El presidente de Italia, Sergio Mattarella, jugó una nueva y probable última carta para encontrar una salida grave crisis en la que se encuentra el país tras 85 días sin Gobierno. En la búsqueda por evitar el llamado a nuevas elecciones encargó formar un Ejecutivo al economista y ex funcionario del FMI , Carlo Cottarelli, quien asume el desafió sin mucha esperanza.
El presidente Mattarella tomó esa decisión luego de rechazar el Gobierno de coalición entre la ultraderechista Liga y el derechista Movimiento 5 Estrellas (M5S), que encabezaba Giuseppe Conte, al vetar la presencia del euroescéptico y crítico con el euro Paolo Savona como ministro de Economía.
Cottarelli, exdirigente del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 64 años, explicó ante la prensa que aceptó el encargo del jefe de Estado para presentar un programa de Gobierno que lleve al país a nuevas elecciones en 2019, en lo que sería una salida mediante un gobierno “técnico” que administre al país.
El designado primer ministro presentará a Mattarella su gabinete, pero explicó que en caso de no conseguir la confianza del Parlamento, dimitirá inmediatamente y seguirá solo para las funciones urgentes hasta las elecciones, que se convocarán después de agosto.
Cottarelli, además de exfuncionario del FMI es conocido por haber sido comisario extraordinario para la reducción del gasto público en 2013 con el Gobierno de Enrico Letta, explicó que su misión será dejar aprobada la ley de Presupuestos y "conducir al país a nuevas elecciones a principios de 2019". Ante la prensa aseguró que su Gobierno "realizará una gestión prudente de las cuentas públicas" al recordar que estos días ha aumentado la tensión sobre la economía italiana con la subida de la prima de riesgo.
El escenario de este nuevo intento por formar Gobierno es desalentador porque nace prácticamente sin futuro, pues no tiene los apoyos necesarios para conseguir la confianza en ninguna de las Cámaras del Parlamento, por ese motivo ya se barajan las fechas de las posibles elecciones, que serían a mediados de septiembre o en octubre.
El llamado a nuevas elecciones tampoco resuelve el riesgo de que se vuelvan a repetir los resultados fragmentados que no han permitido formar una mayoría tras los comicios del 4 de marzo, situación que se viene reiterando en el país. La Liga, que eliminó la palabra Norte de su símbolo para la campaña electoral, y el M5S ya han anunciado que no votarán la confianza al Ejecutivo de Cottarelli.
Ambos partidos tienen ya la mayoría en la Cámara de los Diputados y en el Senado, pero además también anunciaron que no votarán a favor del "Gobierno del presidente" Forza Italia, de Silvio Berlusconi, y los posfascistas de Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni.
El líder de la ultra derechista Liga, Matteo Salvini, lanzó una advertencia a sus socios electorales de Forza Italia y a los Hermanos de Italia al afirmar que si apoyaban a Cottarelli se acababa la coalición con la que se presentaron a las elecciones.
El intento del presidente Mattarella busca la formación de un gobierno “técnico” sin llamar a los partidos salidos de las urnas. Ese gobierno debería establecer un programa que pueda satisfacer los apetitos de una gran parte de los empresarios, la cual reclaman menos impuestos a las empresas, más flexibilidad, la privatización, la reducción de los salarios como está escrito en el proyecto de ley del M5S llamado “ingreso de la ciudadanía” así como también la reducción del déficit publico tal y como lo desean la UE y el FMI. Pero el rechazó de las dos fuerzas que más votos obtuvieron en las elecciones hace difícil que un gobierno de ese tipo se pueda lograr.
Por otro lado una nueva campaña electoral podría ser virulenta y con la presión de la volatilidad de los mercados. También una nueva elección podría fortalecer más a la ultraderechista Liga, y su líder Matteo Salvini aseguró que si vuelve a tener la posibilidad de formar gobierno, lo hará del brazo del rechazado ministro de Economía, profesor Paolo Savona. La crisis política en Italia ha comenzado una nueva etapa. | 
