Las diferencias estaban claras entre uno y otro. Curiosamente lo que más resaltaba entre el seis veces campeón y el equipo chico trasandino no era la distancia de plantel o jerarquía, sino las prioridades. Mientras que el Xeneize tiene la obtención del título como meta ineludible, Palestino sortea el certamen continental con cierto sufrimiento. Aprovecha para foguearse, pero mira de reojo el torneo local y apunta a no quedar muy mal posicionado.
El partido tuvo condimentos coperos como tantos otros. El micro de Boca fue apedreado camino a la cancha, (aún no se sabe si fueron hinchas xeneizes por error o chilenos) lo que demuestra que ningún lugar está exento de actos irracionales y estúpidos que giran alrededor de esta competición. El primer tiempo tuvo el entusiasmo del local, que por los costados insinuó bastante sin mostrar capacidad de resolución. Boca no hacía pie pero tampoco corría peligro. La irregularidad de Gago y la intermitente dependencia de los visitantes para con él tornan impredecible el nivel de juego del equipo.
Luego de un par de acercamientos locales y una jugada aislada de Torsiglieri, se impuso el peso específico. Marín habilitó por el medio a Chávez, que definió con calma para el 1-0.
Iban 37 minutos y Boca se perfilaba para el entretiempo con una ventaja inmerecida pero no ilógica: en los partidos de Copa, no se juega, se pega en el momento justo.
El complemento tuvo a los de Arruabarrena más aplomados. Palestino insistió y siguió yendo voluntarioso a exhibir sus limitaciones. Boca aparentó esa solidez sustentada en resistir embates estériles. Cada tanto salió con algún pelotazo, consciente de su control del partido. Así fue como Lodeiro (otra vez ingresado en la segunda parte) habilitó con un pelotazo a Palacios, quien en estado de gracia puso el 2-0 tras una corrida. No hubo tiempo ni posibilidades de más.
El triunfo del Xeneize fue trabajoso, pero nunca corrió riesgos. Lo cimentó esa suficiencia propia del grande que se sabe superior y lo usa para controlar el trámite del partido, sin sobrarlo. Ya habrá tiempo de solucionar baches de juego y errores individuales. Boca comenzó su marcha copera.