Este sábado 30 de junio, en la ciudad de La Paz, la marcha del Orgullo Gay se vio nutrida por más de 50 organizaciones que salieron a las calles en defensa de los derechos LGBT, además de personajes como el alcalde Revilla, quién días antes promulgó la Ley de “Promoción y Respeto a los Derechos Humanos de las Personas con Diversa Orientación Sexual e Identidad de Género”, la cual está en vigencia desde el día jueves 28 de junio.
Dicha ley fue tomada de muy mala manera por parte del sector más reaccionario y conservador de la ciudad. El pastor Luis Aruquipa señala en un comunicado que “Iglesias Evangélicas Unidas La Paz solicita por segunda vez audiencia al Alcalde Dr. Luis Revilla, al promulgar la Ley de Libertad de Diversidad Sexual (…) Caso contrario nos veremos obligados a promover un referéndum revocatorio contra el Alcalde e iniciar una acción penal por discriminación”. La actitud de estas iglesias busca confundir a la población y a sus feligreses difundiendo mentiras sobre el contenido de esta ley municipal, misma que sólo se limita a difundir algo tan básico como es el respeto a los derechos humanos fundamentales de la comunidad LGBT.
El movimiento LGBT tiene un largo historial de protestas, luchas y movilizaciones por sus derechos mismos que aún siguen siendo vulnerados. Hoy se empieza a cuestionar cada vez más a las instituciones reaccionarias que riegan en la población discursos retrógrados en contra de los derechos más básicos de las diversidades sexuales. No olvidemos que el año pasado el Gobierno de Evo Morales estaba a punto de dar vía libre a una Sentencia del Tribunal Constitucional, STC 076/2017, que condenaba a los sectores LGBT y a las diversidades sexuales de conjunto a la muerte civil.
En un mundo en el que están despertando importantes luchas, -muchas de ellas encabezadas por mujeres como lo vimos hace apenas algunas semanas atrás en Argentina que hicieron temblar la capital porteña exigiendo el derecho al aborto libre, seguro y gratuito y logrando su aprobación parcial en la cámara de diputados-, hay que tomar partido. Sin embargo, aún vemos cómo el origen combativo y de cuestionamiento radical en las barricadas de Stonewall se ve perdido ante una mayor cooptación y despolitización de los movimientos LGBT porque para muchos la marcha de este sábado ha sido sólo un desfile.
No es necesaria la tolerancia, ese término noventista de hipócrita inclusión. Lo que es necesario es una educación sexual, laica, de calidad y no heterosexista. Y no sólo esto, necesitamos recuperar esa tradición de lucha y que vuelvan a cuestionar al sistema capitalista y patriarcal que perpetua la desigualdad y discriminación sexual y las relaciones de opresión.
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