El tercer gobierno peronista resultó del intento de las clases dominantes de contener el ascenso revolucionario a través del propio Perón y su partido. Sin embargo, este gobierno debía aplicar un ajuste que implicaba un monumental saqueo contra los trabajadores. La clase obrera se movilizó para derrotarlo y le impuso a la burocracia sindical una gran acción en las calles.
Los trabajadores enfrentamos hoy una crisis y un ajuste que ya ha puesto en boca de muchos aquel término: Rodrigazo. Hoy el peronismo se juega a garantizar la gobernabilidad a la vez que se prepara como opción para el próximo año electoral. La burocracia sindical, como lo hizo entonces, actúa también como sostén del régimen movilizando poco y tarde, solo para contener.
En 1975 la clase obrera y los sectores populares pudieron imponer la renuncia del ministro Rodrigo, pero no lograron dar una salida para que la crisis no la pagaran las grandes mayorías de trabajadores superando y derrotando a sus direcciones políticas y sindicales. Así, fue la burguesía la que impuso su salida con el golpe de marzo de 1976 que eliminó a una generación de activistas y dirigentes que avanzaban en una experiencia con el peronismo. Este corte en la memoria histórica que impuso la dictadura, las derrotas sufridas con el saqueo de Alfonsín, Menem y De la Rúa, hacen más necesario hoy un balance de cómo actuaron las corrientes en los sindicatos, cómo se coordinaron los trabajadores, qué salidas se proponían y por qué es necesaria hoy una alternativa de clase y revolucionaria.
Presentamos en este dossier artículos que aportan a rescatar lecciones de esta historia reciente.
La insurgencia obrera en el corazón de la industria. Escriben Ruth Werner y Facundo Aguirre.
Rodrigazo: esa mujer que empezó “la batalla de los espejos”. Escribe Lucho Aguilar.
Junio-julio de 1975: la clase obrera contra el Gobierno peronista. Escribe Alicia Rojo.
El Rodrigazo y las coordinadoras de gremios del ’75 (I). Escribe Leónidas "Noni" Ceruti. |