Foto: Telam. Mauricio Macri recibió en la Casa Rosada a Jim Yong Kim, titular del Banco Mundial en marzo de este año
Este domingo, el diario Clarín reveló que la delegación gubernamental que negocia en Washington un crédito stand by del Fondo Monetario Internacional (FMI) también habría iniciado conversaciones con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento-Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). El objetivo es apurar el desembolso de un paquete de ayuda por 30 mil millones de dólares, aunque algunos analistas señalan que podría ser por un monto mayor.
Todos los organismos con los que está negociando el gobierno fueron centrales en la aplicación de las políticas neoliberales a nivel mundial y en nuestro país. Por ejemplo, el Banco Mundial y el BID jugaron un rol clave en la introducción de las reformas neoliberales en la educación durante los 90, que llevaron a recortes presupuestarios, avances privatizadores, mayores restricciones al ingreso en las universidades, proliferación de posgrados pagos y convenios de pasantías precarias con empresas y multinacionales.
A cambio de la ayuda financiera, el gobierno llevaría adelante un ajuste todavía peor del que está implementando. La meta de déficit fiscal, según han anunciado, pasaría del 2,7% del PBI al 2,5% este año. Eso se conseguiría por una menor inversión en obra pública -se ejecutarán $30.000 millones menos-, y por recortes en los recursos del Estado -con su consecuente ataque a los trabajadores y trabajadoras estatales, de la salud y de la educación. El diario Clarín también habla de menores transferencias de recursos a las provincias y de la posibilidad de detener la baja de retenciones a la soja, aunque esto último ya fue descartado por el gobierno, a pedido de la Sociedad Rural y el agro power.
En cambio, si continuará el tarifazo, pese a que la mayoría aplastante de la población está en contra. El veto presidencial a la ley que restringía los aumentos de tarifas fue solo el comienzo. Para 2019 la meta fiscal rondaría el 1,5% del PBI, con lo cual el gobierno se compromete a seguir reduciendo subsidios y permitiendo a las empresas privatizadas trasladar eso a los precios. También los precios seguirán atados a los vaivenes del dólar y futuras posibles depreciaciones del peso, en tanto que el viernes el gobierno descartó congelar los precios de la nafta, que volvieron a aumentar ayer.
Al parecer, el objetivo de limitar la inflación pasaría a un tercer plano en relación con la necesidad de pisar el acelerador del ajuste. Al menos así lo confiesa el “gran diario argentino”, que dice que “posponer la actualización de los costos con el sólo objetivo de mostrar cifras más bajas en la inflación, aumentaría el riesgo de acumular distorsiones”.
Una cosa queda clara: la única vía para frenar este saqueo es la movilización en las calles y un paro nacional activo, como viene exigiendo la izquierda a las conducciones sindicales.
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