En entrevista en el programa Despierta con Loret, de Televisa, ratificó que “los contratos petroleros otorgados bajo la reforma energética se mantendrán en el nuevo Gobierno” en caso de que una revisión no arroje irregularidades. “Si esto se ve bien, adelante. Es un contrato que tenemos que respetar”, es decir, no se detendrá la entrega de recursos estratégicos a las trasnacionales.
A su vez, respecto al precio de la gasolina, Urzúa afirmó que no puede haber movimientos abruptos y que “estamos pensando en incrementar cada año conforme a la inflación”, aunque López Obrador prometió que no habría gasolinazos.
A diferencia de otros gobiernos “progresistas” que incluyen en puestos de administración claves en el área económica a economistas o académicos de corte heterodoxo o keynesiano, el próximo secretario de hacienda es un ortodoxo declarado.
Quien ocupará el lugar que anteriormente han ocupado personajes como Agustín Carstens o José Antonio Meade, es egresado del TEC de Monterrey y cuenta con una maestría en la universidad de Wisconsin-Madison de Estados Unidos.
¿Un tecnócrata obradorista?
Urzúa ha declarado que la gestión de López Obrador será “responsable” e incluso conservadora en términos de la político macroeconómica, fiscal y monetaria.
Esto significa que no se espera en este rubro sino continuidad en la política de sus antecesores quienes han llevado adelante al pie de la letra los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos que en México y el mundo imponen políticas de ajuste estructural que terminan afectando las condiciones de vida de las masas trabajadoras.
Dentro de las políticas que se mantendrán se contempla el mantener la autonomía del Banco Central (lo que en los hechos significa subordinarse a lo que dicte el FMI), la libre flotación del tipo de cambio (subordinando la economía nacional a la libre especulación internacional) y la disciplina del déficit fiscal (lo que implica reducir el gasto público).
Si bien, el gabinete de AMLO anunciado incluye una gama de personajes de distintos signos políticos o ideologías, no podemos obviar que el discurso “contra el neoliberalismo” que es presentado en algunas ocasiones por Obrador o sus voceros, choca con la realidad con personajes como Urzúa pues no parece dispuesto a tocar un pelo de la actual política económica.
Más aún si contemplamos a otros dos “tecnócratas” que serían parte del equipo: Gerardo Esquivel y Arturo Herrera, quienes podrían ocupar puestos clave en la administración de Urzúa en la Secretaría de Hacienda. Esquivel es doctor en Economía por la Universidad de Harvard y Herrera proviene del Banco Mundial; ambos pertenecen al círculo de economistas mexicanos que son conocidos por el sector financiero nacional e internacional.
Un programa “alternativo” que genera ilusión
El aplastante triunfo de Morena refleja el hartazgo de millones de trabajadores en el país con la actual política económica y con los partidos del Pacto por México que entregaron los recursos naturales al capital imperialista y precarizan las condiciones de vida de la inmensa mayoría.
Morena por su parte, busca diferenciarse del “PRIAN” planteando la importancia que debe jugar el Estado en la economía, asegurar el gasto público en salud o educación y con un ambicioso plan de obras públicas en distintas partes del país que incluye refinerías o trenes bala para fomentar la industria y el crecimiento económico.
No obstante, una y otra vez durante su campaña AMLO ha intentado calmar a los mercados, a las calificadoras de riesgo país y a los inversionistas internacionales justamente planteando que no piensa meterse con ellos.
Los problemas que atraviesa México derivados de la explotación y precarización del trabajo, el desempleo y la marginación, son producto de décadas de aplicación de una política económica enfocada en atraer inversiones que llega buscando altos rendimientos y bajos costos.
México se ha convertido con el neoliberalismo en un país maquilador por una parte y por otra un país donde los grandes capitalistas extraen los recursos del subsuelo dejando a su paso devastación y pobreza. Ninguna mejora a las condiciones de vida de las grandes mayorías va a haber sin enfrentar esta realidad.
La política del próximo secretario de hacienda no solo va a mantener los esencial del funcionamiento macroeconómico actual, sino que puede mostrar su verdadero rostro en un mundo convulso donde todo apunta a conflictos comerciales, choques de monedas y ajustes estructurales (exigidos por el FMI). Ya Urzúa ha declarado que una vez entrado el gobierno de AMLO se discutirá una nueva Ley de Pensiones. |