A pocas semanas de concluido el plazo que dispuso el gobierno provincial para modificar la ley electoral de la provincia (N° 7876) y la ley orgánica de los partidos políticos (N° 5454), la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Legislatura ya se encuentra tratando los proyectos presentados por Cambiemos y el PJ.
Aunque no se han dado a conocer al público, empiezan a trascender algunos detalles a partir de las declaraciones de los referentes de las distintas fuerzas. Otro tanto se puede anticipar a partir de la compilación de diagnósticos y propuestas compiladas por el gobierno provincial en un libro que lleva por título “Tucumán Dialoga”, eufemismo bajo el cual se encubre una iniciativa que tuvo el gobierno provincial para desviar la crisis política abierta tras el escandaloso fraude electoral de 2015.
Recordemos que en aquella oportunidad el festival de acoples y el inédito despliegue de un aparato clientelar financiado por el gobierno provincial y los municipios, culminó en un escándalo nacional.
Desde entonces, tanto el PJ como Cambiemos, y Fuerza Republicana, se han puesto de acuerdo en una sola cosa: no eliminar el sistema de los acoples, sino a lo sumo “limitarlo”, bajo el argumento de que para hacerlo debían convocar a una Asamblea Constituyente, algo que consideran indeseable.
La forma que ha propuesto el gobierno provincial para lograrlo sería eliminando los partidos municipales y comunales. Según la Junta Electoral Provincial, de esta manera quedarían en pie entre 50 y 70 partidos provinciales. Pero esta medida no impide a los partidos provinciales “celebrar acuerdos con otros partidos para apoyar a un candidato a gobernador o intendente”, como establece la ley electoral de la provincia. La discusión entonces gira en torno a cuántos acoples puede tener una misma fórmula.
Limitar los acoples y centralizar el control territorial
Para limitar la cantidad de acoples se estaría discutiendo la posibilidad de reglamentar el artículo 43° de la ley electoral que no pone ningún tope a la cantidad de partidos que puede apoyar a una misma fórmula.
Macelo Caponio, apoderado del PJ, anticipó la postura del peronismo de no restringir la cantidad de acoples porque “esos acuerdos dependen exclusivamente de las decisiones políticas que adopten los frentes, alianzas o partidos políticos”. Y aunque desde Cambiemos proponen poner un tope, si nos atenemos a la experiencia de 2015, podemos sospechar que finalmente pondrán en pie tantos acoples como habilite el peronismo, que finalmente impondrá su mayoría en la legislatura.
Si los acoples municipales y comunales llevaron la competencia entre candidatos a un descontrol de las líneas internas que culminó con quema de urnas, la eliminación de los partidos municipales le devuelve el control del territorio al poder ejecutivo provincial, a los municipios más dotados de recursos, y a los legisladores, que serán la correa de transmisión de un control más vertical sobre las comunas.
Quizás por esa razón los legisladores peronistas Roque Cativa, Enrique Orellana, Ramón Santiago Cano, Fernando Juri, y Nancy Bulacio, vienen apurando un proyecto para subdividir las tres secciones electorales que existen actualmente y de esta manera garantizarse la fidelidad de sus territorios encapsulando otros posibles competidores.
Habiendo llegado a un acuerdo sobre la no eliminación de los acoples, Cambiemos y el PJ parecieran poner el foco de atención del debate en si la elección de los candidatos de un partido tiene que ser a través de elecciones cerradas a los afiliados (PJ) o internas abiertas y simultáneas (PASO) como funciona actualmente en el régimen electoral nacional (Cambiemos), si habrá un fuero electoral en el Poder Judicial o la Junta Electoral Provincial al mando, o si habrá controles al financiamiento de los partidos.
La crisis interna abierta en la coalición Cambiemos para el Bicentenario, con el desgaste de su principal apuesta de recambio, José Cano, ha catapultado las aspiraciones de otras figuras que se disputan la representación del espacio. La elección interna y abierta le daría más peso al aparato territorial de la coalición anclado en la intendencia capitalina y a figuras que no tallan en la interna de la UCR.
Más allá de la cantidad de acoples, el nuevo esquema promete un deslpiegue más agresivo del aparato clientelar que usufructua las necesidades más acuciantes del pueblo trabajador en beneficio de una casta política que se perpetúa a imagen y semejanza de esta democracia para ricos. |