“Lo personal es político”, proclamaba Kate Millet en los años ‘70. Néstor Perlongher sabía de eso. Poeta y militante por los derechos LGBT, marcó un hito en la historia argentina: participó activamente del Frente de Liberación Homosexual (FLH), uno de los primeros de Sudamérica.
“Hablar de homosexualidad en la Argentina no es sólo hablar de goce sino también de terror. Esos secuestros, torturas, robos, prisiones, escarnios, bochornos, que los sujetos tenidos por "homosexuales", padecen tradicionalmente en la Argentina –donde agredir putos es un deporte popular- anteceden, y tal vez ayuden a explicar, el genocidio de la dictadura.”
El sexo de las locas, Néstor Perlongher (1984).
En junio de 1969 irrumpe la revuelta de Stonewall en Estados Unidos, aquella noche en la que las maricas manifestaron su cansancio ante la impunidad policial que hacía razias en los espacios limitados a los que estaban destinados quienes se animaban a vivir su deseo con libertad. Peleaban, en términos de Lord Alfred Douglas, por ese “amor que no se atreve a decir su nombre”. Esos días de fuerte enfrentamiento con la policía inauguran una nueva época de lucha y organización para la diversidad sexual. Sin embargo, de lo que sucedía en el hemisferio Norte, poco o nada se sabía en Argentina ya que la información no corría con la fluidez a la que estamos acostumbrados hoy en día.
Un año antes, en 1968, la juventud que protagonizó el Mayo Francés había influenciado a otros movimientos en todo el mundo con sus consignas, rompiendo con los viejos engranajes.
En Argentina, la unidad obrero-estudiantil se demostraba en sucesos como el Cordobazo que irrumpían en la escena política, revelándose ante la “Revolución Argentina” de Juan Carlos Onganía.
En ese convulsionado ambiente Néstor Perlongher comienza su militancia estudiantil y de izquierda en Política Obrera. Por un lado, el peronismo había creado un “Reglamento de Procedimientos Contravensionales” que otorgaba a la policía un marco de legalidad para castigar “delitos menores” como “vagancia, prostitución, homosexualidad, ebriedad, travestismo, vestimenta indecorosa y las diversas variantes del ‘escándalo’”, por otro, para la derecha la homosexualidad era una enfermedad o una anomalía que había que golpear, patear, detener y encerrar.
Algunos partidos de izquierda no se quedaban atrás en este combate contra la homosexualidad argumentando que era “la lacra del capitalismo”. Así, Perlongher decide alejarse de Política Obrera pero no de su militancia.
El Frente de Liberación Homosexual
El Frente se funda en algún momento del año 1971. Su impronta anticapitalista se puede leer en los escritos de la Revista “Somos” que editaron hasta el año 1976: “la ideología sexual del sistema (…) estructura sus pautas según sus intereses de dominación. Estos intereses militan en contra del placer, que debilitaría la reserva de trabajo alienado, y colocan la reproducción como objetivo único del sexo. Todo lo demás es pecado”.
Si bien el valor de este Frente radica en hacer visible aquello que en esas épocas estaba confinado a los bares de las locas, las teteras y la oscuridad del clóset, la militancia del FLH estuvo durante muchos años signada por la clandestinidad. Perlongher fue el primero en proponer volanteadas y pegatinas a sabiendas de sus peligros y con la incertidumbre de su eficacia. En 1975, López Rega escribía en la revista “El Caudillo” que había que limpiar el país de “zurdos y putos”.
Con la detención de Perlongher en enero de 1976 y con el comienzo de la época más oscura de la historia Argentina, se disuelve el FLH.
La desaparición de la homosexualidad
En la década de los ’80, ya radicado en la inmensa ciudad brasilera de São Paulo, Perlongher se aleja gradualmente de la militancia organizada pero no la abandona en sus escritos, ensayos y poemas. Influenciado por Deleuze, Guattari y Foucault, sus ensayos giraban en torno a la identidad sexual, el deseo y el biopoder. Entre sus obras más destacadas se encuentran “Prosa Plebeya”, un libro que reúne diversos ensayos que Perlongher publicó durante años en revistas argentinas y brasileras. El polémico texto “Evita Vive”, que escribió en el año 1975 pero la revista Cerdos & Peces publicó en 1989, choca con la moral represiva del peronismo, dibujando en la narración a una Evita drogadicta y prostituta. En 1981 escribió el poema largo “Cadáveres” donde retoma la figura de los desaparecidos en épocas de terrorismo de Estado.
En la década de los ’80 la “peste rosa”, que arrasaba los cuerpos (sobre todo homosexuales), se extendía por todo Occidente. El movimiento de la diversidad sexual en todo el mundo, habiendo librado duras batallas, pasaba a la retaguardia. Las locas que irrumpían el escenario político con sus brillos y plumas eran fagocitadas por los estados, adaptándose a una nueva marginalidad. Con una perspicaz mirada y afectado por el SIDA, Perlongher describe en sus ensayos esta decadencia en los últimos años de su vida. El 26 de noviembre de 1992, Néstor Perlongher fallece por una septicemia generalizada producida por el SIDA.
Por infancias libres, diversas y respetadas. Porque son las futuras generaciones de un legado que sigue en lucha por una vida que merezca ser vivida.
A apenas 49 años de la revuelta de Stonewall, teniendo múltiples conquistas impensadas (como la Ley de Matrimonio Igualitario o la Ley de Identidad de Género) para aquellos militantes que salieron de la oscuridad del clóset para penetrar cada espacio de la vida pública, es nuestra tarea retomar su espíritu valeroso y disruptivo para ponerlo al servicio de las nuevas batallas que se avecinan y, finalmente, liberar a la sociedad de todas sus cadenas.