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En Oaxaca, la campaña mediática la encabezan empresarios cuya única preocupación está centrada en velar por sus intereses y no por las grandes necesidades que tiene la población, en uno de los estados con mayor índice de pobreza.
Raúl Ruíz Robles, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) de Oaxaca, aseguró recientemente que “las protestas magisteriales ocasionan un daño incuantificable”, donde “Oaxaca es un estado que está colapsado y si a eso le añadimos todos los desmanes que realizan los maestros siguiendo sus causas, pues nos afectan gravemente a todos”.
Los maestros no sólo resistieron el sexenio de Peña Nieto con la imposición de la Reforma Educativa –con la cual en realidad se precarizaron aún más las condiciones laborales– y el conjunto de reformas estructurales, sino que además enfrentaron el hostigamiento y el ataque de las fuerzas represivas en todo el país. Muchos de esos maestros entregaron su vida en las aulas y en las calles, como fue el caso de los maestros asesinados en Nochixtlán.
La regla en el sexenio de Peña Nieto fue reprimir a todos los sectores disidentes; en México la oposición a su gobierno se expresó con toda una generación de jóvenes que rechazaron su llegada a Los Pinos, pero donde sin duda el magisterio mexicano con la CNTE a la cabeza se colocó como el enemigo número uno de sus planes.
Empresarios como Ruíz Robles hablan de la “pérdida de inversión” en estados como Oaxaca. Su preocupación no es garantizar la educación de la población oaxaqueña, mucho menos que la pobreza disminuya en la entidad; el gran temor que padecen los empresarios y patrones es que jugosos negocios
se vean amenazados. Ejemplo de esto, son las más de 12 empresas que sostienen convenios millonarios –de más de 565 millones de dólares – con el gobierno del estado para activar las Zonas Económicas Especiales, como en Salina Cruz.
Mientras los medios de comunicación al servicio de los empresarios criminalizan –una vez más– la lucha que defiende la educación de millones de hijos de trabajadores en todo el país, las y los maestros vuelven a las calles para dar lecciones de cómo pelear por sus derechos.
En estos días, una reportera se acercó a un maestro en el plantón y le preguntó "¿Acaso no le preocupa que los niños se queden sin clases?". "Sí, señorita" le respondió el profesor:
“Claro que me preocupa que se queden sin clases. Pero también me preocupa que se queden sin escuelas, sin educación, sin cupo en las universidades, sin empleo y sin futuro. Me preocupa mucho cuando atraviesan el desierto de Arizona a 50 grados con una triste botellita de agua para buscar el trabajo que aquí se les niega.
"Me preocupa que mis alumnas se embaracen a los 16 años porque no tienen más perspectivas en la vida que emplearse de cajeras en el Wal Mart por el salario mínimo. Y tanto me preocupa que no tengan clases mis alumnos que lucho porque tengan otra clase de vida, otra clase de justicia, otra clase de salario, otra clase de política, otra clase de país. Y otra clase de futuro".
Frente a la propaganda del gobierno que se llena la boca diciendo que “el caos lo genera el magisterio con paros, bloqueos y plantones”, decimos ¡No! El verdadero caos lo ha generado Peña Nieto y los partidos del Pacto por México que avalaron las reformas estructurales, entregando los recursos y los derechos de millones de trabajadores del país.
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