Stéphane Brizé vuelve con un film de contenido social, como continuación de su película anterior La ley del mercado. En guerra cuenta la lucha de los empleados de Perrin Industries, fábrica de autopartes localizada en Agen, para salvar sus empleos de la deslocalización. Vincent Lindon encarna el personaje de un sindicalista combativo, quien va a hacer todo lo posible para ganar esta huelga, que recuerda a la de los Conti (Continental), la de Goodyear o la de PSA Aulnay (Peugeot Citroën).
Quien lucha puede perder, pero quien no lucha ya ha perdido.
Es a partir de esta cita de Brecht que Stéphane Brizé comienza su film. Desde el principio la lucha es central en esta intriga. Los empleados de la autopartista Perrin, localizada en la ciudad de Agen –en el suroeste de Francia–, piden a su patrón que rinda cuentas por el cierre de la fábrica dos años después de haber firmado un acuerdo de salvaguarda del empleo con los trabajadores. Mientras que han renunciado a recibir sus primas, y que han aceptado trabajar 40 hs pagadas como 35 hs, la dirección no ha cumplido con su promesa, por lo cual se entabla una fuerte pulseada.
La película cuenta las facetas de la lucha de los empleados para salvar sus empleos y así poder escapar de la desocupación en una región ya siniestrada. Huelga, manifestaciones, ocupación de la fábrica, esta lucha que reúne a todos los sindicatos, pero también a los 1 100 empleados, va ganado en dureza. Frente a la sordera de la dirección y las dimensiones que toma la lucha de los empleados, el Estado interviene sin proponer verdaderas perspectivas de solución.
Las negociaciones y mesas redondas se suceden pero sin producir resultados. El patrón alemán de Perrin France solo ofrece a los trabajadores, como perspectiva, mudarse para conseguir otro empleo. La ocupación del local del MEDEF –la UIA francesa– no logra mover las líneas.
La policía expulsa manu militari a los huelguistas. Es entonces que el “todos juntos” se quiebra entre los que quieren continuar la lucha hasta la última instancia y los que quieren luchar por una indemnización más importante; el debate en el local sindical se torna rabioso.
El último bloqueo de la fábrica muestra la determinación de una parte de los empleados, y una vez más la intervención de las fuerzas de represión.
La película nos cuenta la violencia del capital pero también la fuerza de la solidaridad de los trabajadores. Filmada “cámara al itinerante”, el cineasta nos sumerge en el combate como si estuviéramos dentro. Reproduce muy bien la manera en que los medios presentan la lucha y cómo siempre toman partido por los pudientes, presentando a los huelguistas como violentos y a los patrones como gente íntegra, responsable y haciendo lo máximo posible. El aporte de Xavier Mathieu, figura emblemática de la lucha de los Conti, es indispensable para transcribir la autenticidad de los personajes, como de las reacciones mediáticas.
En guerra habla de la lucha de los trabajadores contra los intereses de los accionistas, cada vez más voraces, o simplemente contra el capital. Lleva a la pantalla todas las luchas, desde los Conti, a los Goodyear, pasando por PSA Aulnay y Air France, que muestra a los trabajadores llevando su combate hasta el fin, en defensa de su dignidad.