En la tarde del domingo un grupo de personas autodenominadas “provida” se concentró en la Plaza Moreno de La Plata bajo la consigna “salvemos las dos vidas”. Estas organizaciones, impulsadas por las cúpulas eclesiásticas, son conocidas por oponerse a la legalización del aborto, es decir que están a favor del aborto clandestino de que muchas mujeres sigan muriendo por causas más que evitables.
Por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo legal, segura y gratuita viene luchando el movimiento de mujeres desde hace décadas y en los últimos años ha cobrado una fuerza imparable demostrada en las calles y arrancado al gobierno nacional este debate en el Congreso.
La Plaza Moreno de la capital bonaerense (junto a la Plaza San Martín que se encuentra frente a la Gobernación) históricamente es el punto donde organizaciones sociales, políticas, de mujeres, de derechos humanos, estudiantiles y sindicales confluyen para movilizar y pelear por cada derecho a conquistar.
La lucha por la memoria, la verdad y la justicia para los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar es uno de los motivos constantes de movilización, como por cada uno de los casos en que el Estado es responsable de la muerte o desaparición de mujeres, jóvenes o militantes políticos del pueblo trabajador.
Así se ve reflejado en cada #NiUnaMenos, 8M o en las movilizaciones por la aparición con vida de Jorge Julio López o contra el 2x1 a los genocidas.
En las baldosas de la plaza están plasmadas las caras de Emilia Uscamayta y Johana Ramallo, las caras de López y Mariano Ferreyra y es donde también se encuentran pintados los históricos pañuelos de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo.
¡Basta de doble moral!
Claramente no se puede esperar de la organización clerical un mínimo de respeto por la vida de nadie. Tan es así que no sólo no les importan las más de trescientas mujeres pobres que mueren al año por la clandestinidad del aborto sino que con el escrache a los pañuelos en la plaza lo que demostraron este domingo es su absoluto desprecio por las 30.000 vidas que el golpe cívico-militar le arrancó a toda una generación que peleaba por un orden social distinto.
No es de extrañar, entonces, que estos actos de odio contra quienes se organizaron en plena dictadura como son la Madres y Abuelas, se hayan expresado en la concentración.
Todos estos sectores que hoy salen a la calle contra la legalización del aborto y son representados y avalados por la Iglesia católica, son los que sostienen a esta institución históricamente reaccionaria que se encargó de bendecir y santificar cada secuestro, tortura y asesinato que cometieron los genocidas en la Argentina.
No importaba si las torturadas eran mujeres o si estaban embarazadas y provocaban abortos espontáneos, tampoco si los embarazos llegaban a término y esos mas de 500 bebés eran apropiados y privados de conocer su identidad.
La Iglesia católica fue cómplice de estos aberrantes actos y fueron los genocidas Jorge Rafael Videla y José Martínez de Hoz los que, firmando un decreto que ningún gobierno desde la vuelta a la democracia decidió tocar, sellaron esa complicidad concediéndole a la iglesia subsidios millonarios por parte del Estado.
Por eso, este 13J se hace indispensable que nos organicemos en cada lugar de estudio y de trabajo para confluir en las calles y ser miles las que, no sólo exijamos la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, sino también la urgente separación de la Iglesia del Estado. Que este miércoles la marea verde se transforme en Tsunami y se lleve puesto ese poder que hasta ahora ningún gobierno se atrevió a enfrentar, el poder que la Iglesia en pleno siglo XXI quiere imponer sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos.
Nota: nadie con nombre y apellido se adjudicó el atentato contra los símbolos de pañuelos blancos. Sin embargo organizaciones fascistas que sí se adjudicaron hechos anteriores lo reivindicaron plenamente.
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