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9 de julio de 2018 Twitter Faceboock

NACIONAL
Se difundieron cartas de los militares contra Macri: ¿con Cristina estaban mejor?
Rosa D’Alesio | @rosaquiara

Esta semana se conocieron cartas de sectores militares que reclaman un mejor trato. El gobierno cedió a esa presión y les otorgó un mayor aumento en sus haberes. El desfile militar del 9 de Julio suspendido.

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Los primeros anuncios de reformas que comenzaron con el malestar de los militares hacia el Gobierno de Cambiemos, incluía venta de cuarteles, bases e inmuebles de las Fuerzas Armadas; además reducción de personal, el pase a retiro de un importante sector de los oficiales, reducción de traslados al exterior; el proyecto de pasar a los uniformados a otra caja jubilatoria. Según la ley vigente N° 19.101 de Personal Militar, obliga a mantener el haber del pasivo al mismo nivel que el del personal en actividad.

En medio de este malestar castrense, el Gobierno anunció que los militares perciban un incremento en sus haberes del 8 %. A partir de allí comenzaron a circular cartas que manifiesta el enojo de la tropa con Macri. Decidieron no desfilar este 9 de Julio y ahora amenazan con vaciar la Cena Anual de Camaradería de las Fuerzas Armadas, que se realizará en los próximos días.

Ante este malestar el Gobierno decidió otorgarles un aumento mayor y anunció que por razones presupuestarias suspenden el desfile de 5.600 efectivos que había programado en la ciudad de Buenos Aires, por el Día de la Independencia. La movilización de tropas, vehículos militares, aviones y helicópteros superaba los $10 millones. El millonario festejo en Buenos Aires fue trasladado a la norteña provincia de Tucumán, donde desfilarán 700 efectivos militares.

Una declaración emitida por el Foro de Generales Retirados da cuenta de este malestar castrense. Entre otros cosas dice “La cuestión salarial de las Fuerzas Armadas, que estaría siendo reconsiderada, constituye el detonante de una incipiente crisis institucional motivada por la suma de una serie de factores negativos que afectan al Área”.

Reclaman, además, un incremento del presupuesto para Defensa, que hoy es de 0.9 % del PBI. “La falta de adecuación de las Leyes de Seguridad y de Defensa Nacional a las actuales amenazas”.

También se refieren a las política de derechos humanos como “ilegal, inconstitucional y claramente parcializada que derivó en más de 2400 imputados, procesados y condenados y a la fecha 450 muertos en injusto cautiverio” y cuestionan que el actual gobierno no revirtió así como tampoco les otorgó el “reconocimiento y reparación de las víctimas de la subversión terrorista de las décadas de 1960/70 y 80”.

Mientras que un coronel retirado, Jorge Tisi Bañaeñor, publicó una carta en su cuenta de Facebook, allí dice “Sé que la situación no es sencilla y que el gobierno está en una encrucijada a la que no llegó exclusivamente por su culpa. Pero Ud nos mintió .Dijo que acabaría con el curro de los Derechos Humanos. No lo hizo. Prometió que defendería la vida desde la concepción. No lo hizo. Sigue dejando morir en prisión a los viejos, gracias a los cuales Ud. hoy es presidente. Sigue permitiendo y promoviendo que los miembros de las fuerzas armadas emigren hacia las fuerzas de seguridad, no por vocación de servicio, sino en busca de mejoras salariales”. A estás se suman otras cartas que circulan entre los militares donde expresan su descontentó con las políticas de Cambiemos hacia las Fuerzas Armadas.

Militares a la frontera

A partir del 1 de agosto, según lo acordado entre Defensa y Seguridad, alrededor de 500 militares serán trasladados a las fronteras para dar apoyo logístico a las fuerzas de seguridad. El despliegue de esta fuerza, que estará ubicado en los límites fronterizos con Brasil, Paraguay y Bolivia, se encuentra dentro de los lineamientos establecidos por el Plan Escudo Norte, decreto firmados por Cristina Kirchner y prorrogado por Mauricio Macri. Este plan permite que los efectivos del Ejército se establezcan en pueblos y localidades fronterizas.

El otro objetivo que se propone el Gobierno con este plan, es liberar de esas tareas a efectivos de la Gendarmería. El Gobierno necesita contar con más gendarmes en zonas urbanas para enfrentar las protestas sociales frente al ajuste.

Por otro lado el Gobierno examina la posibilidad de otorgar un cambio de rol a las fuerzas castrenses. La ministra Bullrich, quien participó de algunas de las reuniones claves junto al ministro de Defensa, es una de las defensoras de que los militares vuelvan a intervenir en temas de seguridad interior. “Hay que dar la oportunidad a los militares de insertarse en la democracia”, dijo la titular de la cartera de Seguridad.

Para estos fines el Gobierno busca los mecanismo por el cual propiciar un cambio en el decreto presidencial 727, firmado por Néstor Kirchner en 2006, que circunscribió el accionar militar normado por la ley 23.554 a dar respuesta ante agresiones armadas de otro Estado. Cambiemos pretendía derogar solo el decreto y utilizar la ley promulgada bajo el Gobierno de Alfonsín, pero los militares piden que haya un nuevo decreto que reglamenten sus nuevas funciones. Por esto la mesa chica del Gobierno estudia modificar el decreto 727, para ampliar las incumbencias militares en caso de las nuevas amenazas como el narcotráfico, terrorismo y los cibercrímenes. Las nuevas amenazas, como venimos sosteniendo en este diario, es un pretexto ideado por el Comando sur de Estados Unidos, para militarizar América Latina, y el Gobierno de Cambiemos hace todo los esfuerzos que la relación de fuerza le permite para cumplir con estas demandas.

Los militares ¿con Cristina estaban mejor?

Un sector importante de las tropas, en particular los oficiales retirados, aún continúan expresando su total repudio a las políticas kirchneristas sobre derechos humanos, que implicó -luego que el Congreso anulara las leyes de Punto Final y Obediencia Debida- el inicio a los juicios por crímenes de lesa humanidad (que golpeó a un sector de oficiales retirados y de algunos cuadros en actividad). Otro sector, en particular el Ejército en la era de César Milani, apoyaron la idea de buscar reconciliarse con la sociedad bajo el paradigma de “Fuerzas Armadas nacionales y populares”, con la pretendida intención de borrar sus huellas del genocidio y poner así un punto final.

En la última Cena de Camaradería como jefe de Estado, Cristina Kirchner hizo un balance sobre las políticas que tuvieron los tres gobiernos kirchneristas a favor de las Fuerzas Armadas. Hacia el final de su discurso se destaca la intención de separar a las Fuerzas Armadas de la responsabilidad del genocidio.

El 7 de julio de 2015, en la Cena de Camaradería, Cristina Kirchner señaló que esa sería la última vez que asista en su carácter de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, a su habitual cena de camaradería, pero que eso no “no quiere decir que pueda comer con alguna de ustedes, en alguna otra oportunidad, no estaría mal tampoco”. Con estas palabras cordiales inició su encendido discurso.

Resaltó que desde el 2003 a esa fecha se construyó un entramado institucional de la política de defensa, menciona la reglamentación de la Ley 23.554, mediante el Decreto 727, que firmara el Presidente Néstor Kirchner, y también el Decreto 1.729 que dispone equipar a las fuerzas.

La expresidenta destacó que las Fuerzas Armadas han cooperado en todas las misiones de paz, de la ONU enviadas a Haití, Chipre. Lo que no dijo es que las misiones de los cascos azules, integrada por varios países de América Latina, recibieron graves denuncias por violación a los derechos humanos contra el pueblo haitiano.

Entre los logros de su gestión a favor de las Fuerzas Armadas, Cristina Kirchner señaló las reformas de la educación “se reformaron integralmente las Escuelas de Oficiales, de las tres armas”.

También habló del avance en Ciberdefensa y de la recuperación “del rol industrialista histórico que las Fuerzas Armadas desempeñaron en nuestro país” y enumeró las nuevas fábricas militares instaladas, entre ellas Jáchal, San Juan.

Además se refirió al presupuesto destinado a desarrollos tecnológicos y productivos para la defensa, “se multiplicó 70 veces entre el año 2003 y el año 2015. Para que tengan una idea en cifras: en el año 2003, para desarrollos tecnológicos y de producción e Fuerzas Armadas en materia de defensa, se destinaba la suma de 61 millones de pesos; en el año 2015, estamos destinando 4.272 millones”.

Agradeció a las Fuerzas Armadas por haber ‘colaborado’ en catástrofes climatológicas, como en las inundaciones en la ciudad de La Plata y Córdoba y las erupciones de los volcanes en la Patagonia “allí donde hubo una emergencia, los primeros que llegaron fueron nuestros soldados, nuestras Fuerzas Armadas”.

Política que sirvió para mostrar una cara humanitaria de los militares.

Y por último les pidió a los militares que no vuelvan a obedecer a las corporaciones. “Muchas veces también han sido utilizados externa e internamente para defender intereses que no eran los del país, que eran los de grupos y que muchas veces vemos que siguen gozando de los mismos beneficios mientras otros están purgando las penas por las cosas que los mandaron a hacer y les hicieron hacer”. Y a esta versión de la obediencia debida añadió “Por eso yo quería en esta mi última Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas, convocarlos a que nunca más, nunca más se dejen llevar por un canto de sirenas”.

El final del discurso de la exmandataria dividió aguas. Los sectores militares que todavía pugna para que se reconozca que durante la última dictadura militar se libró una guerra, y que ellos salvaron a la patria de las amenazas de la subversión, despreciaron los dichos de Cristina Kirchner, aun cuando muchas cosas de las que enumeró hayan significado un verdadero avance para las Fuerzas Armadas.

Esta versión endulzada de los crímenes cometidos por los militares, no estuvo dirigido a los sectores de la oficialidad, sino al sector que apoyó las políticas de reconciliación como Milani.

Cristina, con su canto de sirena, pretende ocultar que el golpe cívico-militar fue preparado por el sector concentrado del empresariado junto a las Fuerzas Armadas, la Iglesia y políticos de los partidos burgueses como el PJ, la UCR, entre otros.
Y una vez más el objetivo de Cristina Kirchner fue mostrar que bajo la gestión k, las Fuerzas Armadas habían sido transformadas, porque los genocidas purgaban sus condenas, y porque recibían una nueva educación al servicio de la patria. Un discurso a favor de la reconciliación que les sirve a las nuevas camadas de militares que no quieren que se los involucren con la última dictadura militar, lo que no significa que repudien el genocidio de clase.

Es tan falso lo que sostiene Cristina, que la presencia de César Milani la desmiente. Las ‘Fuerzas Armadas nacionales y populares’ estaban llenas de genocidas. El Ejército contaba por entonces con 3.381 miembros que provienen de la dictadura, la Armada con 543 oficiales y 759 suboficiales y la Fuerza Aérea con más de 600 oficiales y 1.700 suboficiales que bajo la administración de la exmandataria continuaban en funciones desde la dictadura.

Pero el objetivo central del discurso de Cristina Kirchner fue el de recomponer el brazo armado del Estado. En tanto Macri tiene serias dificultades para avanzar en este objetivo. Sus políticas no conforman ni a propias y ajenos, y no le queda otra que hacer algo con la herencia recibida. El Escudo Norte lo demuestra.

Macri no tiene la autoridad de Cristina, que logró acercar a los uniformados con sectores de sociedad al tiempo que continuaban los juicios de lesa humanidad, mientras los archivos de la dictadura permanecieron cerrados y los pocos que se abrieron no aportaron a la lucha por juicio y castigo. Eso sí que es hacerles un flaco favor a los militares.

Mientras Macri pretendió desmentir el número de desaparecidos, habló de guerra sucia, buscó acabar con los juicio y aplicar el 2x1, pero fracasó. Su intención, como la de todos los partidos burgueses, con distintos relatos, es borrar la perspectiva de la revolución que se inició en el proceso de insurgencia obrera desde el Cordobazo hasta el golpe del 24 de marzo de 1976. Por eso la lucha por juicio y castigo a todos los genocidas y por los 30.000 desaparecidos, es la lucha por esa perspectiva histórica. Continuar con esta lucha implica oponerse al aumento presupuestario para reequipar a las Fuerzas Armadas y a los ejercicios conjuntos con imperialismo y el Estado asesino de Israel; es además pelear por impedir que las bases militares yanquis se instalen enla región y denunciar las que ya están instaladas.

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