Hace poco terminó de rodar la pelota en Moscú y las noticias siguen mostrando lo que hay detrás de sus protagonistas. Macron, el presidente que expulsa decenas de miles de inmigrantes todos los años, festeja los goles de un equipo plagado de hijos de refugiados africanos. Es que quiere recuperar parte de su imagen, que ha caído en los últimos meses a niveles récords. Es que el jefe de Estado ha encarado un brutal ajuste que implica privatizaciones, recortes sociales, ataques a los derechos y pensiones de millones de trabajadores.
Mientras Macron recorta los gastos que afectan a la educación y la salud de millones de chicos y jóvenes, sobre todos los que viven en los suburbios de las grandes ciudades, uno de ellos lo ha dejado en evidencia.
Otra vez, se trata de Kylian Mbappé. El 10 de la selección francesa, elegido como la revelación del Rusia, decidió donar sus ganancias a Premiers de Cordee. Se trata de una organización que brinda instrucción deportiva gratuita a niños hospitalizados y discapacitados.
Después de hablarlo con sus familiares, que crecieron en uno de los banlieues de las afueras de París, Mbappe decidió donar los 550.000 dólares que recibirá en la Copa del Mundo (29.000 dólares por partido, más un plus de unos 350.000 dólares por ganar la final). Es cierto: Mbappé es una de las estrellas del PSG y sus goles están valuados en cifras millonarias que exceden ese premio. Pero aún así es toda una contracara del presidente francés, que mientras recorta los “gastos sociales” gasta 26 mil euros en una sesión de maquillaje.
El sector salud es uno de los que viene sufriendo los recortes más brutales. Eso ha llevado a la movilización y las huelgas de trabajadores y trabajadoras de la salud, que han sido parte de las acciones generales de los últimos meses. El extremo ha sido una ola de suicidios entre internos y pasantes de distintos hospitales, como ha ocurrido en el hospital de París o Estrasburgo. También paros por las condiciones salariales y de trabajo en el Hospital de Burdeos, Havre o Toulouse. Las condiciones de hospitalización son terribles para muchos ancianos, pacientes psiquiátricos y mujeres. Madres que tienen que dormir en el piso para acompañar a sus hijos enfermos y otras que tienen que trasladar sus cuerpos a la morgue caminando por falta de personal o medios hospitalarios. Esas son las consecuencias del ajuste en la salud.
En los últimos años, la pobreza infantil aumentó un 20 %. Hoy uno de cada cinco niños franceses vive en condiciones de pobreza. Si crecen en los barrios de Mbappé esas posibilidades aumentan mucho más.
La donación del 10 no va a poder solucionar ese drama. Solo podrá hacerlo la lucha de los trabajadores de la salud junto a los ferroviarios, las maestras y el resto de la clase trabajadora. Pero pone otra vez en evidencia la miseria del gobierno del hombre que festeja los goles de los “refugiados” que está dispuesto a expulsar. |