Sulem Estrada, profesora de secundaria, y Miriam Hernández, trabajadora de la UNAM, son las dos candidatas anticapitalistas que se postulan para representantes del distrito 32 de la CDMX ante la Asamblea Legislativa de la capital del país.
Tuvieron que sortear innumerables obstáculos para lograr su registro legal. A través de sus órganos electorales (INE y los IEE), dirigidos por personajes que se hacen millonarios ocupando esos puestos (llámense José Woldenberg, zedillista, o Lorenzo Córdova, peñista), la dictadura del capital controla los comicios. La relación entre dinero y elecciones es nítida. Bajo el régimen capitalista se trata de otra forma de inversión (dinero-mercancía-dinero.)
Pero Sulem y Miriam lo lograron consiguiendo un 42 por ciento más de las firmas necesarias para el registro legal y, gracias al apoyo popular, reuniendo el dinero que piden los millonarios del INE. Todo ese cuento de la "ciudadanía", la "sociedad civil", "incluyente", "diversidad", "tolerancia cívica" y demás paparruchas son sólo eso: baratijas ideológicas.
La burguesía sí sabe de solidaridad de clase y de lucha de clases. El lenguaje que utilizan sus candidatos es elocuente: "amor a México", "no a la desunión", "no discrimines." Pero ellos bien que discriminan. Son la voz del amo. |