Bajo el lema “La Patria no se rinde”, distintas organizaciones y personalidades opositoras realizaron esta tarde un acto con motivo del Día de la Independencia. El eje central fue el rechazo a la política económica del macrismo, y en especial, al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
El evento fue la continuidad de aquel realizado el 25 de Mayo bajo la consigna “La patria está en peligro”. Según las estimaciones de los cronistas de La Izquierda Diario la convocatoria de este lunes fue significativamente menor a la de aquella fecha.
Junto a los artistas, se pudo ver a dirigentes como Hugo Yasky, Pablo Moyano y Roberto Baradel entre otros; ex funcionarios como Axel Kicillof; organizaciones como el Movimiento Evita y Libres del Sur; diputados nacionales como Felipe Solá y Daniel Arroyo (FR) y Agustín Rossi (FpV).
Allí estuvieron también La Cámpora, Nuevo Encuentro, intendentes como Fernando Gray o Jorge Ferraresi, el ex gobernador Sergio Urribarri, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto; movimientos como la CTEP y la CCC. También pudieron verse banderas del gremio de Camioneros, de la CGT y de la CTA, entre otros.
El documento (que fue leído por Carolina Papaleo y Gerardo Romano) tuvo un contenido de denuncia lo suficientemente general como para proponerse abarcar a todos los descontentos con las políticas del macrismo.
Con rechazos al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y denuncias sobre los dos años y medio de gestión macrista, el texto leído denunció el deterioro de las condiciones de vida de las mayorías y a los que siempre ganan.
Sin embargo, tan importante como lo que se dijo es lo que no se dijo en el acto. Empezando por el rol que han cumplido varios de los presentes durante estos más de dos años de macrismo.
Entre ellos, resaltan muchos de los “dadores de gobernabilidad”, sin los cuales el ajuste de Macri no habría podido llegar hasta el día de hoy. En el Congreso Nacional, esto cabe tanto para el Movimiento Evita o para los referentes del Frente Renovador presentes hoy. En ambos casos, esas fuerzas avalaron leyes como los Presupuestos 2017 y 2018 o el acuerdo con los fondos buitre, que fueron claves para que avance el ajuste macrista.
Los mismos gobernadores e intendentes, varios de los cuales estuvieron hoy en el acto, no se distinguen del macrismo a la hora de aplicar el ajuste en sus territorios.
En cuanto a los dirigentes sindicales, resalta el rol de referentes como Hugo Yasky o Roberto Baradel, que no solo no han puesto en pie verdaderos planes de lucha en sus sectores (a pesar de los fuertes ataques), sino que además han dejado prácticamente aisladas a duras luchas como las de los docentes de Neuquén o los de Chubut. A eso se puede sumar que también han dado un muy escaso a apoyo a los trabajadores del subte, enrolados en la CTA.
Estos silencios del documento, en última instancia, son funcionales a la política de unidad del peronismo hacia las elecciones de 2019. Esta unidad no solo implica un débil enfrentamiento a los ataques de hoy (más bien una estrategia de capitalizar el descontento en las urnas), sino también la convergencia con sectores que apoyan las políticas de Macri (aunque a veces con alguna diferencia discursiva).
Por estos y otros motivos es que en el documento, más allá del tono de su retórica, no se plantearon las medidas necesarias para terminar con la subordinación al imperialismo, tales como el no pago de toda la deuda pública, como propone el Frente de Izquierda.
Sin embargo, es notorio que otras medidas que sí planteó el documento, como rechazar solo la parte de la deuda tomada bajo el macrismo, o implementar la nacionalización de la banca y el comercio exterior (aún con los límites de cómo se plantearon), sobresalen por estar ausentes en los programas y plataformas de todos los dirigentes del peronismo presentes, con quienes es impensable llevarlas adelante. Muchos de los dirigentes kirchneristas presentes este lunes en el acto, se negaron incluso a implementar estas medidas parciales durante 12 años de Gobierno. Muy por el contrario, durante ese tiempo se pagaron más de 200.000 millones de dólares de deuda externa, se mantuvieron privatizados los servicios públicos esenciales y los principales resortes de la economía continuaron en manos del gran capital extranjero, entre otros puntos que siguen explicando el atraso y la decadencia del país. |