Ayer la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N°45, a cargo de Viviana Fein, emitió un nuevo comunicado de prensa en el que, además de informar sobre los “avances de la investigación” de la muerte de Alberto Nisman, le pide a los medios de comunicación que procuren informar con “prolijidad y prudencia” sobre todo si no se trata de información “oficial”. El planteo de Fein parece una ingenuidad, pero en rigor es una búsqueda personal de despegarse de las mil y una operaciones periodístico-políticas que hoy inundan los diarios, los canales y las radios, tanto de la oposición clarinista como de las “corpos” financiadas por el gobierno.
Hola, Jaime, te estoy llamando
En el comunicado, la fiscal que tiene a cargo la investigación de la muerte de Nisman informó que los peritajes constataron que del teléfono Nextel de Nisman se hicieron reiteradas comunicaciones a un teléfono cuyo titular es el “ingeniero Stiuso”. Esos peritajes se realizaron sobre los llamados emitidos y recibidos por el teléfono de Nisman durante los cinco días previos a su muerte.
La fiscal aclara que las pericias no reflejan contenidos de esas llamadas, sino que sólo detallan “comunicaciones entrantes y salientes”.
Vale recordar que la relación entre Nisman y Stiuso, construida durante años de trabajo común alrededor de la causa AMIA (incluso antes de que Néstor Kirchner los juntara para que armen la insostenible “pista iraní”), se vio reforzada en los últimos tiempos al ser dos de los caídos en desgracia tras el giro del gobierno kirchnerista en 2013 cuando firmó el “Memorando de entendimiento” con Irán. Previsiblemente, el “despido” de Stiuso en diciembre pasado pudo haber cortado la relación institucional pero no la sociedad entre ambos. Por eso no asombra que Nisman y Stiuso hayan conversado, y mucho, en plena crisis por la denuncia contra Cristina, Timerman, el "Cuervo" Larroque y D’Elía. Lo que importa es qué se dijeron. Y eso, claro está, sólo Stiuso lo sabe.
Si bien Fein anunció que entre hoy y mañana recibirá “numerosas declaraciones testimoniales imprescindibles para profundizar la investigación”, aclaró que “se están evaluando las condiciones con las que llevará a cabo la declaración del ingeniero Stiuso, para resguardar la integridad personal del testigo”, dando a entender que no necesariamente el ex hombre fuerte de la SIDE declare esta semana como viene trascendiendo. “Necesito ver qué relación tuvo en vida; cuáles fueron las comunicaciones previas, qué se han dicho mutuamente y qué se han solicitado hasta el día del fallecimiento”, había dicho antes la fiscal frente a los micrófonos. A juzgar por las previsiones que rodean la declaración de Stiuso, no se puede descartar que la misma se realice, de forma inminente, en el más absoluto secreto.
Cuiden al espía…
Al mismo tiempo que la fiscalía lanzaba el comunicado, la ministra de Seguridad de la Nación María Cecilia Rodríguez le mandaba una nota a Fein de parte de la presidente Cristina Fernández. Allí expresaba que el gobierno considera "necesario" que se disponga custodia al ex agente Stiuso y que las fuerzas de seguridad federales están "disponibles para ello". Esa custodia, dice la carta, debería aplicarse “en virtud de la trascendencia pública que ha tomado su persona (la de Stiuso, NdR), la divulgación de su imagen y la información publicada sobre amenazas recibidas en distintos medios de comunicación de fecha reciente”. Fein deberá hacer uso del ofrecimiento oficial o descartarlo, dado que hasta el momento Stiuso no realizó ningún pedido al respecto.
El chiste del gobierno es que intenta mostrarse como garante de una “seguridad” tan falsa como muchos de los “pilares” de su modelo. Las mismas fuerzas federales que hoy la presidente ofrece para guardarle las espaldas a Stiuso son las que trabajaron con “Jaime” durante más de cuarenta años, tanto en dictadura como desde 1983. Ellas son la Policía Federal, que cuenta con mil agentes secretos que se infiltran diariamente entre la población para hacer espionaje y persecución política, la Gendarmería Nacional, que puso en pie nada menos que el Proyecto X, y la Prefectura Naval, que está involucrada, entre otros casos, en el “suicidio” con cianuro del genocida Héctor Febrés en 2007. ¿Hace falta recordar que la misma Policía Federal tenía a su cargo la “custodia” de, ni más ni menos, el mismo Alberto Nisman?
Esas fuerzas federales poco pueden aportar al esclarecimiento de un caso como el de la muerte violenta de Alberto Nisman. Por eso, pese a sus intentos de presentarse como “objetiva” e “imparcial”, la misma fiscal de la causa no hace más que nadar en un océano cloacal. Mientras le pide a los medios prolijidad y prudencia, anuncia que “la próxima semana declarará una perito química de la Policía Federal para precisar puntos y conclusiones del peritaje que arrojaron los resultados del cotejo de ADN”. Esas parecen ser las fuentes “imprescindibles para profundizar la investigación” con las que cuenta la “Justicia”.
La única “certeza”
Hasta el momento lo único que se puede afirmar es que Nisman murió de un balazo que le entró por el costado derecho de su cráneo, que no salió y que le causó la muerte de forma instantánea.
Respecto al disparo, el comunicado de ayer de la fiscal Fein insiste en que “conforme a la autopsia que obra en la causa, el disparo fue efectuado en la zona temporal derecha, ubicado a 3 centímetros por encima de la inserción del pabellón auricular y no de otra manera”.
Y nada más. Por el momento. |