Con el título "Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunas cuestiones del sistema económico actual", el documento propone reglas para los mercados, bajo la premisa de que "el dinero debe servir y no gobernar", incluyendo críticas a los paraísos fiscales y al excesivo endeudamiento público. El documento aconseja cobrar un "impuesto mínimo" a las transacciones offshore "para resolver gran parte del problema del hambre en el mundo." También cuestiona que los paraísos fiscales han empeorado la situación de la deuda pública.
Como si estuviera hablando de Argentina y la mismísima familia Macri, el documento señala: "Se ha observado, en efecto, que la riqueza privada acumulada en los paraísos fiscales por algunas élites ha casi igualado la deuda pública de sus respectivos países. El origen de esa deuda a menudo está en los pasivos económicos generados por privados y luego descargados sobre los hombros del sistema público. Entre otras cosas, es bien sabido que importantes sujetos económicos tienden a buscar la socialización de las pérdidas, frecuentemente, con la connivencia de los políticos".
Y en relación a las enormes deudas públicas, se afirma que "los Estados están llamados a revertir la situación con una adecuada gestión del sistema público, mediante sabias reformas estructurales".
Un mensaje aggiornado para los tiempos que corren, ideado por el político Bergoglio a quien le ha tocado llevar las riendas de la Iglesia en uno de sus momentos de mayor crisis de toda la historia. Documento que sale a pocos días del inicio del juicio a Angelo Caloia, ex director del Banco Vaticano, por malversación de fondos. Otro escándalo más del "lado financiero" de la fe, en el que se habla de 68 millones de dólares que se quedaron en la mano de los gestores vaticanos, por una venta de 29 propiedades de la Iglesia. Sin embargo, dicen que la justicia parece estar actuando más lentamente que lo habitual, lo que levanta suspicacias acerca del mayor interés que hay en alargar los tiempos del juicio que en investigar lo ocurrido. Máxime teniendo en cuenta que Caloia tiene 79 años, otro de los acusados es nonagenario y un tercero falleció antes de llegar al banquillo. Todos temen que si se pregunta demasiado, Caloia implique a algunos "hombres santos".
La Iglesia, que es una de las instituciones más ricas del mundo, con banco propio, propiedades muebles e inmuebles, empresas, multimedios, instituciones educativas y millonarias donaciones, no tiene reparos en recurrir al discurso de la desigualdad y la caridad con los pobres del mundo, sin que se le mueva un pelo.
Cuando se cumplen 40 años del asesinato de Aldo Moro –ex primer ministro y dirigente de la Democracia Cristiana italiana-; cuando aparecen nuevos datos sobre la adolescente desaparecida en 1983 que era hija de un trabajador del Vaticano; cuando Italia está conmocionada por la supuesta desaparición del cura Silverio Mura, después de ser acusado de pedofilia y trasladado con un nombre falso para permanecer alejado de los escándalos... el Papa saca del bolsillo de la sotana un documento crítico que permite olvidar que es Bergoglio y lo congracia un poco más con su nombre artístico que homenajea al pobre de Asís.
Artístico, sí. Porque ahora, Francisco se ha convertido en la estrella del festival de Cannes, con la presentación del documental sobre su vida que realizó el cineasta Win Wenders. Quizás tengan que incorporar el premio a "mejor hagiografía", para hacerle honor a la impostura. |