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La Izquierda Diario
19 de junio de 2018 Twitter Faceboock

Migración
Xenofobia en EE. UU.: cárceles para niños migrantes promueven el miedo y el terror
Leo Zino | @leozino

Circulan imágenes estremecedoras de la patrulla de inmigración deteniendo familias inmigrantes y separando a los niños de sus padres.

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Ya todos hemos visto las fotos. La desesperación en la cara de los niños arrancados de sus padres. Incontables niños acostados en catres dentro de jaulas metálicas.

Las condiciones de vida de los niños en estos “centros de detención” parecen más cárceles o incluso campos de concentración para menores de edad, muchos de ellos todavía siendo niños muy pequeños o bebés.

La Associated Press ha resaltado incluso situaciones como que los niños tienen que cambiar los pañales de los bebés y a los más chicos, siendo obligados a “aplacarse” por los guardias de seguridad. A los guardias los entrenan como policías, no como cuidadores infantiles y no tienen ningún entrenamiento adecuado en lo absoluto o capacidad para lidiar con niños.

Mientras tanto, los niños no son provistos con nada para distraerse, como juguetes o libros. Según el Jefe del Estado Mayor, John Kelly, estas acciones horripilantes contra los migrantes oprimidos y empobrecidos son un “disuasorio fuerte” para evitar que crucen la frontera.

Actuar con “cero tolerancia” contra niños indefensos va más allá de las políticas de inmigración de por sí ya injustas e inhumanas del gobierno de Trump. No tiene nada que ver con cualquier aspecto de la “democracia”. Estas acciones son actos criminales contra la humanidad que deben parar ahora.

Las imágenes de los niños resguardados en jaulas nos recuerdan a los peores momentos de la historia de la humanidad: la esclavitud, cuando a los niños se les vendía por separado de sus padres; a los “internados” para los indígenas donde llevaban a los niños a ser “civilizados”, y a los campos de concentración. La separación de niños de sus padres ha ocurrido a lo largo de la historia de los EE.UU.; este es un aspecto más actual de sus políticas racistas y brutales.

El dolor y sufrimiento que estos niños actualmente están padeciendo en este caso no es una ruptura con unos EE.UU. justos o democráticos, sino una escalada y continuidad de las políticas que este país ha llevado a cabo históricamente.

En el extranjero, Estados Unidos bombardea y tortura con regularidad, ha matado y desplazado a millones en el nombre de los “derechos humanos”. Mientras todos vemos al gobierno separar niños de sus padres, la careta democrática de EE.UU. nuevamente se cae para que el mundo vea su verdadero rostro: racismo, machismo, opresión y crueldad.

Cuando la noticia de la separación de los niños de sus padres se supo, las primeras imágenes en salir a la luz de niños encerrados no fueron de este año, sino de la administración de Obama. Él deportó a más indocumentados que cualquier presidente a la fecha y encerró a niños en condiciones parecidas a las que hay bajo el mandato de Trump. Los funcionarios de Obama desde luego que tenían explicaciones muy elaboradas.

Centros de detención bajo la administración de Obama, AP 2014

Trump culpa de la situación actual a las leyes aprobadas por los demócratas, argumentando que él sólo las implementa con “tolerancia cero”. Quiere usar a los niños inmigrantes y su miseria como una forma de negociar para darle a sus votantes el muro que les prometió. En Twitter el presidente volvió a sacar su cinismo:

“¡Los demócratas pueden arreglar sus rupturas familiares forzadas en la frontera trabajando con los republicanos en una nueva legislación para variar! Por eso necesitamos que se elijan a más republicanos en noviembre. Los demócratas solo son buenos en tres cosas: incrementar impuestos, crimen y obstrucción. ¡Qué triste!”

Los demócratas y sus políticas antiinmigrantes definitivamente tienen algo de culpa. De hecho, en medio de esta catástrofe humanitaria, los senadores demócratas como Kamala Harris, han tomado algo de su tiempo para aparecer en CNN para defender el accionar del ICE (Servicio de Inmigración y control de Aduanas). No nos sorprende; los demócratas también defienden a la policía después de todos y cada uno de los asesinatos de jóvenes negros que ha habido.

Tanto demócratas como republicanos están de acuerdo en defender los mecanismos represivos del capital (el ICE y la policía), tienen acuerdo en que EE.UU. debe “defender la frontera” cuando realmente lo que quieren es defender el sistema capitalista. Es un sistema que necesita de fuerzas represivas para defenderse a sí mismo y a sus repulsivas injusticias.

Es un sistema que permite al 1% más rico tener el 43% de la riqueza mientras que el 80% de la población sólo posee el 7%. Los capitalistas se enriquecen del libre movimiento de bienes de las maquilas, donde los obreros ganan menos de U$5 diarios en compañías estadounidenses donde los trabajadores apenas ganan el salario mínimo.

Aunque los bienes se puedan mover con libertad, la gente muere en el desierto tratando de cruzar la frontera, y cuando lo logran, las familias son divididas y los niños son encerrados en prisiones. Cuando los migrantes pueden entrar en los EE.UU. trabajan en empleos de salario mínimo con pocas prestaciones mientras no tienen ninguna protección contra el abuso de los patrones. Es, como dijimos, para garantizar las ganancias capitalistas.

La clase dominante que se beneficia de nuestra miseria no puede existir sin fuerzas represivas que, en última instancia, actúan como guardaespaldas de la riqueza de la élite y sus lacayos políticos. Esto es lo que los políticos de ambos partidos tratan de ocultar: que en realidad representan a la clase que se enriquece del sufrimiento y dolor de millones.

A muchos migrantes los llevan a prisiones privadas que se enriquecen de las largas condenas a las que los sentencian; algunos se enriquecen de la detención de niños. También otras organizaciones, como SouthWest Keys Programs obtienen ganancias masivas; Southwest Keys es una compañía que basa en un 98.9% en contratos con el gobierno y gana en promedio U$240 millones anuales.

Ingresos de Southwest Key Programs

Este modelo de prisiones con fines de lucro, servicios sociales y guerras de lucro es lo que caracteriza a la sociedad estadounidense. El lucro es el motor, pero está impulsado por el racismo y la xenofobia. Los inmigrantes de América Latina se utilizan como chivos expiatorios para la ira y la frustración que las personas sienten hacia una sociedad que no puede resolver las necesidades humanas básicas, como vivienda, atención médica, educación y salarios dignos.

El gobierno de EE.UU. ha demostrado una vez más que los republicanos y los demócratas son los culpables de las políticas que no hacen más que proteger a los ricos y las empresas a expensas de los trabajadores, los pobres y los oprimidos.

Los demócratas ahora recorrerán los centros que ayudaron a crear y harán una declaración de prensa para obtener una ventaja electoral en las próximas elecciones, pero nuestra ira también debe dirigirse contra ellos. Ambos partidos se han permitido mutuamente y han arrastrado a la sociedad a lo que será recordado como uno de los momentos más oscuros de la historia de EE.UU. y el mundo. En respuesta, debemos dejar en claro que ningún ser humano es ilegal. La inmigración es nuestro derecho, no un crimen.

La protesta masiva en todo el país contra estas políticas horribles demuestra que las políticas de Trump no reflejan el estado de ánimo nacional hacia los inmigrantes. Si bien una pequeña porción de la población se hace eco de la propaganda xenófoba, la gran mayoría de los trabajadores estadounidenses y la población estadounidense todavía rechazan este trato inhumano.

Es momento de otro movimiento masivo por los derechos de los inmigrantes, con el espíritu del Día sin inmigrantes de 2006, que se organice con el peso increíble de los inmigrantes y nuestros aliados en la economía de EE.UU.

Necesitamos que todos los inmigrantes y todos aquellos que apoyan los derechos de los inmigrantes paren en sus centros de trabajo para poner fin a la separación de las familias, las deportaciones y las instituciones reaccionarias como el ICE. Tenemos que luchar para que no haya familias separadas, ni por el ICE ni por el muro fronterizo de Trump ni por ninguna frontera.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en Left Voice, la edición estadounidense de la red internacional de la Izquierda Diario.

Traducción: Óscar Fernández

 
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