En el marco de la primera cuenta pública del gobierno de Chile Vamos, Sebastián Piñera, en el apartado “Nuestros Valores y Principios” recalcó fuertemente la necesidad de tener “familias fuertes y sanas para cumplir con su insustituible y valioso rol en nuestra sociedad, así se encaminó en un discurso que pretende englobar a todos y todas en el concepto de familia, utilizándolo para mencionar los derechos del niño, la agenda de la mujer, educación, temas de seguridad y crecimiento económico.
Ciertamente más allá de comunicar el cambio de nombre del antes Ministerio de Desarrollo Social y ahora Ministerio de la familia y Desarrollo social, la idea del mandatario era implantar una visión de familia en miras de la productividad, relacionando el concepto de familia con el progreso económico subordinado los derechos de las mujeres y niños a este ideal.
Todo el concepto de familia que hoy levanta la derecha a través de Sebastián Piñera se sostiene en la moral conservadora de la iglesia y los ritmos productivos de los empresarios que están más interesados en mantener la mano de obra y llenar ejércitos, que en construir familias bajo relaciones honestas de cariño, lo que no solo es un control de las relaciones sociales sino que mantiene la división del trabajo, por que se sigue pensando en la mujer atada a la maternidad. Por lo mismo en la cuenta pública solo se hablo de familias heterosexuales y se invisibilizan completamente el derecho de las mujeres a decidir sobre la maternidad a la vez que manifestaba una sentida preocupación por las parejas heterosexuales que no querían tener hijos, clasificándolas de enfermas.
En la misma tónica, Cecilia Pérez, vocera del gobierno en conversaciones con TVN, protegió los dichos de piñera, ante las críticas recibidas por la ausencia de soluciones para la adopción homoparental, la que solo repitió que los criterios de adopción serán entregados a los jueces, para que ellos en última instancia decidan quienes pueden adoptar. Supuestamente las adopciones se llevarán “sin discriminación”, dejando únicamente fuera a quienes tengan denuncias por violencia en relaciones familiares y quienes no consuman droga. Sin embargo, no podemos confiar en un gobierno que pretende invisibilizar todos los cambios en las estructuras familiares - con ello los derechos de los trabajadores, las mujeres y la diversidad sexual - y que en otras ocasiones ha hecho ver que bajo sus perspectivas una pareja homosexual no crearía un buen ambiente familiar para la crianza, arrebatándole sus derechos principales.
Además el dejar sin posibilidades de adoptar a personas que tengan denuncias por violencia en las relaciones familiares o con problemas de drogadicción, no soluciona el problema de fondo, no soluciona el machismo potenciado por las instituciones del estado que rodean las relaciones sociales o el narcotráfico, solo ofrece una medida punitiva, que no educar ni permite la reinserción social de aquellos que se ven golpeados por estas miserias del capitalismo.
La familia que la derecha y los sectores conservadores quieren imponer, es una familia, en donde las mujeres estén atadas a sus parejas, que deben ser heterosexuales, subordinadas a la maternidad y a la doble jornada laboral, que responde a un contexto en el que todos los derechos sociales están mercantilizados y el trabajo en el hogar no es remunerado de ninguna manera. Pero esto no supone un ataque únicamente para las mujeres, si no que de conjunto es un ataque a la clase trabajadora, a los hombres, mujeres y la diversidad sexual envuelta en ella, se trata de imponer una única forma de llevar las relaciones sociales,lo que implica perpetuar los roles de género denostando toda la lucha de las mujeres a lo largo de la historia. |