Bajo el lema, “fresas si, pero con derechos” se convocaron movilizaciones en distintas ciudades del Estado para denunciar la impunidad ante la explotación laboral que sufren las jornaleras que trabajan en la recogida de esta fruta.
La principal manifestación ha sido en Huelva, convocada por el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), CNT, CGT y varias organizaciones feministas. Unas 2500 personas recorrieron las calles de esta ciudad con cánticos y pancartas contra la esclavitud laboral y sexual de las jornaleras, y por la derogación de la Ley de Extranjería.
A lo largo de la semana, también hubo otras movilizaciones de apoyo a las trabajadoras temporeras en otras ciudades andaluzas y al resto del Estado en ciudades como Madrid, A Coruña, Santander, Salamanca, Bilbao o Barcelona.
Este domingo en Barcelona varios centenares de personas participaron en la protesta convocada por el encierro de inmigrantes que hay en la antigua escuela de la Massana desde el pasado mes de abril.
La manifestación fue encabezada por la Asociación de mujeres marroquíes de Cataluña y otros colectivos de migrantes. También participaron trabajadores de la industria cárnica y representantes de la campaña “Fruta con Justicia social” que denuncia las terribles condiciones de trabajo que sufren los jornaleros y las jornaleras de Lleida, dando cuenta que el caso de Huelva no es aislado.
La protesta acabó en la "Tancada Migrante" con el crudo testimonio de una mujer marroquí que huyó de los campos de Huelva. La joven relató como "Nos quitan la documentación y el dinero al llegar. Nos tienen en condiciones infrahunanas. Al no conocer el idioma estamos en situación de indefensión".
También explicó como tenían que trabajar más de diez horas diarias, prácticamente sin descansos, y aunque estuvieran enferma, estaban obligadas a vivir en casas sin agua corriente y todo siempre bajo la amenaza de ser despedidas y expulsadas si no cumplían las condiciones.
La esclavitud de las temporeras de la fresa, con la complicidad del Estado y la burocracia sindical
Esta situación no solamente se da en el campo de Huelva sino en otras comunidades autónomas, que contratan temporalmente a trabajadoras inmigrantes, así como en el resto de Europa.
Un hecho que viene de muy atrás cuando se contrataba en los años noventa a mujeres de la Europa del Este, con los contratos de origen que a inicios del año 2000 regularizó el mismo PSOE..
Con esta nueva ley se legitimó que se pudiera contratar de origen a trabajadoras y trabajadores extranjeros bajo unas condiciones especiales impuestas por la patronal, según les convenga. A partir del año 2006 es cuando empiezan a traer a población en condiciones de pobreza mas extrema, como las mujeres marroquíes o de otros lugares de África.
Los requisitos para contratar de origen a estas mujeres son: ser originaria de un medio rural con experiencia en la agricultura, estar casada, viuda o divorciada y tener al menos un hijo menor de 14 años. En definitiva lo que buscan es lo que buscan es población femenina más vulnerable para condicionarlas, no solamente a que regresen a su país de origen una vez acabe la temporada de recogida, sino que también someterlas a peores condiciones.
Los terratenientes contratantes, como la empresa Doñana 1998, con las leyes a su favor gozan de total impunidad para explotar de manera ilimitada a estas mujeres que se encuentran en condiciones de miseria, viviendo en barracones, hacinadas y sin poder salir porque se les ha requisado el pasaporte. Con jornadas laborales de sol a sol, de entre 10 y 12 horas, además de que muchas sufren abusos sexuales por parte de sus capataces. Y si protestan es fácil que las puedan deportar
Sin embargo, a pesar de tan adversa situación las jornaleras marroquíes están protestando y denunciando su situación, con el apoyo de sindicatos como el SAT y otros sindicatos alternativos, así como de los movimientos sociales.
No obstante, los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, poco están haciendo. Es más, antes de que empezaran las movilizaciones y todo el revuelo mediático, firmaron un comunicado conjunto con los productores y las organizaciones agrarias como ASAJA, UPA o Freshuelva en el que negaban los hechos.
Contra el racismo y la explotación de éste sistema capitalista, racista y patriarcal
El ejemplo de las temporeras de la fresa muestra la explotación más descarnada que sufren las trabajadoras inmigrantes, que son oprimidas triplemente por las reaccionarias leyes de extranjería, que las obligan a tener que aceptar las peores condiciones laborales, no sólo para sobrevivir sino también para poder obtener los papeles. Tal y como también pasa con las mujeres empleadas del hogar, sobre todo las que trabajan de internas, otro vivo ejemplo de esclavitud moderna.
Y como el caso de las jornaleras marroquíes, es escandalosa la gran cantidad de casos de violencia sexual que se desconocen. Por ejemplo en el informe “Violadas y expulsadas” de la Fundación Aspacia, centrado en las empleadas del hogar, expone los casos de abusos y agresiones sexuales como una realidad muy habitual para las trabajadoras inmigrantes.
A raíz de que las temporeras empezaron a levantar la voz, hubo detenciones de algunos capataces. Sin embargo, no hay que olvidar que días antes la patronal andaluza las intentaba deportar. Porque estas detenciones al final son un lavado de imagen de las atrocidades que esconde el modelo de producción agrícola en los campos españoles y europeos.
Eso sin obviar la complicidad del Estado ante esta violencia machista, porque el nuevo Gobierno “feminista” del PSOE no dice nada de que mediante la Ley 2/2009 de Extranjería aprobada bajo la legislatura de Zapatero, se determinaba que si una mujer inmigrante en situación irregular era víctima de malos tratos y acudía a interponer una denuncia, la Ley colocaba un expediente de expulsión por ser extranjera irregular
Y es que poco podemos esperar de un Gobierno que con sus “gestos” se vende como humanitario por “acoger” a las más de 600 personas rescatadas del barco Aquarius, para después aplicarles las misma normativa de extranjería, lo cual implica que puedan ser devueltos a su país o que los encarcelen en un CIE.
Tal y como se clamaba en las movilizaciones del pasado domingo la lucha de las jornaleras marroquíes, es un ejemplo de “resistencia y dignidad”. Una lucha que se tiene que extender al movimiento de mujeres y al resto de sectores de oprimidos y explotados , porqué es sólo mediante la movilización social cómo podremos enfrentar las políticas xenófobas e imperialistas de éste capitalismo, racista y patriarcal. |