Es posible detectar señales de que la economía del país se deteriora y está ingresando en una crisis de fin de ciclo económico. La definición de esta crisis está marcada tanto por factores externos relacionados a la dinámica de la economía mundial - que sufren la influencia de la geopolítica global – como la caída en los precios de las commodities, alimentos y minerales, además del estancamiento económico europeo y la caída del crecimiento chino pero también con factores estructurales, coyunturales y políticos nacionales, pues el llamado fin de ciclo de la era Lula/Dilma está combinado con el fin del ciclo económico actual.
Sin embargo, no separamos los hechos económicos de la política y el desarrollo de la lucha de clases, o de las luchas de los trabajadores contra la patronal. Por tanto, los rumbos de la economía pueden alterarse por el movimiento y por la fuerza de los trabajadores en lucha y organizados. Para dar un simple ejemplo, lo que sucedió esta semana con la movilización de los trabajadores públicos de Paraná. La huelga (con un 100% de adhesión entre los profesores de la red estadual que suman 100 mil en todo el estado) y el campamento frente a la Asamblea legislativa del estado, que involucró a los profesores de la red pública y trabajadores de la salud, logró un primer triunfo, luego de duros enfrentamientos con la policía y protestas en la calle, con la postergación de la votación del “paquete de maldades” del gobernador Beto Richa (PSDB).
El paquete de ajustes neoliberales en Paraná persigue el mismo objetivo que las medidas anunciadas por el ministro Levy y la presidenta Dilma: el “ajuste en las cuentas públicas” para que el estado aumente el “ahorro” destinado al pago de los intereses de la deuda tanto con el gobierno federal como con los banqueros internacionales. Para lograrlo, el ataque del gobernador Richa tuvo como uno de sus objetivos principales la previdencia social, la jubilación de los trabajadores públicos.
La lucha debe mantenerse, pues los gobiernos y los capitalistas no van a desistir en hacer pagar la crisis a los trabajadores, en el contexto de desaceleración de la economía. La movilización en Paraná dejó un mensaje a los gobiernos de los estados de que los ajustes no pasarán fácilmente, los trabajadores organizados tienen fuerza para resistir e impedir el avance de los ataques a los derechos laborales y la destrucción de la educación y la salud pública. |