Las lluvias que afectaron a la zona centro sur del país estaban avisadas con semanas de anticipación. Desde la ONEMI y autoridades de gobierno anunciaron varios planes que se encontraban en marcha para sobrellevar cualquier emergencia que se presentara.
La empresa Enel, encargada del suministro electrico de la región metropolítana, anunció un enorme plan de contención que sería aplicado el momento de comenzar las precipitaciones. A pesar de todo esto, bastó que cayeran algunos milímetros de agua acompañado de ráfagas de viento, para que los apagones volvieran a cotidianidad de miles de santiaguinos.
Hasta la mañana del miércoles más de 8.500 clientes se encontraban afectados por los cortes de suministros y aun no recibían ningún tipo de respuesta por parte de la empresa. Muchos usuarios denunciaron, a través de redes sociales, que en comunas como Cerrillos, Quinta Normal o Quillicura los cortes se extendían por más de 24 horas.
Aunque podamos decir que los cortes afectan a la población, sin distinciones de clase, son sin duda los más pobres los que sufren la peor parte.
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Mientras en Chicureo se corta la luz un par de horas y se llena de técnicos para superar la emergencia en tiempo record, sus habitantes pueden salir del lugar, hospedarse en hoteles o muchos hogares cuentan con generadores de electricidad propios. Similar situación ocurrió durante las lluvias del año pasado.
Pero mientras las comunas ricas poseen mecanismos para paliar la emergencia, los habitantes de las comunas pobres no pueden arriesgarse a salir de sus hogares por temor o falta de alternativas. Además son miles de hogares los que pierden lo poco o nada que tienen almacenados en sus refrigeradores y deben tirar los alimentos que se hayan descompuesto.
Situación similar ocurre con los pequeños locatarios que han denunciado a través de la TV el cómo afecta los cortes a sus posibilidades de trabajar.
Mientras los trabajadores y pobres de la ciudad sufren con los cortes de energía, los dueños y accionistas de Enel reciben utilidades por sobre los 70mil millones de pesos. Como explicabamos aqui el sistema de privatizaciones que se generó durante la dictadura y que se mantuvo con los gobiernos de la ex Concertión-Nueva Mayoría se hizo a la medida de los empresarios.
Por años la derecha reclama la privatización de los servicios públicos debido a que el Estado sería un "mal administrador", pero cuando las empresas privadas realizan esta "mala administración" miran a un costado y piden comprensión, como lo hizo la intendenta Rubilar durante estos días.
Por último, la precariedad de la infraestructura eléctrica de la ciudad no es la única forma que tienen empresas como Enel para abaratar costos y aumentar las ganancias, sino que suman la precarización laboral como una fórmula perfecta para mantener millonarias utilidades. Así lo manifestaron las organizaciones de trabajadores de Enel, donde denunciaban la baja dotación de trabajadores estables para enfrentar las emergencias, cuestión que contrastaba con el hecho de que la totalidad de las brigadas en terreno se encontraban subcontratadas.
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