Levantó un 0-1 ante Suecia en un partido muy difícil y lleno de chances para ambos equipos. Terminó 2-1 con gol de Kroos faltando 30 segundos del suplementario.
Alemania tuvo un pie afuera del Mundial durante gran parte del partido contra Suecia. Pero sobre el cierre del complemento, y ya en tiempo suplementario, se acordó que es el último campeón. Toni Kroos, de un primer tiempo muy flojo, se hizo cargo del equipo en la segunda mitad del partido y, con diez hombres por la expulsión de Boateng, sacó pecho hasta último minuto.
Algo parecido a lo sucedido contra México (contra quien terminó perdiendo por 1 a 0) la selección germana estuvo irreconocible durante gran parte del partido. La defensa tambaléo ante cada avance sueco y el cerebro del equipo, Toni Kroos, estuvo muy impreciso. Fue por una pérdida del volante de Real Madrid en el primer tiempo que apareció el gol de Toivonen (tocando la pelota por sobre la cabeza del arquero) dejando a Alemania al borde de la eliminación.
A pocos minutos de iniciado el segundo tiempo, que lo arrancó decidido a empatarlo cuanto antes, Alemania igualó 1 a 1 con un toque de Marco Reus recibiendo un centro a media altura dentro del área chica. El gol llegó en el momento justo para aplacar las ancias suecas.
Luego vendrían muchas chances para los alemanes, pudiendo ponerse en ventaja en varias oportunidades pero fallando en la puntería.
A los 49 minutos, al borde del pitazo final, Toni Kroos conectó un certero disparo en dos toques desde un tiro libre lanzado desde el lateral izquierdo.
Estuvieron al borde del colapso. Finalmente los alemanes consiguieron respirar hondo y llenarse de esperanzas. Ahora deberá ganarle a Corea del Sur pero también deberá rogar que Suecia no le gane a México.