Al principio, éste asedio verde se vio con buenos ojos, porque tanta campaña mediática contra la inseguridad terminaba convenciendo al igual que una publicidad repetida hasta el hartazgo, de que esta fuerza represiva se instalaba para frenar el narcotráfico, pero en menos de una semana se demostró cuál era la verdadera cara de esta ocupación: perseguir, maltratar y hostigar a los jóvenes de las barriadas populares de la ciudad.
Recordemos en el programa de Lanata, un video e informe donde se mostraba que los bunkers después de la llegada de Gendarmería, seguían funcionando igual. Tampoco tardaron en conocerse las denuncias de los jóvenes.
El día 30 de abril, el diario La Capital tituló “Denunció que gendarmes le pegan a su hijo por fumar porro”. Una muestra más de que la juventud es el blanco de los uniformados. Al mes siguiente, el 23 de mayo, el mismo diario dio a conocer la denuncia de “Lucho”, integrante de La Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans.
Así lo explicaba la nota: “El último incidente ocurrió esta semana en barrio Tablada. En plena madrugada, en Ayacucho al 4500, un varón transexual apodado “Lucho” fue requisado por gendarmes, quienes lo obligaron a bajarse los pantalones, pese a la advertencia que les hizo sobre su identidad sexual y la incomodidad que le generaba”. Por su parte. la víctima de estos hechos explicó: “Me terminé bajando los pantalones para no ofrecer resistencia y evitar que me agredieran, que es lo que habían hecho con dos compañeros que estaban conmigo. La situación fue vergonzosa. Les dije que aunque tengo aspecto de varón tengo vagina y me incomodaba bajarme los pantalones, pero querían hacerlo y por eso no me opuse”.
Esta fuerza es la que tiene en su prontuario ser la que espía a militantes sociales con el Proyecto X, y también de armar causas, como sucedió recientemente con la salida a la luz del “gendarme carancho” que se arroja arriba de un vehículo que se encontraba manifestando a favor de la lucha de los trabajadores de Lear.
Estos nos son casos aislados, es un modo de operar cotidiano en zonas conflictivas, no por la cantidad de delitos sino por la potencial conflictividad social en una crisis. Brian de 21 años, del Barrio Godoy en Zona Sur nos contó "Estaba yendo a laburar con mi moto y me paró gendarmería. El gendarme de forma violenta me encaró a los gritos acusándome de que había fumado marihuana, “¡Vos tenés olor a faso!” Me dijo, “te vamos a tener que sacar la moto”.
Yo no había fumado nada y les mostré absolutamente todos los papeles, tenía todo en regla. Al forro no le importó nada, me empezó a empujar, me tiró contra un patrullero, me revisó, me re mil basureó! Eso me hizo poner muy nervioso, le saqué el brazo de encima y le levante la voz, entonces me amenazó que me iban a llevar una noche a la comisaría por desacato a la autoridad y llamó un patrullero, pero me fui antes de que venga. Me cagaron la mañana, perdí el día de laburo y los de tránsito se llevaron mi moto, con la excusa de que el carnet tenía algo mal, todavía no sabemos que es lo que tenía mal”.
Abril de 15 años, estudiante de la escuela Juan Mantovani y del Barrio Las Delicias de Zona Sur declaró “Yo voy caminando por la calle con mi hermana y pasan los gendarmes y te chiflan, te dicen cosas. Cuando espero el bondi en la jefatura para ir a ver a mi mamá, estoy cansada de que pasen los autos con gendarmes y me miren. Te dicen cosas como ay mamita, que linda que estas”.
Bebo, de 18 años, presidente del Centro de Estudiantes de la Juan Mantovani, del barrio Saladillo, nos contó "Estaba en la puerta de mi casa con un amigo fumando un cigarrillo, nos paro la gendarmería, nos dice que nos pongamos contra la pared, yo le contesté que tiene que identificarse y me dice ´sí mirá´, nos hace poner contra la pared, me pateó los tobillos, yo le respondo que por ley no me puede agredir ni tocar, ahí salta otro que tenía la escopeta y me dice ´¡qué ley si vos no conoces las leyes!´.
El que me pateó los tobillos me pregunta si conocía el artículo 2 de de la Constitución Nacional y le digo que no, pero que yo soy presidente de un centro de estudiantes y que tengo posibilidades de enterarme qué dice, entonces le digo ´¿y por qué no me lo dice usted?´. No me responde, sólo me pide el DNI. El de la escopeta se pega la vuelta y me dice que abra el bolso y me lo empieza a revisar, yo le digo que no puede hacer eso y le pregunto ´¿ustedes quieren seguir violando los derechos humanos?
Porque yo conozco al CEProDH, al el MEDH y a la APDH, todos organismos de derechos humanos que tienen un montón de denuncias por esto mismo que nos están haciendo a nosotros, ¿le quieren sumar un caso mas?´ Recién ahí nos dijeron [ ¨disculpen muchachos control de rutina¨. Esto pasa todos los días, yo tengo las herramientas para defenderme, pero muchos amigos, vecinos y compañeros de la escuela no, así es que se los terminan llevando y moliendo a palos".
A esta juventud, es a la que le prohíben tener trabajos dignos, la que se ve obligada a dejar sus estudios para salir trabajar y poder sostener a su familia y a la que se la discrimina por el color de piel y la vestimenta. Los gobiernos le aplican una estrategia preventiva: se reprime a quienes en un futuro deberían organizarse y luchar justamente para evitar que lo hagan. |