Diez días pasaron del contundente paro del 25 de junio. El más resonante que se haya registrado en los últimos 17 años, desde julio del 2001, por su nivel de adhesión y la contundente paralización de la actividad económica.
El impacto en todo el país fue enorme, afectando la totalidad de los transportes y los servicios y alcanzando altísimos niveles en la industria. Tan grande que hasta el mismo Gobierno evitó poner en duda el alcance de la medida y se enfocó en cuestionar su utilidad y estimar el costo que tuvo sobre la economía: $29.000 millones de pesos según cifras estimadas por Casa Rosada.
El cálculo del Gobierno no hizo más que poner de manifiesto la riqueza que la clase trabajadora produce todos los días. También plantea, como siempre lo hacen las huelgas generales, quienes son los que mueven los hilos de la economía y quienes tienen en sus manos el poder para dirigir los destinos del país.
Sin embargo, a esa colosal demostración de fuerzas, los dirigentes de la CGT la han utilizado para descomprimir la bronca que existe frente al ajuste, negociar en mejores condiciones con el Gobierno e intentar dirimir las internas que atraviesan a la central.
No sólo nunca estuvo planteada cualquier tipo de continuidad o plan de lucha, si no que el sector “dialoguista” de los “gordos” e “independientes” pretende utilizar la contundencia de la medida para prolongar la vida del desgastado triunvirato que encabezan Daer, Acuña y Schmid, cuando se aproxima su fecha de vencimiento.
Así lo manifestaron este martes, en una reunión realizada en la sede de UPCN, donde se reunieron la mayoría de los miembros del Consejo Directivo, el principal órgano de la CGT. La foto mostró juntos a dos de los triunviros (Daer y Schmid) acompañados por Andrés “Centauro” Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Maturano (La Fraternidad), Mario Caligari (UTA) y Oscar Rojas (maestranza, alineado con Luis Barrionuevo), entre otros.
La idea es archivar la convocatoria para el congreso de renovación de autoridades fijada para el 22 de agosto y estirar la vigencia de la actual conducción, cuestión que deberá ser resuelta el próximo jueves 12 de julio en una nueva reunión de Consejo Directivo.
Del otro lado, los Moyano acumulan fuerza y también reunieron a su tropa este martes, en la sede de la Unión Ferroviaria. El encuentro tuvo como protagonistas a los gremios nucleados en el Movimiento de Acción Sindical (MASA), la Corriente Federal de Trabajadores (CFT)que encabeza el bancario Palazzo y dos importantes gremios industriales como la UOM y Smata.
Precisamente la adhesión de este último es una novedad importante, en medio de un contexto donde la industria automotriz comienza a sufrir las consecuencias de la crisis. Ricardo Pignanelli, su titular, había sido uno de los mimados por el Gobierno gracias a sus servicios prestados. A tal punto, que la Casa Rosada lo consideraba como uno de los candidatos para la nueva conducción de la central. Su acercamiento a Moyano en las últimas semanas es una de las novedades más importantes en el rearmado de la interna sindical que atraviesa la central obrera.
Los empresarios aprovechan y se preparan
La actitud de los dirigentes sindicales es la mejor noticia para los empresarios, que no pierden ni un segundo en prepararse frente a la crisis y la recesión que viene asomando. Mientras la brutal devaluación y la inflación creciente se comen los salarios, los empresarios comienzan a utilizar las clásicas medidas de chantaje como los cierres y“lock out”. La situación registra similares características en Fate, Motomel y Motos Guerrero, por nombrar algunas fábricas.
En Rosario, la gerencia de la fábrica La Virginia fue más allá y dejó ingresar a Gendarmería para intimidar a una delegada y por ende a toda la planta, mientras que en la papelera Materpel de La Tablada fue directamente su dueño el que cumplió la función de matón disparando un tiro al aire para amenazar a los obreros que reclamaban en la puerta.
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Para los empresarios cada crisis es una nueva oportunidad de atacar las condiciones de vida de los trabajadores y arrebatar parte de sus conquistas. Mientras el discurso oficial pregona que “todos deben hacer un esfuerzo”, las patronales aprovechan las situaciones de crisis para bajar el precio de los salarios, sembrar el miedo por los cierres y despidos y aumentar sus ganancias a costa de hacerles pagar una crisis que ellos no generaron.
La situación se complementa con el ataque del Gobierno en la administración pública, donde la recomendación de Dujovne y todo el gabinete económico marcan ir a fondo con el ajuste. Unos de los primeros en sufrir esta nueva ofensiva fueron los trabajadores de la agencia estatal Télam, quienes enfrentan los 354 despidos ordenados por Hernán Lombardi y que son un preanuncio de una situación más general donde se prevén mayores recortes, el congelamiento de los ingresos a la planta del Estado y el fin de los contratos de “asistencia técnica”que actualmente registra a más de 6.000 empleados bajo esta modalidad.
A pesar de las declaraciones de solidaridad con el conflicto de Télam, ninguno de los sectores sindicales que plantean un discurso más combativo han llamado a acciones contundentes de apoyo para con esa pelea. Incluso este jueves, las columnas de los gremios que dieron su apoyo a los trabajadores y trabajadoras de la agencia de noticias no aportaron grandes contingentes.
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El nuevo saqueo en marcha pone a las claras que son ellos o nosotros. En ese contexto cada minuto de tiempo perdido es un regalo invaluable al plan de ajuste del Gobierno y el FMI. La contundencia del paro del 25J mostró la fuerza de la clase trabajadora organizada. La posibilidad de darle continuidad a la medida con un plan de lucha nacional que se plantee seriamente derrotar este ataque es indispensable para que no se repita la historia y ganen los mismos de siempre.
La pelea en las calles es la única garantía que tienen los trabajadores para pelear por lo que empresarios y el Gobierno buscan arrebatar. Así lo mostró el enorme movimiento de mujeres apenas tres semanas atrás, cuando miles de mujeres rodearon el Congreso de la Nación para arrancarle a una casta alejada de la vida de millones la media sanción de un derecho tan elemental como el aborto legal, seguro y gratuito.
Ese camino es el que esquivan como la peste quienes integran la cúpula de la CGT, quienes de paso se encargaron de mostrar cuan alejados se encuentran de ese poderoso movimiento oponiéndose a que las obras sociales costeen los gastos de las interrupciones voluntarias de embarazo y evitando manifestarse a favor de este derecho.
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Recuperar las organizaciones sindicales de manos de los dirigentes traidores para ponerlos al servicio de la lucha es una tarea urgente e imprescindible para los momentos que se vienen. El futuro llegó y en las calles se define si son ellos o nosotros. |