En la segunda y definitiva jornada de la moción de censura que ganó Pedro Sánchez, la portavoz Margarita Robles deseaba que “vuelva a España la ilusión y esperanza de 1982 y 2004”. Robles destacaba la gestión de gobierno de Felipe González y la de José Luis Rodríguez Zapatero.” Pero veamos qué ha significado esta obra de gobierno para los trabajadores y los pueblos.
La “obra” de González que perdura
Robles ha dicho que González “trajo a España la modernidad, que hizo que la sanidad, la educación y los servicios públicos mejoraran, que introdujo a España en Europa…”. Esa modernidad debería llamarse neoliberalismo y fue González el agente de implementarlo en el Estado español en beneficio de los grandes empresarios del Ibex 35 en lugar de la clase trabajadora que aupara con gran esperanza al PSOE.
En primer lugar los trabajadores de todo el Estado hemos sufrido la mal llamada “reconversión industrial”. Reconversión que acabó siendo la mayor desindustrialización de toda la historia española. Gran parte de la industria pesada y el tejido industrial españoles que en aquel entonces estaba concentrado en el INI, ha desaparecido completamente ya sea por haberse cerrado o por la privatización.
Los costes de estos procesos de desindustrialización y terciarización de la economía española se cargaron íntegramente en los hombros del proletariado de la península. Felipillo que había asumido con la promesa de crear 800.000 puestos de trabajo, en realidad nos hizo asumir un paro del 22% en 1985. Como dijo Joaquín Almunia, “los primeros años fueron todo ajustes y pocas alegrías”.
El PSOE fue el encargado de pasar los planes de ajustes que se habían acordado en el famoso Pacto de la Moncloa. Pacto que fue firmado por la UCD, el PSOE, IU y también los grandes sindicatos: CCOO y UGT. Lo que la UCD no se atrevió a aplicar, debido a la enorme conflictividad obrera de los 70, lo comenzó a aplicar el PSOE en los 80 y ellos le llaman modernidad. Nos están pillando y le llaman lluvia
Entre las perlas de la “modernidad” (léase reformas neoliberales) encontramos la Reforma de las pensiones de 1985 con la crisis que provocó entre el PSOE y UGT puesto que Nicolás Redondo se negó a votar la ley en el Congreso. Esta reforma reducía la cuantía de las pensiones y ampliaba el período mínimo de cotización. Pero, ¿no es esto lo que ha hecho el PP de Mariano Rajoy hace pocos años?
Otra perla fue la reforma del mercado laboral de 1994, siendo catalogada por los sindicatos como auténtica “contrarreforma”. Esta reforma fue respaldada con gran entusiasmo por la derecha española. Y, estuvo precedida por otras reformas de menos calado que abarataban el despido e introducía la contratación temporal entre los más jóvenes. No sé si esto suena conocido al lector.
La corrupción también afloró durante las cuatro legislaturas de Felipe González. El PSOE estaba acosado de sonados casos. Tan solo por mencionar algunos: el caso Filesa, Juan Guerra, Aida Álvarez; el caso Mariano Rubio, Gescartera; el caso Mario Conde y Perote o el caso Roldán, Amedo, Domínguez. No hay que dejar de mencionar la guerra sucial de las GAL dirigida por el famoso señor “X”.
La UCD, bajo el gobierno de Calvo Sotelo, había hecho ingresar al Estado español en la OTAN en contra de la voluntad popular. Los socialistas de González habían hecho campaña en 1981 por la salida de la OTAN y prometieron montar un referéndum para decidir qué hacer. En un giro copernicano, González pasó a defender la decisión del PSOE haciendo una enorme campaña de chantaje a la población para doblegar su opinión. Esta es la tradición de la que mama Pedro Sánchez
¿Quién se acordaba de Zapatero?
La portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados nos hizo recordar a José Luis Rodríguez Zapatero. Seguramente lo ha tenido que sacar del baúl de los recuerdos. Y nos dijo que fue “una legislatura basada en la igualdad de todos”. Sin embargo, el castigo económico sobre amplias franjas de la sociedad fue enorme.
Esta igualdad para todos se concretó en el inicio de los recortes en educación y sanidad. Recortes que luego fueron profundizados por Rajoy cuando tenía mayoría absoluta. Fue la “igualdad” de 200.000 despidos mensuales que llegó al 22% de paro a la hora de dejar la Moncloa. Esta igualdad significó un aumento de la presión impositiva a las clases trabajadoras y medianas, mientras las empresas del Ibex 35 tienen sus empresas en paraísos fiscales.
Mientras el ministro Solbes buscaba unos “brotes verdes” o el mismo Zapatero negaba absolutamente la crisis económica, miles de familias en todo el Estado tenían que pedir ayudas para poder comer, o dejar la casa que pagaron por años debido a la imposibilidad de continuar pagándola.
Y, como si el paro y los desahucios fueran poco para demostrar la desastrosa política de Zapatero, hay que mencionar el 15M. Seguramente recordaréis el levantamiento juvenil. Este movimiento surgió ocupando las plazas de Madrid, Barcelona… para denunciar ésta democracia y el poder del “PPSOE”, para demostrar la grave situación social de los jóvenes que aún perdura. El Gobierno de Zapatero a ellos tan solo les dio palos y represión.
Una izquierda anticapitalista y de los trabajadores
En síntesis, ésta es la ilusión y esperanza que trae Pedro Sánchez. Lo hace en un período en el cual no solo no se acabó la crisis social (paro de dos dígitos, precariedad, etc.) y en el que la crisis territorial y el derecho de los pueblos a la autodeterminación está pendiente de resolver (Catalunya centralmente). Y, en todos estos temas, el PSOE de Pedro Sánchez y Susana Díaz ha obrado igual que el PSOE. Si así comenzamos, ya sabemos cómo acabarán los dirigentes de la “Rosa”.
Por todo lo anterior no es posible esperar una legislatura “socialista” muy diferente a la del PP en relación a las conquistas y problemas sociales. La política de Podemos de borrar al PSOE como parte de la casta y mostrarlo como una fuerza progresista con la cual cogobernar es una gran traba hacia los movimiento sociales y de los trabajadores. Otro engaño de una fuerza que rápidamente ha pasado de cierta contestación al poder a buscar un lugarcito bajo el sol.
Cada día se hace más palpable que los trabajadores y el pueblo pobre necesitamos crear una alternativa que surja desde la base obrera en las fábricas, lugares de trabajo, entre los jóvenes de los institutos y las universidades, entre las mujeres que inundaron las calles del 8M e hicieron paro. Una alternativa para resolver el paro, la precariedad, la situación territorial desde una perspectiva anticapitalista y socialista. |