El Movimiento de Trabajadores Socialistas, grupo mexicano de la Fracción Trotskista, realizó el pasado fin de semana su III Congreso en Ciudad de México.
En un clima de gran entusiasmo, el tercer congreso del Movimiento de los Trabajadores Socialistas se llevó a cabo del 25 al 27 de mayo en la Ciudad de México.
Se dieron cita maestras y maestros, trabajadoras y trabajadores de la UNAM, telefonistas, trabajadores de la salud, así como de distintas industrias del Estado de México y Guadalajara, estudiantes de la UNAM, de la Universidad Autónoma Metropolitana, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de la Universidad de Guadalajara y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Destacó la participación de una delegación de Left Voice, la sección estadounidense de la red internacional de la Izquierda Diario, así como trabajadores invitados de Ciudad Juárez, Chihuahua, en un proceso de acercamiento, discusión e integración a nuestra organización.
Entre la imprevisibilidad de Trump y la ofensiva imperialista
La primera sesión se dedicó a la discusión sobre la situación internacional, donde se abordaron, con la intervención destacada de los delegados de Left Voice, las crisis que enfrentan distintos países, como Estados Unidos, Francia, Brasil y Venezuela, entre otros.
Se retomó la definición de crisis orgánica de Antonio Gramsci, entendida como una crisis económica, política y social que evidencia contradicciones profundas que las clases dominantes no pueden resolver por sus métodos habituales. Se abre así un período de cuestionamiento histórico –no de políticas parciales o líderes particulares sino de la orientación de la clase dominante de conjunto– que se expresa en la crisis de los regímenes políticos y de los partidos burgueses tradicionales con sus bases.
Esto para explicar cómo estas crisis pueden dar paso a distintos fenómenos de la lucha de clases: desde movimientos juveniles hasta manifestaciones obreras, y también nuevas formas de pensar, como el caso de Estados Unidos, donde la juventud empezó a perder el miedo a la palabra socialismo en el corazón de la principal potencia mundial.
Desplegar bien alto las banderas antiimperialistas
Ante el ataque imperialista y el gobierno de Trump, el fenómeno de Morena y AMLO que se inscribe en las tendencias más profundas de la situación -como la crisis del proyecto del TLCAN y la crisis de los partidos patronales tradicionales con su base social-, y en el marco de las próximas elecciones del 1 de julio, el tercer congreso del MTS definió levantar la lucha antiimperialista, por la independencia de clase y por poner en pie una herramienta política para la clase trabajadora, desplegando un programa socialista como los principales desafíos para el próximo periodo.
En este sentido, se lanzará una campaña política por la renacionalización de la industria energética bajo control de los trabajadores, el no pago de la deuda externa y el saqueo imperialista.
Al mismo tiempo, se expresará por distintos medios un fuerte repudio a las políticas del gobierno de Trump, contra el muro y la militarización de la frontera, contra las deportaciones y en defensa de plenos derechos civiles y políticos a los migrantes mexicanos, centroamericanos y de otras nacionalidades tanto en los Estados Unidos como en México. Por echar atrás las reformas estructurales y en defensa de la educación pública, y contra los planes del imperialismo en el país.
También en repudio a las políticas imperialistas en América Latina y Medio Oriente, en particular contra su política intervencionista en Palestina y el apoyo sionista a Israel.
Amplio repudio popular a los partidos de las reformas estructurales y el ascenso de AMLO
Las próximas elecciones del 1 de julio constituirán un importante cambio político en la situación nacional, signada por elementos de crisis orgánica –desde la profunda desconfianza en las instituciones y los partidos patronales tradicionales a la incertidumbre en torno a la renegociación del TLCAN–.
Es el Morena, una formación que sostiene un programa burgués con retórica reformista y un discurso de oposición a los partidos que suscribieron el Pacto por México, el que con Andrés Manuel López Obrador encabeza la intención de voto, ahora con una diferencia del 20%. Tiene gran apoyo no sólo en el centro y sur del país –como fue en gran medida en las elecciones pasadas–, sino también por el norte, donde en las últimas décadas se alternaron el panismo y el priismo y fue definitorio en las elecciones presidenciales, y el Bajío, donde Morena está cabeza a cabeza con los partidos burgueses tradicionales.
Este fortalecimiento del Morena, sustentado en el repudio y el hartazgo ante los múltiples agravios que propinaron el PRI, el PAN y el PRD –los partidos que se aliaron en el Pacto por México en 2012, que dio paso a las reformas estructurales que hoy se aplican– puede reflejar la conquista de una mayor influencia del partido de AMLO sobre sectores patronales y de clase media, pero también posiblemente sobre la clase trabajadora de esas regiones.
Según la última encuesta publicada por el diario Reforma, López Obrador –Juntos haremos historia (Morena, Partido Encuentro Social y Partido del Trabajo) – encabeza la intención de voto con 52%, mientras Anaya, candidato de la coalición Por México al Frente tiene 26%, y Meade, el candidato del PRI, está en 19%. La diferencia hace muy difícil que pueda ser remontada por el PAN y el PRI. Este escenario solo podría cambiar con un fraude escandaloso o una salida “a lo Colosio”, que aunque es poco probable no se puede descartar.
El triunfo de Morena puede acelerar la crisis del PRI. Una derrota histórica de Meade puede limitar mucho el peso institucional del tricolor, mucho más si AMLO mantiene su diferencia y eso lo expresa en el Congreso. La crisis de la hegemonía que el PRI impuso durante décadas en la vida nacional, se expresa también en el giro de varios sindicatos al apoyo a López Obrador. Se abre la posibilidad de un debilitamiento del aparato sindical corporativo iniciado en los treintas con la CTM, que AMLO tratará de aprovechar y evitar que se radicalice.
Las contradicciones que se pueden abrir para el nuevo gobierno no serán menores. El contexto económico internacional y la conflictiva relación con el gobierno de Trump puede abrir un panorama tormentoso para el próximo gobierno. A su vez, aunque la llegada del tabasqueño reabra la confianza en el cambio “desde arriba”, los años de crisis en la relación entre las instituciones y el movimiento de masas tienen gran potencialidad. Además, en el marco de que se desarrollan luchas por fábrica en el movimiento obrero industrial, como el reciente paro de Foxconn en Ciudad Juárez, así como otros conflictos en distintos puntos del país, incluyendo el estallido de un paro de labores del combativo magisterio de Oaxaca, que dan cuenta de que en sectores de la clase trabajadora hay disposición a la lucha aun en condiciones adversas.
En ese sentido, hay que tener en cuenta que el programa de gobierno de Morena -que se desarrollará en un momento claramente distinto al que marcó el ascenso de los gobiernos posneoliberales a inicios del 2000 y con la administración Trump en Estados Unidos- se caracteriza por una retórica “reformista” -anticorrupción, austeridad, revisar algunas de las reformas- que generan grandes ilusiones en las masas, pero cuyas medidas concretas son tibias y no van más allá de un neodesarrollismo senil, con mayor participación del Estado -por ejemplo con las propuestas de construir nuevas refinerías- y programas asistenciales que no cuestionan esencialmente la entrega del país al imperialismo y el “orden” establecido por las trasnacionales y la patronal en México.
Hacia adelante, se podrán abrir fuertes contradicciones entre el movimiento de masas, que quiera obtener sus demandas y aspiraciones, y el nuevo gobierno.
Poner en pie una gran organización socialista: el gran desafío por delante
En ese contexto, el congreso del MTS discutió entusiastamente cuáles son las vías, las herramientas y las medidas políticas para avanzar en la construcción de una herramienta política -independiente de los empresarios y los dictados del imperialismo estadounidense- de los trabajadores, las mujeres y la juventud, antiimperialista y socialista.
Así, una importante resolución es la elaboración de un manifiesto programático del MTS, como sección mexicana de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional- que explique nuestra perspectiva sobre la urgencia de poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora y la pelea por la reconstrucción de la IV internacional.
El Congreso, coherente con nuestra definición que el centro de nuestra organización y nuestra práctica está en la lucha de clases, discutió las vías para concentrar y redoblar la construcción del MTS y las agrupaciones clasistas y democráticas, que impulsamos en centros de trabajo y fábricas de la zona metropolitana y distintos estados, tanto en lugares donde hemos tenido una intervención destacada en el último periodo (como magisterio y STUNAM), como en otros sectores obreros donde hemos venido participando, tal como se expresa en este periódico. Así como en escuelas y universidades, donde esta planteado seguir construyendo una Agrupación Juvenil Anticapitalista de cientos de integrantes, con una perspectiva proobrera y revolucionaria.
Nuestra corriente internacional es parte del movimiento de mujeres y luchamos por desarrollar un feminismo socialista, a través del impulso de la agrupación de mujeres Pan y Rosas. Así es que en México tenemos el enorme desafío de extendernos en centros de trabajo y estudio, con el objetivo de aportar al desarrollo del movimiento de mujeres, así como contribuir al desarrollo de la lucha por los derechos de la comunidad sexodiversa, en la perspectiva de la transformación radical de la sociedad.
A su vez, se definió redoblar esfuerzos en la campaña electoral de la Plataforma Anticapitalistas al Congreso de la Ciudad de México, encabezada por la maestra Sulem Estrada, con Miriam Hernández, trabajadora de la UNAM, como suplente. Con el objetivo de desplegar un programa anticapitalista y socialista que dé respuesta a los problemas más acuciantes de las mayorías, así como poner estas candidaturas al servicio de las luchas obreras.
Destaca también la propuesta de pelear por la jornada de 6 horas 5 días a la semana, con escala móvil de salarios y reparto de horas de trabajo entre ocupados y desocupados, para enfrentar la precarización laboral y la subcontratación.
En relación al ataque contra el sector educativo como parte de los planes de los organismos financieros internacionales y el imperialismo para privatizar la educación pública así como la represión al magisterio democrático y en lucha, se resolvió impulsar una campaña internacional en defensa de la educación pública en escuelas, bachilleratos y universidades, y el sector educativo, en defensa de los trabajadores de la educación y sus derechos laborales, así como de la educación pública y gratuita, fortaleciendo la unidad obrero-estudiantil y el frente único obrero.
Respecto a la Izquierda Diario, se definió relanzar la sección Paso del Norte en colaboración con los camaradas de Ciudad Juárez y estrechar la colaboración internacionalista con Left Voice. Así como aprovechar la potencialidad del diario como “organizador colectivo” para la extensión nacional y la llegada a nuevos centros de trabajo y de estudio, esto de la mano de sostener una edición impresa mensual del periódico.
Por último, y de cara al surgimiento de nuevas formas de pensar y un renovado interés por el marxismo, otra importante definición fue llevar a cabo cátedras y cursos de formación orientados a fortalecer a nuevas generaciones de trabajadoras, trabajadores y jóvenes para poner al trotskismo a la ofensiva. Esto junto al relanzamiento del proyecto editorial de Armas de la crítica, la difusión de las obras publicadas por el Instituto de Pensamiento Socialista y la publicación la revista Ideas de Izquierda México.