La diputada nacional Nathalia González Seligra (PTS-FIT) comenzó su intervención en la sesión homenajeando a las miles de mujeres que murieron víctimas del aborto clandestino. Desde su experiencia como docente de La Matanza recordó conversaciones con alumnas sobre embarazos no deseados y situaciones traumáticas que sólo terminaban siendo contenidas por sus pares y sus docentes.
“Muchas de ellas están hoy acá afuera, movilizadas junto a sus docentes y sus madres, porque son parte de un enorme movimiento nacional que nos conmueve y es imparable”, sentenció la diputada del FIT.
También reivindicó a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, “que hace trece años peleamos porque este proyecto se trate acá en el Congreso. Algunas de las compañeras de la Campaña, lamentablemente, no han llegado a vivir este momento histórico”. Especialmente recordó a la obrera textil y abogada feminista Dora Colodesky, redactora del proyecto de la Campaña.
A su vez la diputada cuestionó a la Iglesia católica, principal militante contra la ley del aborto, por decir defender la vida pero ser “la misma Iglesia que durante la dictadura avaló la tortura a mujeres embarazadas que, en muchos casos, terminaron sufriendo abortos. Nadie de la jerarquía eclesiástica dijo nunca nada de eso”.
“Los que también fueron cómplices de la apropiación de bebés son los que reciben millones de pesos del Estado por los decretos de la dictadura y que ningún gobierno posterior tocó. ¿Ellos se dicen defensores de la vida? ¡Qué hipocresía!”, afirmó González Seligra y recordó que es la Iglesia la que presionó y apretó en todo este tiempo a diputados para cambien sus votos.
La diputada del PTS-FIT se preguntó en ese marco “¿hasta cuándo vamos a tener que soportar la injerencia de la Iglesia en nuestras vidas? Por eso hoy más que nunca , en esta pelea, decimos que hay que separar a la Iglesia del Estado”.
“Les quiero decir a todos esos representantes del oscurantismo clerical que pueden seguir tejiendo complicidades para impedir que este proyecto se convierta en ley pero la batalla ya la perdieron en las calles, en las escuelas, en los lugares de trabajo, en la sociedad. Y es un orgullo ver a esas pibas, a esa nueva generación, ganar las calles”.
“Se equivocan quienes creen que van a terminar con este movimiento. Se equivocan también si piensan que van a poder cumplir con los mandatos del Fondo Monetario Internacional atacando la salud, la educación, la vida de los jubilados”.
“Las mujeres estaremos en la primera fila para impedir que esto suceda. Ya lo vimos en otros momentos de la historia. En la Revolución francesa, nuestras hermanas marcharon al centro del poder, hacia Versalles. En la Revolución rusa, hace más de 100 años, conquistaron la separación de la Iglesia del Estado y el derecho al aborto.
Y más cerca en el tiempo: las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo enfrentaron a la dictadura genocida.
En la crisis del 2001, las compañeras desocupadas pelearon por trabajo genuino para sostener sus hogares; vimos a las leonas de la textil Brukman tomando la fábrica y poniéndola a producir bajo su propio control”.
“Estamos en la primera fila a la hora de defender nuestros derechos, porque sabemos que cada paso que damos, cada demanda que arrancamos a este régimen social, eleva la moral de lucha de las mujeres. Y sabemos que si unimos nuestras demandas a la clase trabajadora, donde la mitad son mujeres, nuestra fuerza será imparable”.
“Esa fuerza que vamos conquistando fortalece nuestro objetivo de liberarnos totalmente de las cadenas de la explotación y la opresión. Por eso luchamos. Por eso nos organizamos”. |