década. Todo por sus compañeros y las futuras generaciones. Y el 2006 y el 2011 también se escuchaba la queja odiosa: “quieren puro perder clase”.
Pero fueron estas inmensas movilizaciones las que empezaron a cuestionar todo un sistema que nos estaba jodiendo: la educación como negocio, la salud como negocio, las pensiones como el gran negocio de los empresarios que gobiernan el país. Y fueron ellos los que nos dieron el primer empujoncito para salir a luchar por #NoMásAFP.
Hoy la juventud nos hace una nueva invitación: luchar por una educación y una sociedad No Sexista. Quizás ya llegó la hora de desnaturalizar el acoso, el temor a andar por la calle sola, los piropos que te hacen sentir miedo, los profes machistas que te evalúan distinto por tu apariencia, los académicos pedantes que te inferiorizan por ser mujer en la universidad. Quizás ya nos hartamos de que nos juzguen por nuestra vestimenta, por nuestra opción o vida sexual. Si nos casamos o no, si tenemos guagua o no. Que nos exijan de acuerdo a los estereotipos de belleza y maternidad de la tele. Que se burlen de las que damos cara por nuestros hijos llamándonos “luchonas”, despectivamente.
Quizás ya habrá llegado la hora de que se acaben los encubrimientos y secretos familiares que han destrozado la vida de tantas niñas y adolescentes. Quizás todo esto ya fue suficiente. Todos los femicidios y violaciones ya fueron suficientes. Nos hartamos. Afortunadamente hoy cada vez más mujeres se atreven a denunciar y pedir ayuda si sufrió alguna de estas agresiones. ¿Cuántas madres o abuelas nuestras tuvieron que padecer silenciosamente la agresión sexual cuando niñas, bancándose el secreto para siempre? ¿Cuántas niñas hoy lo estarán viviendo? Pero las culpas individuales ya no bastan y las funas quedan como una salida impotente frente un sistema que de conjunto es opresivo, patriarcal, individualista. Es el sistema capitalista.
Porque al final, hay un patrón común en cada caso y en la historia de este sistema, que reproduce esta violencia machista, la avala y la naturaliza. El Estado y la moral impuesta son los responsables de esto. Por eso ganamos menos y somos las que ejercemos los trabajos más precarios. Por eso tenemos más inestabilidad laboral y sufrimos discriminación por ser madres. Por eso recibimos menos jubilación. Por eso nadie nos protege cuando realmente denunciamos que estamos en peligro. No está de más decir que las niñas y mujeres más golpeadas por el sistema son las de menos recursos.
Nuestros compañeros, amigos, hermanos, etc, también deben ser conscientes de esta opresión que vivimos y organizarse junto a nosotras. No podemos caer en la locura de desplazarlos de nuestros espacios y pelear solas. Sería una lucha estéril, ya que nos enfrentamos a un sistema del cual todos somos parte.
Por eso y mucho más, ¡Viva la lucha feminista y la transformación completa de la sociedad, en una sin clases ni privilegios! Usted no sólo escuche a los jóvenes: apoyémoslos. Trabajadores y trabajadoras de todos los sectores: Luchemos con ellas y ellos. Profes: Por nuestros hijos e hijas, por nuestros estudiantes y las generaciones que vendrán.
“Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.” V.I. Lenin
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